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Analizamos la relación entre las paellas, la gravedad y la estupidez humana

Cada día es una nueva oportunidad para cagarla con una paella.
Fail paella
Todas las imágenes modificadas vía Twitter

En pleno siglo XXI nos hemos dado cuenta de que la conjunción de los conceptos “paella” y “gravedad” constituye un buen detector de capullos, de personas flipadas que buscan la gloria mediante un acto supuestamente extraordinario y que fracasan estrepitosamente a la hora de ejecutarlo. Buscan el reconocimiento y la veneración y, gracias a Dios, solo obtienen un maravilloso y brillante fracaso. ¿Qué pasaría si esta gente consiguiera sus objetivos? Probablemente se convertirían en unos tiranos.

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Hace unos días, “La ley de la paella y la gravedad” destapó a estos dos tipos y ahora ha vuelto a sorprendernos presentándonos a estos genios:

Es innegable la calidad estética de la instantánea, con esa composición perfecta y esos rostros que expresan más de lo que hay —ya se ha hecho la típica comparación con un cuadro de Caravaggio— pero solo escudriñándola con incisivo detalle podremos llegar a comprenderla y descubrir todas las emociones que se concentran en su seno.

¿Qué nos muestra esta imagen? Bien, parece claro: una familia (o algo parecido) acaba de cocinar una paella y la está mostrando a un público indefinido, probablemente otros familiares no presentes a los que le mandarán la misma foto por WhatsApp, o incluso, aspirando a más, a una audiencia desconocida de alguna red social, buscando esa recompensa tan gratificante de los likes y los retuits.

Fail paella

La estructura principal del cuadro delimita claramente las intenciones de los personajes en escena. Cuatro elementos totalmente diferenciados. Concretémoslos.

Fail paella

Tenemos a los dos tipos de arriba, esos seres que, mediante este juego de muñeca, buscan la gloria y la fama (fijaos en el “radical” gesto de la mano del de a izquierda y en el rostro orgulloso del de la derecha). En el centro tenemos “el accidente”, motor de toda esta escena. A la derecha está esa señora que representa el horror, la consecuencia de esos actos innobles de “los de arriba” que posteriormente pedirá justicia.

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A la izquierda está el inocente, ese personaje que, intuyendo cierto drama, pretende salir del plano para no estar relacionado con la epopeya fallida, busca la absolución y por eso aparece medio fuera de plano, huyendo de la foto, literalmente. A su lado está el señor, al que volveremos dentro de unos párrafos más abajo. En la sección inferior está la víctima, esa superficie en la que se derramará la paella, esos manteles baratos —hechos con papel de periódico— inocentes que no tienen nada que ver con la gravedad, la paella o los capullos. Ellos sufrirán todas las consecuencias de unas políticas detestables, de las ansias de grandeza de unos pocos que se lo cargarán todo y dañarán a los más débiles y desprotegidos.

Fail paella

De la misma forma, podemos establecer esta composición triangular que claramente nos mostrará una estructura de poder. Arriba, los poderosos y vanidosos que controlan el mundo y toman unas decisiones que solo responden a sus propios intereses, en fin, las grandes corporaciones y la casta. Estos tomarán unas decisiones cuyas consecuencias solo serán perjudiciales para los de abajo. En el medio (la señora) está el poder político, ese ente que tiene que justificar y tapar toda la mierda que los de arriba vierten sobre la población.

El contrato social hará que tengan también que fingir una protección ciudadana y por lo tanto exigirá justicia y castigo pese a saber perfectamente que nunca sucederá nada, pues, en el fondo, el poder político también ha ayudado a cocinar esta paella. Abajo, como hemos dicho, esta esa masa obrera sin rostro representada con papeles de periódico reciclados, la superficie sobre la que caerán todas las consecuencias de unas políticas de mercado que revientan la sociedad de bienestar y los derechos fundamentales de todas las personas.

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Esta caída de paella, por lo tanto, es la representación gráfica de una estructura de poder que oculta sus intenciones reales (poder, fama) y que utiliza el populismo (representado en forma de paella) para ocultar sus objetivos reales. En fin, aquí tenemos las sociedades neoliberales.

Fail paella

Centrémonos ahora en el vino. En esta fotografía digital el vino es un elemento clave. Fijémonos en ese señor (del que aún no hemos hablado): ¿verdad que da la sensación de ser el único al que esta situación se la suda completamente? Y, ¿por qué? Él es el único que está tocando su copa de vino y parece ser que quien toque el vino estará en un plano existencial distinto del resto de los presentes, flotando en una neblina etérea, dentro de una dimensión desplazada de la realidad, un ensueño existencial en el que la verdad será revelada. Ya conocéis el dicho, el vino como elemento espiritual: in vino veritas. Ese contacto con el jugo de los dioses le hará estar por encima del resto de los mortales.

Podríamos incluso decir que ese personaje tiene una presencia fantasmal, en el sentido más estricto de la palabra: está muerto. Los otros individuos del cuadro no conocen su existencia y no puedan percibirlo, pues el señor este murió hace años en un accidente de avioneta. El tipo aparece cada año en esta reunión familiar que se hace en el pueblo, para compartir un momento con ellos. Miradlo bien, esa luz cegadora que mancha su rostro nos puede invitar a pensarlo como una entidad celestial que habita en otro plano existencial.

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Fail paella

De la misma forma, gracias al vino nos podremos adelantar al drama, pues ese otro vaso esquinero, apoyado en el margen de la mesa, a punto de caer, ya nos indicaba que una tragedia estaba cerca. El vino es el elemento de la verdad que anuncia la muerte y dota a quienes lo ven de una lucidez inimaginable.

Fail paella

Es el anciano también la única pieza de este rompecabezas que aparece sentada, pues él no busca lo mismo que los otros personajes del cuadro (reconocimiento, poder, inocencia o castigo) y no se sorprende ante el accidente porque esta criatura divina, muy probablemente, ya conocía el desenlace. Porque sabe que todo es cíclico y sabe que esta paella ha caído millones de veces y que volverá a caer otros muchos millones de veces.

Las sociedades cometen eternamente los mismos errores y el mal existe a la par que el bien y todo confluirá en un devenir eterno. Existen guerras más elevadas que la lucha de clases, la existencia de un horror cósmico que convierte a los humanos en estúpidas marionetas para seres ancestrales que siempre han vivido y vivirán entre nosotros. La presencia de este anciano nos revela este otro mundo dormido donde el bien y el mal más puros llevan peleando eternamente. Esto es lo que nos dice esta foto de la paella.

Sigue a Pol Rodellar en @rodellaroficial.

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