FYI.

This story is over 5 years old.

18+

El hombre detrás de las vaginas de polímeros más famosas del mercado

Steve Shubin y familia iniciaron una cruzada para fomentar la masturbación masculina.

El modelo Stoya en el almacén de la compañía.

Steve Shubin quiere que hablemos más de la masturbación. El creador del juguete sexual más exitoso del mundo —Fleshlight, una cavidad de polímero en forma de vagina dentro de lo que parece una linterna— dice que es el deber de cada hombre masturbarse más. También comenta que no entiende por qué los dildos se han convertido en un juguete sexual aceptable y los juguetes sexuales para hombres permanecen como un tabú.

Publicidad

Pero Steve no siempre ha estado preocupado con la masturbación. Este vocero de la masturbación creció en un hogar conservador con 13 hermanos. No fue hasta sus 40 años de edad que el embarazo de su esposa lo orilló a crear la industria que ahora domina.

“El doctor dijo, que a nuestra edad —ambos teníamos 40 años entonces— teníamos que ser muy cuidadosos y dejar de tener relaciones sexuales por lo que restaba del embarazo. Y nos dijo eso justo al inicio del embarazo. Así que para mí, eso resultaba en un problema. Pensé: ‘Entonces no podré acostarme con mi esposa por nueve meses, ése es un problema para mí.’”

Salieron a cenar para celebrar el embarazo y Steve le preguntó a su esposa Kathy: “Dime, ¿pensarías que soy un pervertido si te digo que durante la ausencia de sexo, uso algo para reemplazarte sexualmente? ¿Pensarías que soy raro?”

Steve Shubin, fundador de Fleshlight. Con una inversión de 50 mil dólares, rápidamente empezaron la compañía que eventualmente se convertiría en el hogar para Fleshlight. El único requisito de Kathy era que cualquier cosa que produjera tenía que ser de buen gusto (“Algo artístico que no fuera un pedazo de basura asqueroso”, fueron las palabras de la mujer, según Steve). Con un poco de investigación se dieron cuenta de que no existía un producto en el mercado con el cual competir. En 1995 crearon un producto digno de patentar. Lo primero que patentaron fue un maniquí sexual; según Steve era “moldeado anatómicamente a la perfección, con un cuerpo mejor del que puedes obtener en un gimnasio”. Fleshlight es un negocio familiar, y los hijos adolescentes de Steve formaron parte de la lluvia de ideas para la creación del producto. Los Shubins se reunían en el comedor de su casa para recortar sus fotos favoritas de revistas, hasta que crearon el prototipo del maniquí.

Publicidad

Una sección transversal del Fleshlight Vstroker. En sus propias palabras, Steve Shubin era un “científico loco” en busca de una cogida sintética: “Como hombre: si algo no se siente real, no nos vamos a excitar. Así que esa fue mi prioridad”. Dos años y un poco más de 250 mil dólares invertidos en el proyecto, ningún maniquí se había vendido. Fue durante este tiempo que un viejo amigo y empresario exitoso, Bob, visitó a Steve y Kathy en su oficina en California. Se impresionó con lo que vio. Mientras Steve lo dejaba en el aeropuerto, Bob le preguntó a Steve si podía enviarle una vagina de plástico a su casa. Steve se ofreció a enviarle un cuerpo entero, pero Bob se opuso: “Oh no, no, no. Por favor no hagas eso. Tengo hijos”, dijo. “No podría llevar algo así a mi casa”. “En el camino de regreso al aeropuerto, pensé: ‘Ay, no, si mi propio amigo no acepta el producto, ¿cómo espero vender uno de estos?’” recuerda Steve. Y se dio cuenta que el tamaño del producto era un tema pertinente.

“Cuando regresé a la oficina, puse a mi equipo a trabajar en un concepto diferente. Inmediatamente contacté a mi abogado y empecé a trabajar en la patente y el derecho intelectual y de autor. Compré el sitio de internet y empecé a tratar con el aspecto legal al mismo tiempo que se desarrollaba el producto”.

Ahora que teníamos un producto viable, el siguiente reto era determinar cómo hacer que el producto llegara a los hogares de los consumidores. Fue en 1997 y el internet era un mundo muy nuevo. “No era seguro, la gente no confiaba. Nosotros estábamos intrigados con internet, pero la gente nunca usaría una tarjeta de crédito para hacer una compra”, dijo Steve.

Publicidad

El almacén de Fleshlight. A pesar de los retos, Steve estaba seguro que Fleshlight sería un “éxito instantáneo”, la fábrica producía 1,200 unidades al día para satisfacer la demanda del producto.

Cuatro años después y muchas lecciones de vida, la inversión original fue recuperada. Fleshlight se convirtió en una compañía con un valor de millones de dólares y el juguete sexual del mercado mejor vendido. Aún hay obstáculos por vencer: la sociedad no acepta Fleshlight de la misma manera que el dildo. Steve dijo que hace 15 años, programas como Sex and The City y Oprah hacían mención de vibradores pero no se abre el tema de productos de masturbación para hombres.

Quizá el problema es que hablar de la masturbación sigue siendo un tabú. Cuando Fleshlight se acercó a Maxim para conseguir un poco de publicidad en sus anuncios, ellos le dijeron que no querían su dinero: nadie quiere que su marca esté pautada con productos de masturbación. Maxim se negó a publicar anuncios de Fleshlights, según Steve, ellos le temieron a que un anuncio de masturbación masculina pudiera ahuyentar a los lectores del género femenino. La primera vez que Steve llevó un prototipo de Fleshlight a casa, él dijo que su vida sexual mejoró. “¿Qué está ocurriendo?” le preguntó a Kathy. “Estás llegando a otro nivel sexual. Me estás matando”. Y ella respondió: “ No, sólo que no quiero que tengas energía suficiente para usar Fleshlight después”.

Publicidad

Bases para montar Fleshlight en la regadera y que puedas usar tu vagina enlatada mientras te bañas.

La solución de Shubin es la educación de ambos sexos. Los hombres necesitan aprender que no deben de avergonzarse de su necesidad de “satisfacer su biología, con moderación” a través de la masturbación. Las mujeres necesitan entender que la “gratificación sexual para los hombres no es un asunto emocional, no tiene nada que ver con amor ni con la pareja”.

Sin embargo, la educación no sólo es importante para aumentar las ventas: Shubin está en una misión de ayudar a los hombres a comportarse en una sociedad que dice él ser incompatible con su biología. Dice Shubin: “aún necesitamos funcionar como hombres biológicos, pero la responsabilidad no es de las mujeres. No están en este mundo para satisfacer nuestras necesidades sexuales: el hombre responsable se satisface a sí mismo. Y yo sé que si no controlaba mis deseos sexuales, haría enfurecer a mi esposa por no estar sexualmente disponible. Tuve que madurar y aprender a funcionar. Mi relación sexual con mi esposa está basada en dos personas teniendo intimidad y desarrollando una vida juntos. Cualquier otra necesidad sexual que tenga se convierte en mi propia responsabilidad”.

Shubin tiene grandes planes, tiene la esperanza de introducir Fleshlight al mercado de India. “Sabemos que en India tienen un gran problema con su sexualidad,
el desempeño del hombre y el abuso de la mujer”, dijo Steve. “Espero que sea un pequeño número de personas, pero lo que sí sé es que necesitan educación del tema, necesitan una producto alternativo y la psicología que les permitirá usar un producto sexual”.

Publicidad

Otras iniciativas de Shubin incluyen senos prostéticos para pacientes que han tenido una mastectomía. También se encuentra modernizando los métodos anticuados que actualmente se usan para la extracción de semen a un caballo semental.

Y aunque todo esto es de aplaudir, no significa que la compañía no ha sufrido de críticas. Shubin entiende que no es fácil convertirse en una compañía de juguetes sexuales multimillonaria sin hacer algunos enemigos.

La entrada principal de las oficinas de Fleshlight.

En los inicios de la compañía, un empleado notó que un desconocido enterró algo sobre el terreno en frente de la oficina. Se acercó y notó que el desconocido estaba enterrando cruces pequeñas. Cuando le preguntó qué estaba haciendo, él contestó: “Te estoy trayendo a Cristo”.

La compañía exactamente sabía de cuál iglesia provenía el hombre, pero decidieron no hacer nada al respecto. Shubin explicó: “No nos ofendimos. No los peleamos, y nunca ha sido un problema porque no me gusta mezclar la religión y sexualidad”. Puede que él esté en una cruzada para llevar la masturbación al público en general, pero no está interesado en pelearse a muerte con la iglesia.

Por ahora, Steve y su familia seguirán motivando a la gente de tener una conversación abierta con sus cuerpos y necesidades sexuales. Ya invirtieron dinero a una serie de televisión por internet, The Fleshlife, y el objetivo de la compañía ahora se centra en normalizar la masturbación masculina. Pero están conscientes de que se necesitará más que un juguete sexual para cambiar la opinión del publico: “Es algo de lo que no hablamos”, dijo Steve, “pero se necesita fomentar un diálogo, porque la gente tiene que entender, que para ser moderados, necesitamos satisfacer nuestros cuerpos”.