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Noisey

"Viene la crisis final del capitalismo, esa que todos esperamos": Gianluca

Conversamos con una de las propuestas jóvenes más representativas de la escena independiente de la música urbana chilena sobre las protestas en su país, capitalismo, reggaetón y desigualdad.

El arte puede convertirse en un arma política y poderosa para manifestarse y exigir derechos. Latinoamérica tiene historia con esto. Artistas como Charly García, Víctor Jara, Silvio Rodríguez, Mercedes Sosa o Los Prisioneros, solo por citar algunos, son autores de melodías que terminaron siendo bandas sonoras que retratan períodos oscuros para América Latina.

Este año en Puerto Rico los artistas más importantes y representativos de ese país fueron pieza clave para masificar las exigencias de los puertorriqueños y pedir la renuncia del exgobernador Ricardo Rosselló. Algunos medios llegaron a decir que lo que había pasado era "una revolución artística".

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Chile lleva sumergido en una serie de protestas sociales desde octubre del presente año, luego de que el presidente Sebastián Piñera decidiera subir 30 pesos el precio del pasaje del metro. El alza fue la punta de partida para que manifestaciones ciudadanas tomaran el país y se diera el estallido social. "No es por 30 pesos, es por 30 años de abuso" es una de las consignas que más se ha escuchado en las calles. Varios artistas chilenos se unieron a los ciudadanos para apoyar las manifestaciones: Ana Tijoux, Princesa Alba, Pablo Chill-E, Gianluca, Mon Laferte, Gepe y más.

Consignas y canciones de los exponentes más conocidos de los géneros urbanos están siendo tomados por los jóvenes que salen a manifestar. En las calles chilenas se puede leer pancartas con letras de Daddy Yankee, Anuel, Bad Bunny, Pablo Chill-E y Gianluca, y oír sus canciones con partes reemplazadas por las exigencias de los manifestantes. "Hay una generación de artistas nueva que representa a la juventud, y este movimiento que está sucediendo en Chile tiene que ver mucho con la juventud y nuestros reclamos para tener una mejor calidad de vida", dice Gianluca Antonio Abarza Caro, artista chileno de 23 años conocido por temas como "Amor platónico", ft. Orodembow, y "Summer Love", ft. Princesa Alba. Gianluca es representante importante de la nueva generación de la música urbana chilena, latinoamericana y manifestante activo en las protestas de su país.

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Me senté a hablar con él en medio de la promoción de sus conciertos sobre cómo la música urbana está sirviendo de catalizador para protestas sociales, sobre capitalismo, reggaetón y más.

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VICE: ¿Por qué crees que los manifestantes chilenos llevan carteles con letras de canciones populares de la música urbana?

Gianluca: Hay ciertas frases que son políticas; por ejemplo, una canción que se llama "Facts", de Pablo Chill-E, es sobre política y tiene líneas que funcionan directamente en ese contexto. Pero también ha sucedido que cambian frases de las canciones, como vi que se hacía con canciones de DrefQuila, Ceaese y Princesa Alba. La gente tomaba ciertas frases y les cambiaba palabras para que tuvieran relación directa con lo que estaba pasando, pues las canciones hablan en realidad de otras cosas. Yo creo que eso tiene que ver con que hay una generación de artistas nueva que representa a la juventud, y este movimiento tiene que ver mucho con la juventud. De ahí nace el ímpetu y el ir a marchar de una forma nunca antes vista, sin miedo. Eso hace que el Gobierno responda de manera violenta y saque a los militares a la calle. Me alegra mucho, dentro de todo lo triste y lo terrible, ver que la mayoría de los artistas urbanos están usando su voz. También están saliendo a las calles, tocando en vivo y la música chilena en general se está movilizando por esto, es una cosa que nos compete a todos.

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¿Piensas que lo que está sucediendo es propio de la música urbana o también de otro género? Porque si nos remontamos a lo que pasó antes en Puerto Rico, venía por ahí igual también.

Yo creo que tiene que ver con que es la música que en general más escuchan los jóvenes, pero también con lo que hablábamos: es la generación nueva, la generación pujante. No vivimos la última dictadura, no tenemos trauma o miedo. El Gobierno está acostumbrado a callar porque así se hacía en la dictadura pasada, y esa es la herida que se abrió. Yo pienso que por eso el Gobierno saca a los militares a la calle: para generar de nuevo un trauma en la cabeza de la gente que ya lo vivió y que es duro. Realmente en Chile todo lo que se está tratando de meter en la tele, como el desabastecimiento, tiene que ver con asustar a los adultos para que el país se “normalice” y que la situación que está ahora no dure mucho tiempo más. Pero la gente está súper despierta. Yo siento que igual en una revolución y en este tipo de problemáticas sociales y políticas tan grandes hay una contrarrespuesta; si sacan a los militares a las calles también habrá una respuesta de la gente. Hay un montón de detenidos, desaparecidos, tal como si fuese una dictadura, está súper duro.

En el mundo hay un revival de los gobiernos de ultra derecha. ¿Crees que la música urbana está en donde está en Latinoamérica y en el globo como una contrarrespuesta a este tipo de gobiernos? Porque la música urbana, claramente, viene de las calles… Aunque viene de la calle igual es súper capitalista. Yo siento que lo que pasa con los gobiernos (y lo que se está mostrando en Chile) es que viene la crisis final del capitalismo, esa que todos estábamos esperando. El final de la película del capitalismo. En Chile el capitalismo está implantado desde hace tanto tiempo de una forma tan dura desde la dictadura, que la desigualdad es tremenda. El país se ve bien por fuera, pero internamente es horrible, todo es privatizado. La misma Constitución fue hecha en la dictadura, entonces desde la base del país, que es la Constitución, está ya todo mal. Somos el único país que tiene la Constitución de la dictadura. Ahora yo tengo la esperanza de que esto hará que la historia cambie. El pueblo de Chile tiene mayor poder del que tenía antes en el sentido en que sabemos que podemos cambiar las cosas nosotros. Esto fue una explosión, yo creo que no va a parar hasta que haya un cambio real.

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Ahora que has sido una de las caras más visibles en Latinoamérica por las protestas, ¿sientes que tu música debe hablar de lo que ha sucedido en tu país?
La verdad creo que mi música habla de lo que me pasa, de lo que siento, de lo que pienso, las cosas que vivo, etcétera. Entonces lo que esté pasando actualmente en mi país, sí o sí me afecta, y yo siento que toda la música aunque no hable de política directamente, termina siendo política. Entonces siempre hay algo, un trasfondo. La escena chilena tiene muchos mensajes; Pablo Chill-E, Polimá…, en general hay muchos mensajes detrás de lo que uno puede escuchar a primera vista. Y claro que ahora también estoy escribiendo un par de cosas que tienen que ver con Chile. Yo creo que esto [hacer una canción sobre la situación de Chile] depende mucho de si este movimiento sigue, porque hay una incertidumbre de qué va a pasar; van tres semanas y a mí me dicen que al país lo están “normalizando”. Por ejemplo, la gente ya entró a trabajar, los niños a estudiar, pero está súper raro todo, la policía sigue reprimiendo, sigue habiendo marchas, entonces esto puede ser una nueva normalidad que dure mucho tiempo, como ha pasado en países que han estado en crisis en Latinoamérica. O puede ser que dure menos. De ahí sabremos para qué lado se va a movilizar el arte en general, porque una cosa así moviliza el arte de un país, tanto la música como el cine, la pintura, el teatro, la fotografía. Todo se modifica, la gente que es creativa en general en Chile, si es que está en Chile ahora mismo, está registrando lo que está pasando. Están trabajando en lo que está pasando en las calles, haciendo documentales. Hay mucha energía en eso porque está ahí, y todos queremos que cambie y que se reforme todo de la manera que tiene que ser, como lo merece la gente de Chile.

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¿El arte tiene la obligación de hablar de coyunturas políticas y sociales?
No, yo creo que no, pero naturalmente cada uno es influenciado por lo que está pasando, de una u otra manera. Se puede hablar directamente como lo haría quizá un rapero político como Portavoz. A él sería normal verlo hacer un rap de protesta, pero yo creo que cada uno va a seguir haciendo su línea, su música. Aunque sí, pienso que influencia de una u otra forma, uno quiera o no quiera ya lo tiene en la cabeza.

Pero, como tú lo dijiste, el reggaetón y el trap son géneros que se benefician mucho del capitalismo y consumismo.
O sea que nacen de ahí, igual que toda la cultura. Ahora mismo dependemos mucho de aplicaciones digitales, y eso ni siquiera seguridad social o seguro para gastos médicos tiene. Uno trabaja repartiendo cosas o independiente. Uno se autoexplota, y es lo que te hablaba antes de la crisis del capitalismo. Yo siento que el rap ya es súper capitalista, pero el trap llevó eso a un exceso, y la música urbana actual también.

¿Ves una contradicción en que la música urbana sea una especie de contracultura y dependa de fenómenos tan capitalistas?
Yo en lo personal hago algo que no es directamente una adoración del capitalismo, como quizá lo hace más el mainstream urbano, pero esto tiene que ver con la sociedad. Yo no creo que esté mal. Como que también esa adoración existe en general: al dinero o a tener más cosas…

Muchas canciones de la música urbana hablan de eso: de quién vende más o quién tiene más. Eso siempre lo tienes ahí. Y si sacas una canción y no llega al millón o a los cinco millones de plays, tú dices que es un fracaso. No sé si tú, pero digo, ahí estás también haciendo esta adoración a esa cultura.
Claro, y en general está debajo de todo lo que pasa; sobre todo en países como Chile y México, que son capitalistas súper influenciados por Estados Unidos.

Creo que nadie tiene la respuesta a esta pregunta, pero ahorita que tu país está tan caliente y eres parte de un movimiento bastante importante en Latinoamérica: ¿cómo crees que puede disminuir la desigualdad?
Yo creo que tiene que haber nuevas formas de gobierno, por eso también te hablaba sobre la crisis del capitalismo. Creo que las políticas antiguas, los sistemas de política que ya están hechos e inventados, son retrógrados. Están en otro flow, son de sociedades antiguas, no es política del 2020. La verdad yo no soy político, y puedo sonar muy básico, pero para eliminar la desigualdad hay que partir porque los ricos paguen más impuestos que los pobres y tiene que haber un equilibrio: las empresas tienen que pagar lo que tengan que pagar en impuestos. Hay un montón de empresas en Chile que no pagan impuestos, hay casos de corrupción que no son corrupción cotidiana. Sebastián Piñera tiene casos de evasión de impuestos gigantes. También hay que ser más rigurosos en ese sentido. En Chile es súper fácil [evadir impuestos] para los empresarios, muy muy fácil, tal como en Estados Unidos; la política de Sebastián Piñera es la misma de Donald Trump. También tiene que ver con que hay una desconexión entre la gente y la política súper dura. En Chile, por lo menos en mi generación, hablo por mí, nunca conversamos de política.

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