Éstas son las personas que seguro te vas a topar en tu fiesta de Halloween

Este texto se publicó originalmente en octubre de 2015.

Es oficial: el verano murió y yo estoy bailando —de forma muy sexy— sobre su tumba. El otoño es ideal porque puedo pasar el fin de semana viendo 15 episodios seguidos de The Walking Dead sin miedo a que mi madre me grite desde la sala algo como: "¡El día está hermoso! ¡Ya párate!" Porque el día no está hermoso y me puedo quedar en cama. Puedo pedir un Uber aunque me salga más caro sin sentir culpa porque está nublado. Puedo pedir lattes de calabaza en Starbucks sin que me vean raro. Por eso me encanta el otoño.

Pero hay una fecha que mancha el perfecto horizonte otoñal: el pinche Halloween.

Cuando era niña, en la noche de Halloween me obligaban a salir y tocar las puertas de los vecinos para que los tacaños esos me dieran nada más y nada menos que un dulce viejo que encontraron en un rincón de la alacena. Y eso era un buen Halloween. Este año, por desgracia, tanto tú como yo vamos a asistir al menos a una fiesta de Halloween, nos vamos a quedar parados en la cocina con un disfraz ridículo bajo luz negra y vamos a tratar de no comer demasiados panditas al ritmo de las canciones más ojetes de los años 90. Fantasmas, por favor, salgan de su plano espectral y sálvennos de este infierno con una masacre ceremonial.

Como sea, ésta es una guía completa de todos los especímenes que vas a ver en los Halloween de este año.

EL QUE SE DISFRAZA DE ALGÚN PERSONAJE DE TELEVISIÓN

"Soy único", dice con una barbita de Heisenberg que se cae por partes y se le mete a la perfo del labio. "Soy súper alternativo. Este año me clavé mucho en eso de la política de izquierda. Me encanta la música de Frank Ocean. Creo que paso mucho tiempo leyendo en mi iPhone. Las hamburguesas son mi comida favorita y mi meta es encontrar las mejores de la ciudad. Por cierto, ¡ Breaking Bad es lo mejor!"

Sí, todos somos únicos, compa, porque todos hacemos lo mismo. No eres ni diferente ni especial porque todos somos exactamente la misma mierda. Entonces, podría decirse que hoy te disfrazaste de "la biografía de todos los güeyes de 25 años que usan Tinder. Sí, todos al mismo tiempo".

Este año estoy segura de que voy a ver al menos a dos güeyes disfrazados de Heisenberg y van a chocar el uno con el otro en intervalos de 15 minutos toda la noche y van a gritar alguna línea de la serie a todo pulmón. Después van a tratar de platicar pero se van a aburrir y se van a ir a buscar con quién tomarse un shot.

LA [INSERTA CUALQUIER SUSTANTIVO] SEXY

En todas las fiestas hay una que otra chica que no recibió el mensaje de Mean Girls en 2004 y llegan vestidas como gatita sexy, diablita sexy o hada sexy. Todos en la fiesta las odian pero son las únicas que tienen sexo post-fiesta.

Bere, Vane y Liz (con corazón en la i en vez de puntito) tienen un grupo de Whatsapp donde se la pasaron hablando sobre sus disfraces con lujo de detalle durante tres semanas. Las podemos encontrar en la sala, peleando por el iPod y discutiendo por poner una lista de reproducción. Son totalmente honestas con los cumplidos que se hacen una a otra sobre sus disfraces, sus cuerpos y el delineado de sus cejas. Van a tomarse selfies en poses sexys por varios minutos. Después se van a quedar calladas por 20 minutos en lo que escogen un filtro de Instagram que sea una mezcla perfecta entre sexy y aterrador.

LA [INSERTE CUALQUIER SUSTANTIVO] SEXY POST MEAN GIRLS

Tina Fey en Mean Girls hizo que las chicas con (un poquito de) consciencia no se puedan vestir como [inserte cualquier sustantivo] sexy sin sentirse culpables. Gracias por nada, Tina Fey.

Como sea: todos los que tomaron biología en secundaria saben que saber adaptarse es la clave de supervivencia del mas fuerte y algunas chicas evolucionadas han logrado verse sexys sin sentir la pedrada de Tina. Nenas, estás son sus opciones: Natalie Portman en El cisne negro; Catrina vestida de novia; princesa de Disney con un giro siniestro; y ya.

Por cierto, si la van a cagar, cáguenla bien y váyanse de gatitas sexy.

ALICIA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS

Por lo visto, vestirse como el personaje de un cuento se convirtió en un rito de iniciación para idiotas, como aprender a hacer malabares o escuchar sólo electro swing gitano durante todo el segundo año de universidad. Lo que quieren demostrar es que aman la literatura y, más que nada, que tienen mente abierta, en especial con las drogas.

"Ya bajé por la madriguera del conejo una o dos veces", dice un güey llamado Hugo. "Digamos que, ya abajo, me comí tres ácidos, me fumé una motita bien rica y bailé toda la noche".

El que va disfrazado del Sombrerero Loco se va a pasar toda la noche presumiendo que lo que hay en su vaso es mucho más fuerte que un té (son drogas; se refiere a drogas) y al final de la fiesta, este sombrero lleno de polvo que tanto presume se va a convertir en una cubeta para vómito. Y como no va a poder ni caminar, Tweedledum y Tweedledee van a tener que cargarlo hasta el Audi de su papá. Ahí llega la madriguera del conejo.

EL MODERNO

Hoy en día, los disfraces tradicionales —de bruja, vampiro y calabaza— son cada vez más raros. Todos los que han etiquetado a un amigo en un meme en Instagram o que han hecho una prueba en BuzzFeed saben que tienen un sentido del humor "retorcido" y quieren ponérselo de disfraz.

Es casi seguro que te encuentres uno o dos tipos con un disfraz de muy mal gusto. Es bueno que lo sepas antes. Tal vez vayan vestidos como si pertenecieran al Estado Islámico. O como el dentista que mató al león. O como la encarnación del virus del Ébola. O como Gustavo Cerati. Están desesperados porque la gente hable de su disfraz. Se nota cómo se mueren porque alguien note su disfraz y grite: "¡Oh!" Son los que se esconden atrás de las puertas y gritan "¡Buu!" cada que alguien entra. Son los que se acaban el ponche. Son esos pendejos.

Y lo peor de todo es que no van solos. Cuando menos te lo imagines, vas a encontrar a su grupo reunido en alguna pare de la casa, probablemente en el jardín. Vas a ver a la toalla de Paty Navidad o a Donald Trump y al emoji de berenjena orinando en la bocina. En ese momento te vas a dar cuenta de que, tal vez, sólo tal vez, la humanidad no necesita a todos sus integrantes y que tal vez, de nuevo, solo tal vez, podríamos hacernos de unos cuantos.

EL IDIOTA SIN DISFRAZ

Un tal Miguel llega a la fiesta directo de la oficina vestido con jeans y playera y, para no quedar mal, trae puesta una máscara que se compró en Waldo's. ¿De qué te disfrazaste, Mike? "De ogro o algo así", responde.

Lo ves tomándose una lata de cerveza al mismo tiempo. Deja que todos los poros de su cara se llenen como cubetitas de sudor y luego tira la máscara para que alguien se siente en ella. ¿Por qué te quitaste tu disfraz, Mike? "No es cierto", dice. "Estoy disfrazado de sicópata; se ven como cualquiera de nosotros. Es lo más aterrador, cualquiera podría ser un sicópata", responde. Pendejo.

EL IDIOTA QUE EXAGERÓ CON SU DISFRAZ

Todos los años hay una o dos personas que ponen demasiado esfuerzo en su disfraz de Halloween y usualmente utilizan mínimo una caja de cartón. Quizá sea una chica que se disfrazó de refrigerador con un muerto dentro. Se siente muy orgullosa de su disfraz pero tú sientes un poquito de lástima cuando te la imaginas cargando un montón de cajas de cartón de la oficina hasta a su depa en el séptimo piso y casi cortándose un dedo al tratar de darle forma a su pedazo de cartón. Es de ese tipo de chicas que en unos diez años se van a casar y su boda va a estar repleta de paletas, muñecas de papel y jabones hechos a mano. Probablemente toca el ukulele y organiza las comidas de la oficina. Ah y no toma porque "si así se pone con un par de chocolates, ¡imagínate cómo se pone con un poco de alcohol!".

La respuesta es: como para llorar.

Pero a medida que la noche avanza, la ves en la fila del baño, mirando con envidia a la gatita sexy. Te preguntas cómo le va a hacer para mear. Cuando acaba la fiesta, pide un Uber, sola, frustrada y quejándose por su enorme disfraz, sin energía y con el azúcar por los cielos. Diez años después te llega la invitación de su boda hecha a mano. ¿Cómo te encontró? ¿Cómo chingados sabe dónde vives?

LOS LIGUES DEL TERROR

Oh no, no mires. ¡No! Hay un hombre lobo y una zombie coqueteando en la cocina. Los dos insisten en que no se gustan. "¿Qué?", le gritan a sus amigos. "Si nomás somos amigos. ¿Qué no puede haber amistad entre un hombre y una mujer?". Pero ahora que traen máscaras es como si estuvieran coqueteando con otra persona y se están dando un atascón.

La chica se quita la máscara y el güey dice: "No, póntela, eso sí da miedo". La morra le da un golpe leve en el pecho al tipo. Él tipo le enseña las garras de sus guantes de hombre lobo y le dice "No te me vas a escapar". Espera, no, no mires, le está metiendo un bombón en la boca. ¿Eso quiere decir que quiere que se la chupe? Ella se le avienta y le pide su calaverita. Ahora suben las escaleras. Él va inclinado porque trata de esconder su erección. Al día siguiente, la dueña de la casa encuentra un mechón de pelo de hombre lobo en su almohada y un condón usado en la basura. El horror.

EL SUPERHÉROE

Solo hay dos tipos de persona que se visten de superhéroe: si van de Hulk o de Wolverine, lo más probable es que sean deportistas y les guste usar la época de Halloween como pretexto para presumir sus músculos. Son como la versión masculina de las Mean Girls. Marcan su territorio igual que un animal, sólo que en vez de mearse en las chicas buenotas, las manchan con su pintura color verde. Funciona bien, hay que darles crédito.

Los otros que se disfrazan de superhéroes son los que se autoproclaman frikis y Halloween es una excusa para explayarse sobre cómo las imágenes creadas por computadora están arruinando las películas de terror (pero aún así se emocionan por la nueva película de Star Wars). Es el tipo de güey que todavía escucha a Fall Out Boy, que todavía le hace hoyos a las mangas de sus sudaderas para sacar sus pulgares por ahí y que tiene una novia que se cambió el nombre en Facebook y ahora se llama "Sara Unicornio". Por cierto, este tipo compró su capa en una tienda online especializada y se encabrona si la pisas porque le costó dos mil pesos.

EL/LA QUE SE DISFRAZO DEL SEXO OPUESTO

Paren con esto. No es gracioso y nunca lo será.

Pero piénsalo, ¿acaso eres mejor? ¿Te crees mejor con tu pantalón negro y tu sudadera negra con huesos pegados? No me digas, con que vienes disfrazado de esqueleto… ¿En serio crees que mereces esos dulces de Halloween? ¿Te crees mucho empedando con cocteles color neón? ¿Con tu ligue vestido de hobbit que llevaste a casa? ¿Con sangre falsa en las uñas después de tres días? Pues no, no lo eres. Nadie sale vivo de la época de Halloween. Es horrible y resume todo lo peor de nuestra cultura en una sola noche.

Pero es un pretexto para emborracharse y vestirse feo. Al menos.

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