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Música

Nostalgia Noisey: Reflexiones delirantes del “Cacique de la Junta” sobre la muerte

Recordando cuando Diomedes nos puso a pensar en lo complejo que es morirse.

Nadie quiere morirse, ¿sí o qué?

Y nadie supo decir esto mejor en vida que el más grande juglar de la música vallenata, Diomedes Díaz.

Bueno, siendo muy francos, su poética se le estaba embolatando un poco al momento de dejarnos estas reflexiones, pero se puede develar entre este trastabillar lingüístico, que este hombre procuraba ser amigo de la palabra a pesar del nivel etílico que trajera entre pecho y espalda.

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Tal y como lo conocimos en sus eternos himnos al amor, a la vida y a la juerga sagrada, en esta entrevista Diomedes se zambulle a explicar el concepto más temido por los vivos, y en un mar de palabras que por poco lo ahogan, entretiene por un rato al también finao Ernesto McCausland.

Como era de costumbre, tenía la lengua más enredada que nunca, y pues todos sabemos por qué.

La reflexión final, es un compendio de verdades de a puño dichas a los riendazos, eso sí, con un nivel de delirio que raya confusamente en la belleza poética, y que sin una traducción adecuada, se vuelve imposible de entender.

Aquí traducimos algunas de estas cavilaciones:

1. La muerte no natural de un amigo cuando es joven, duele como un putas.

2. La muerte de una cucha ya bien jodida, bien anciana, vale huevo. Mejor que se vaya a descansar.

3. Los demás valen mierda. En este mundo solo importo yo, incluso si estoy muerto.

4. Los borrachos no queremos morirnos a pesar de que todo el mundo piense lo contrario.

5. Si tuviéramos certeza de que del otro lado del túnel hay farra, pues nos vamos hps.

6. Lo peor de estar muerto no es el dolor que se deja a los vivos, es el calor tan macho que hace bajo tierra, sobre todo en esos pueblitos de la Guajira.

7. Siempre existe la esperanza de que cuando estemos bien añejos, a punto de chuletiar, la ciencia ya nos tenga preparado algún invento para vivir otro poquito.

8. Planea tu entierro como una feria de pueblo, lleno de vendedores ambulantes, chorro y pasteles de yuca.

9. Déjale a tu viuda unos buenos antidepresivos para que no llore tanto por ti, o más bien harta platica que al final cumple la misma función y hace menos daño.

10. Asegúrate de dejar por lo menos una docena de viudas por si la titular se lesiona.