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Cultură

El fracaso de la fumigación con glifosato en la guerra contra las drogas en Colombia

Guerras Ajenas, del director Carlos Moreno, es el primer documental de HBO hecho en Colombia. El documental, que le da voz a los campesinos en medio del conflicto, será transmitido desde hoy por el canal de pago.

Vicente Calapucha, campesino. Todas las imágenes son cortesía de HBO.

Carlos Moreno es uno de los realizadores colombianos que se ha dedicado a contar en películas las historias de conflicto, narcotráfico y violencia en el país. Así lo hizo en Perro come perro (2008), en Todos tus muertos (2011), e incluso en El cartel de los sapos (2011). Y aunque Moreno cree que, ante todo, el cine tiene la función de entretener, hasta cierto punto sus películas se han vuelto exposiciones del panorama del conflicto colombiano que, él considera, está lleno de complejidades y contradicciones.

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Con Guerras Ajenas, su más reciente documental, producido por HBO, Moreno lleva a un nuevo lugar ese interés de hablar sobre las consecuencias del narcotráfico y la violencia en Colombia, esta vez con las voces reales de quienes están en la mitad y en los extremos de la guerra contra las drogas.

Jordan Andrews, Subdirector de la Agencia de Asuntos Narcóticos y Aplicación de la Ley de la Embajada de Estados Unidos en Colombia.

El documental, que dura poco más de una hora, y que cuenta con declaraciones del ejército, la policía, activistas, el gobierno estadounidense y el colombiano, concluye que la fumigación con glifosato, una de las medidas más impopulares para combatir el narcotráfico, ha sido un fracaso, y le ha abierto más heridas al territorio de las que ha logrado cerrar. Sin embargo, no es la primera vez que esa afirmación ha estado en el aire. El mismo documental cita numerosos ejemplos de estudios, testimonios de campesinos, casos en otros países e incluso otros documentales que ya han hablado y denunciado los riesgos del uso del herbicida.

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Camilo González Posso, director del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz –INDEPAZ– y exministro de Salud, resaltó, dentro de los numerosos estudios que se han hecho sobre el tema, el de Daniel Mejía, economista de la Universidad de los Andes (hoy Secretario de Seguridad del gobierno bogotano), en el que se enuncia no solo los riesgos contra la salud, sino también el desperdicio financiero que la medida trae consigo: no solo no cumple las metas sino que se chupa un montón de plata.

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El director Carlos Moreno.

En mayo de 2015, a raíz de un informe del Instituto de Investigaciones sobre Cáncer, en colaboración con la Organización Mundial de la Salud –OMS–, el mundo llegó a la duda de que el glifosato podría provocar cáncer en los seres humanos. Por eso mismo, el Ministerio de Salud, seguido por el Presidente Juan Manuel Santos y el Consejo Nacional de Estupefacientes, decidieron suspender las fumigaciones con glifosato en el país, haciendo uso del principio de precaución, a saber: un probable daño causado por una actividad humana es suficiente para suspenderla. No mucho tiempo después, sin embargo, se volvió a permitir su uso, ya no por vía aérea sino terrestre.

"Ya hay una decisión gubernamental y una presión muy fuerte del Ministerio de Defensa, especialmente de la Policía Antinarcóticos, para emprender labores de fumigación terrestre ––me aseguró Camilo González––. Eso es un contrasentido, porque las investigaciones que llevaron, por el principio de precaución, a suspender las fumigaciones aéreas, se hicieron con base en las fumigaciones terrestres".

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Una vez más, a pesar de los estudios, los reportajes y los documentales sobre los peligros del glifosato, el Estado decidió seguir rociando todo el territorio con la misma sustancia que en muchos otros países está fuera de circulación.

Daniel Mejía, Secretario de Seguridad de Bogotá.

"Hay algo que estaba en la investigación del documental pero que no tuvimos los elementos para probar ––me contó Carlos Moreno, el director–– y es que en cierto momento había un negocio alrededor de eso. Uno de los puntos del Plan Colombia era la aspersión aérea con glifosato. Estados Unidos puso los millones, los aviones, los pilotos y el glifosato. La plata salió de un bolsillo para meterse a otro".

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Como parte del trabajo de investigación, el equipo del documental intentó ponerse en contacto con Monsanto, los productores del Roundup, el nombre con el que comercialmente se conoce al glifosato. Sin embargo, nunca recibieron una respuesta de vuelta. "Aquí se fumigaron 15 millones de litros de glifosato, del Roundup 500 ultra, vendido por Monsanto. Eso es mucho dinero. Sin embargo, hay un enredo de patentes porque 'glifosato' es el nombre genérico de la sustancia, pero la molécula se va cambiando, y la patente cambia, y ellos nunca publican ni dan la fórmula completa del Roundup. Todo eso es parte de un negocio, de un negocio militar además. Pero esto técnicamente no lo pudimos comprobar", me confesó Carlos.

Luz Marina Yela, campesina.

Los que sí hablan, pero casi nunca se escuchan, son los campesinos que viven debajo de las rutas de las avionetas y de la lluvia química. El documental le da la palabra a varios campesinos que han tenido que ver morir una y otra vez sus sembrados de yuca al punto de tener que abandonar el oficio del campo por completo.

"La medida es ineficiente, no es una solución. Yo creo que se hace sobre todo por intereses y por impacto político. Para decir que sí se está combatiendo y dar cifras de la guerra en el terreno. Así se vuelve más noticia y sube las encuestas. Es una maniobra publicitaria", me aseguró Camilo González, cuando le pregunté por qué creía que a pesar de los numerosos documentos que aseguran que fumigar con glifosato trae más daños que beneficios Colombia sigue optando por el químico.

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Para José L. Sánchez Hachero, un periodista español que en 2009 realizó La Plata Blanca –un documental sobre la producción de cocaína en Colombia que se cita brevemente en Guerras Ajenas– la cuestión ni siquiera está en manos del gobierno colombiano. "Colombia lucha contra la producción y el tráfico pero todo está enfocado por Estados Unidos. Cuando estábamos realizando el documental, había muchos norteamericanos en Antinarcóticos. Los pilotos eran norteamericanos. Colombia tiene menos mano de obra de lo que parece. Todo está en manos de Estados Unidos", me aseguró.

Presidente Juan Manuel Santos.

Según el periodista, quien además me aseguró que no hacían falta documentos para ver los daños evidentes sobre la piel y el sistema respiratorio de las personas que vivían en territorios fumigados, La plata blanca no tuvo gran impacto sobre el problema a pesar de hacer más de una denuncia sobre la guerra contra las drogas en el país. "Es un problema demasiado potente. Y el documental, a pesar de que le fue muy bien y estuvo en varios festivales de cine, no cambió nada. Mueve a asociaciones de gente, a grupos de activistas de derechos humanos, pero no mucho más. Yo creo que falta un compromiso político que no se ha dado", me aseguró el periodista.

Por su parte, aunque Carlos Moreno reconoce que es ambicioso pedir que Guerras Ajenas pueda sembrar algún cambio en la práctica de la fumigación con glifosato en el país, confiesa que no pierde la esperanza, como realizador, de que el documental llegue a provocar algún cambio o reflexión sobre el problema.

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Guerras Ajenas es el primer documental de HBO hecho en Colombia. Se estrena hoy, 13 de junio, a las 8 pm por el canal de pago. Para consultar otros horarios de transmisión puede consultar acá.