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¿Qué pasa cuando ves videos extremos en tu infancia?

A menos que formes parte de la generación infernal de Sanpchat que ve videos de Pewdiepie, es casi seguro que hayas visto un video de que te marcó de por vida en la infancia.

Un grupo de niños viendo la mutilación de una persona vía Flickr.

A menos que formes parte de la generación infernal de Sanpchat que ve videos de Pewdiepie, se toma el líquido de los cigarros electrónicos y habla de ser panromántico o algo así, es casi seguro que hayas visto un video que te marcó de por vida en la infancia. Todos recordamos la primera vez que entramos a una página mala. Con nuestra mamá en la recámara de al lado y tú con el tiempo contado para usar la computadora como un prisionero de guerra. Pero hoy es el día. Hoy es el día en que por fin vas a dar clic al pop-up con la foto de unas chichis. Unas chichis cubiertas de un líquido blanco. ¿Qué es eso? Pues estás a punto de averiguarlo.

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Lindsay Ip, una sicóloga infantil que trabaja con la Clínica de Terapia Privada, afirma que este tipo de actividad presexual en línea puede ser dañina para los niños. "La primera imagen pornográfica puede ser perturbadora para los niños. Lo he visto en mis pacientes. Esas imágenes aterran a algunos niños y es posible que se queden grabadas por mucho tiempo en su cerebro. También aumenta su riesgo de ser sexualmente activos a una edad más temprana, de ser víctimas de algún crimen sexual o incluso de ser el agresor".

Y el sexo no es lo único que nos jode. Un producto derivado de la actitud rampante de tierra de nadie del internet hacia el contenido es la introducción de páginas gore. Estas páginas son las favoritas de adultos sicópatas o adolescentes que tienen la mente de un adulto sicópata. "Cuando crecen, tienen más contexto y más capacidad de adaptación", dijo Ip. "El lóbulo frontal de los adolescentes no está completamente desarrollado y por eso son más propensos a actuar de forma impulsiva y sin inhibiciones. También son más propensos a simplemente ver cosas si les dan ganas y no pensar en lo que significan esas cosas para ellos".


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Ese fue mi caso. Al principio, la pornografía me aterraba. Todo empezó cuando entré a la página "boobs.com", que se suponía era algo muy leve pero en realidad no lo fue para mí. Lo primero que vi fue un montón de penes venosos dentro de la garganta de una rubia pequeña que tenía los ojos rojos y el delineador corrido. No supe qué hacer. Le pedí a mi mamá que no entrara a la habitación donde estaba la computadora porque estaba jugando y "tenía que concentrarme". Después de eso comenzó mi recorrido por el abismo del porno en internet y otras cosas. Sin embargo, cuando crecí, el porno dejó de ser algo impactante y se convirtió en un mal necesario. Aunque el verdadero momento en que sobrepasé los límites fue cuando empecé a entrar a una página llamada "Ogrish" (que se convirtió en LiveLeak de la noche a la mañana). Recuerdo cientos de decapitaciones, matanzas, torturas, ahorcamientos y otros maltratos animales. Pero lo que me hizo renunciar a todo fue el video de un gatito. La cámara estaba en el fondo de lo que parecía ser un barril lleno de agua. Se veía la parte de arriba del barril y el cielo azul. De pronto apareció la mano de un hombre sosteniendo a un gatito y lo sumergió en el agua. Al principio, el gato se veía confundido y empezó a observar el barril. Después empezó a forcejear. Tuve que cerrar la computadora cuando apenas había pasado un minuto. Es de las peores cosas que he visto hasta ahora. Su crueldad sin sentido y el deseo enfermizo de capturarla todavía me provoca dolor en el pecho.

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En fin, algunas personas nos contaron historias desgarradoras de cómo perdieron su inocencia en internet. Esto fue lo que dijeron.

"Vi a una mujer chupándosela a un payaso"

En los días de la conexión alámbrica, cuando estaba en 5º de primaria, me dejaban estar una hora en la computadora después de la escuela. No recuerdo si existía Messenger pero yo ya tenía correo electrónico, igual que algunos amigos. Acababa de leer Eso de Stephen King en las vacaciones y eso me hizo tener todavía más miedo a los payasos. Una amiga también le tenía mucho miedo a los payasos y siempre que llegábamos de la escuela, nos mandábamos correos con fotos de payasos con diálogos y narrativas tenebrosas que salían de nuestras mentes perversas. Poco a poco fue aumentando la intensidad; cada foto tenía que ser más aterradora que la anterior. Una tarde, cuando buscaba más imágenes de payasos, encontré una foto de una mujer chupándosela a un payaso con una sonrisa diabólica. Me quedé boquiabierta y empecé a girar en la silla de la computadora para ver si mi mamá estaba cerca. Rastreé la imagen y encontré una página porno de payasos. Las imágenes tardaban mucho en cargarse. Eran como persianas que a cada despliegue revelaban otro pene u otro gangbang. Compartí mi descubrimiento con mi amiga. En algún punto, mi mamá interceptó los correos, le puso fin a nuestra conversación y me castigó.

Creo que esas imágenes quedaron grabadas en mi mente, sobre todo la primera. Antes de eso, nunca había relacionado el sexo con los payasos. Y aun sin ver esa imagen, estoy segura de que habría encontrado la forma de alimentar mi miedo. Si buscas algo que te cause esa impresión, lo vas a encontrar, ya sea en internet o en el mundo real. Es inevitable. Tal vez haya impulsado mi amor por el horror y los extremos en el arte. Aunque ya leía al maestro de lo macabro cuando tenía nueve años, entonces creo que mi cerebro ya estaba programado para ir en esa dirección.—Hannah

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"Me volví insensible y creo que fue lo mejor"

Como me daba mucho miedo descargar un virus en la computadora de mis papás, evitaba todas las páginas que no fueran Wikipedia. Cuando iba en la universidad, no tenía internet en casa, sólo en los laboratorios de computación de la escuela y tenías que esperar hasta las 3 AM para tener acceso. La primera vez que vi algo en internet que me incomodó fue cuando tenía 26 años de edad. Estaba en casa de mi amigo Jiro y él me enseñó un video de un policía vietnamita que fue atropellado por un camión y quedó partido a la mitad. Me gusta pensar que soy inmune a la mierda que hay en internet pero ese video —la expresión confundida y calmada del policía— y las personas que se reunieron a su alrededor sin ayudarle me hicieron sentir muy incómodo. Esa fue la primera vez que sentí que quizá sería mejor que la gente no comparta este tipo de cosas. Al ver mi reacción, Jiro decidió mandarme enlaces a este tipo de videos todos los días por casi un mes. Después de eso me volví insensible y creo que fue lo mejor.—Bruno

"Como nuestro modem era de 56k, veía puras fotos de traseros desnudos"

Empecé a ver pornografía a los 11 años. Veía puras fotos de traseros de mujeres porque nuestro modem era de apenas 56k y ni siquiera podía cargar un video de Quicktime, así que me la pasaba viendo fotos de culos una y otra vez. Con el tiempo, el porno se volvió algo normal para mí. Hasta un día que nos tocó clase en la biblioteca de la escuela. En esa clase podíamos estar una hora completa en la biblioteca sin supervisión. Y esa biblioteca tenía una computadora.

Mi amigo Max y yo corrimos a la computadora porque éramos unos chicos de 14 años con acceso a una computadora y estar en la computadora era mucho más divertido que leer novelas sobre adicciones. Yo quería pasar esa hora jugando en Miniclip pero Max tenía otros planes. Max me dijo que conocía una página muy divertida y que seguro me iba a gustar. Y como yo era un adolescente tímido y sumiso, dejé que Max tomara el control del mouse pegajoso y el teclado viejo. Lo primero que hizo fue abrir Rotten.com pero yo ya había visto todo lo que había en esa página. Como no me sorprendí, se fue directamente a otra página llamada Camel Style, creo. Según recuerdo, esa página era el prototipo del tumblr Lolporn que se volvió muy popular poco después.

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Había un video de una pareja cogiendo en la mesa. El video en sí no era muy impactante pero hubo un momento en que la mesa se partió a la mitad. Así, de la nada. La pareja se queda inmóvil por un momento, confundida y sin saber qué hacer. Se veía que la mujer estaba adolorida. Pero al tipo no le importó y le metió el pito brutalmente y siguió cogiendo. Recuerdo que en ese momento quedé en shock porque me di cuenta que la sexualidad masculina no conoce límites, que es algo horrible y posesivo, y que el falo domina todo. Tuve que fingir una risa para apaciguar a Max. Pero en mi mente pasaban muchas cosas.—Josh

"Me volví indiferente al porno hardcore"

Nunca me llamó la atención ver videos gore en internet. No porque tuviera mejores cosas que hacer —era un adolescente que vivía en los suburbios, no tenía trabajo y me pasaba todas las tardes tocando covers con la banda que formé con mis amigos—. Tenía mucho tiempo libre. Además, como todavía se usaba el cable de teléfono para conectarse a internet cuando iba en secundaria, nunca me dieron ganas de hacer otra cosa que no fuera abrir Messenger o entrar a Hi-5 (la red social antes de Facebook).

Lo más cercano a ver violencia sexual o gore fue en televisión. A veces, cuando mis amigos de la primaria organizaban pijamadas, nos poníamos a ver el porno que pasaban en la televisión a media noche. Usualmente los canales normales pasaban pelis porno o anuncios de escorts a partir de las 11 PM. La televisión de mi mamá estaba conectada a la televisión de nuestra sala y cada que una cambiaba de canal, la otra también lo hacía. Era muy peligroso ver porno así porque en cualquier momento mi mamá podía prender la tele y ver lo que estábamos haciendo.

Recuerdo muy bien una escena en la que hacían un acercamiento a los labios vaginales de una mujer justo cuando un tipo le metió el pene y luego empezó a ahorcarla. Los dos estaban broceados y ella gritaba de forma histérica. Mis amigos y yo teníamos apenas nueve años de edad y no sabíamos si la chica se estaba divirtiendo o no. Como no nos gustó, le cambiamos y terminamos viendo una película de porno vintage de los años 79, con un foco suave y vello púbico pero nos aburrió. Creo que eso provocó mi indiferencia hacia el porno hardcore.—Tshepo

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