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La garra Puma mantendrá su filo con la capitanía de Gerardo Alcoba

Después de la penosa salida de Darío Verón, el cuadro de la UNAM relevará el peso de la mística Puma y la posará sobre los hombros de Gerardo Alcoba, el nuevo pastor entre felinos.
@pumas.mx

La bronca entre Darío Verón y Juan Francisco Palencia desembocó en un acto trágico: una despedida a regañadientes, sosa, para el máximo representante del trapo universitario en la última década. Hay que guardar las buenas costumbres, pensó la directiva; su gesto deus ex machina.

La injusticia e indiferencia de la directiva se burlaron de la afición, como lo hizo cuando Ismael Sosa pasó a vestir el trapo atigrado de la UANL. Ya no hay paso atrás, Verón regresará a casa para terminar los últimos años de una carrera brillante y, quizás, por qué no, regresar tiempo después al país que le vio ganar cuatro campeonatos de liga como asistente o director técnico. El supuesto partido de despedida confirmado por el Presidente del Patronato, Rodrigo Ares de Parga, ya no sabrá igual después del indigno trato que se le dio el 4 universitario, número que para muchos (me incluyo) debería ser retirado ese mismo día.

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Los clubes grandes tienen historias de amor y desamor con sus jugadores y directivos, y como tal, los Pumas de la UNAM están destinados a dar la media vuelta y seguir con los objetivos para el próximo torneo. La afición está sedienta de triunfos, pues la sequía se ha demorado más de lo esperado.

El draft de la Liga MX desató opiniones encontradas entre los seguidores del cuadro del Pedregal. Pero siendo objetivos, la alineación no luce nada desalentadora. Las incorporaciones de Joffre Guerrón, Maura Formica, y Nestor Calderón, el regreso de David Cabrera, y la renovación del que ya se había despedido, Abraham González, más la efectividad y calidad de Nicolás Castillo, le dan a Pumas razones para soñar el próximo torneo, mínimo, con la Liguilla asegurada. Pero quizás la incorporación más valiosa es aquella inmune a los turbios acuerdos, "pactos de caballeros", y cifras sustanciosas; la entrega de Gerardo Alcoba será el arma más peligrosa de los felinos.

"Ya he tenido la oportunidad [de ser capitán] en otros equipos, en la mayoría, el capitán sólo es uno, el que lleva la cinta, pero me gusta apoyarme y escuchar a mis compañeros, que me colaboren, me ayuden, y si me toca me siento capacitado. Tendré mis errores como los tengo diario, pero alguna vez acertaré y trataré de ayudar a los jóvenes".

Son las palabras del nuevo capitán del Club Universidad Nacional, un hombre que pasó a encarnar la mística Puma de la que tanto se pavonea este equipo y su hinchada, ahí ante la mirada orgullosa de la Biblioteca Central y Rectoría, luego de marcar el cuarto gol que le dio vida a sus 11 en la final de 2015 frente a Tigres.

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El momento en que la mística auriazul se materializó en la diestra de Alcoba

La ausencia de Verón seguirá pesando. Siempre. Aunque una despedida a su altura hubiese aliviado un poco el dolor. Ahora, el viento sopla en otra dirección; es el turno de Alcoba de navegar por aguas más estables a un plantel que apostará por la juventud a lo largo de la competición. El uruguayo cuenta con la experiencia y el carácter para delegar obligaciones, enseñar, corregir, ajustar, y apoyar a los suyos ante las cámaras y detrás de éstas. Los Pumas no pudieron haber pedido un mejor fichaje, a un heredero nato de la central azul y oro.

No sólo será el capitán de aquel inmenso barco, también tendrá que hacerle a la diplomacia, principalmente con "Paco" Palencia, dupla importantísima que podría garantizar el éxito en conjunto o una revuelta más. La entrega, el ímpetu, y las ganas de trascender, de no dejar de combatir hasta que ya no se pueda más, todo esto estará a salvo con el nuevo centinela auriazul uruguayo, ahora que el 4 ya no está, pero que no por ello dejará de ser.

"[…] he tomado todos los caminos: el bueno, que me dio todo, y el malo que me dio nada".

La garra mantendrá su filo.