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En el Valle de Guadalupe juegan futbol entre tumbas y lápidas

En este campo de Ensenada puedes echar la cáscara con tus amigos; el único problema es que la cancha tiene una que otra tumba.

Este artículo fue publicado en VICE Sports, nuestra plataforma de deportes.

Todos los panteones —sean de la ciudad o país que sean, y guarden los restos de gente de cualquier estrato social— guardarán extrañas historias que contar. En esta ocasión, ¿cuánta relación podría tener el deporte con un cementerio, más allá de ser el sitio de reposo de algún futbolista, beisbolista, basquetbolista o tenista?

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No suele ser común que cerca de un sitio de gran respeto como un panteón, se encuentre una zona donde se haga deporte, se canten strikes o se griten goles. Pero es menos común, que dentro de un terreno de juego hayan tumbas y lápidas.

Nuestro escenario es el Municipio de Valle de Guadalupe en Ensenada, Baja California, un sitio que normalmente es conocido como una de las regiones vitivinícolas más importantes de nuestro país.

Foto: MoitosTV

En ese lugar, se encuentra también una zona rural como cualquier otro municipio de algún estado mexicano: casas, tienditas, escuelas, terrenos baldíos, panteones locales y zonas para hacer deporte. Hasta ahí, nada fuera de lo normal.

Dicho lugar llama la atención por la magnitud del panteón. Más allá de ser uno solo, está dividido hasta en tres espacios donde se ubican las tumbas de gente local. Pero incluso llegan a haber lápidas fuera de estos sitios que normalmente están delimitados por rejas que dividen la calle del panteón.

Así, algunas tumbas están en sitios en los que no tendrían que ubicarse… como el campo de futbol.

La cancha no tendría nada fuera de lo normal. No hay pasto más que en ciertas zonas del terreno de juego, tiene sus dos porterías, bastante maltrechas y oxidadas, en las dos áreas, las delimitaciones del campo muy despintadas pero en las que se alcanza a percibir el centro del campo, el área grande, el área chica y los bordes de salida y entrada de la cancha. Sin embargo, lo que hace diferente este sitio para practicar futbol es que en medio de todo descansan algunas tumbas de cemento con los restos de personas.

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Imaginamos que el campo debe ser utilizado por pobladores de la zona para echar una cascarita. Dudamos mucho que en él se realicen torneos o partidos de 11 contra 11 con un árbitro central y dos abanderados y que al final del encuentro, ambos equipos se diviertan con un asado y unos cuantos cartones de cerveza.

Jugar debe ser bastante complicado. En lugar que el silbante estorbe en un pase, puede ser la lápida de una persona la que intervenga, o tal vez si resbalas, no sea por la patada de un rival sino porque te encontraste en el camino con una cruz de algún muertito.

Así como la duda del huevo o la gallina, aquí nos cuestionamos qué fue primero: el campo o el panteón.

Por si la cosa no fuera ya bastante bizarra, en los alrededores de los cementerios y del campo-panteón, hay un kínder para niños de la región. Seguramente, muy educativo y bastante pacífico para los pequeños que cuando quieren salir a jugar, pueden hacerlo en el campo contiguo entre las tumbas de los habitantes del lugar.

Foto: MoitosTV.

La cancha-panteón de Ensenada nos recuerda, en mucha menor medida, la historia del Cruz Azul, club que cuenta con uno de los mejores centros de entrenamiento, no solo de México sino de todo el continente, y que tiene como sitio colindante a un panteón, el conocido cementerio de La Noria.

Si un delantero tiene mal tino en un entrenamiento, la pelota se volará directamente a las tumbas de dicho lugar. De hecho, el club tuvo que levantar las bardas del panteón para que los visitantes no estuvieran viendo los entrenamientos del primer equipo o no se brincaran para generar cualquier problema para la institución.

Así que ya saben, si quieren echar una cascarita y literalmente ponerse a driblar y fintar a puro muerto, pues échenle una visitada a la cancha de Valle de Guadalupe en Ensenada.