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Cultură

Dormir 'platónicamente' con alguien también es engañar a tu pareja

¿Qué haces cuando quieres tener sexo con alguien pero no puedes? Hacer la cucharita durante horas bajo la protectora caricia de la noche, pero sin darte ni un beso.

Ilustración por Grace Wilson

Este artículo fue publicado originalmente en Broadly, nuestra plataforma dedicada a las mujeres.

¿Qué haces cuando quieres tener sexo con alguien pero no puedes? Hacer la cucharita durante horas bajo la protectora caricia de la noche, pero sin darte ni un beso.

Cuando aceptaste salir con él a tomar algo repasaste mentalmente tus motivos, los suyos, la supuestamente casual quedada en medio de la semana, el número de gin-tonics que podrías tomarte antes de tener que marcharte con elegancia… Estabas nerviosa y emocionada, pero no te permitiste estarlo demasiado. Después de todo tienes novio y la novia de él también lo tiene.

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La noche empezó de la forma más inocente: hubo risas, chismes de la oficina, pagaste la cuenta a medias… Pero después de apurar tu último gin-tonic ya no te sentías tan elegante ni tenías tantas ganas de marcharte, de modo que cuando él sugirió tomar otra copa sentiste en cierto modo alivio por no haber sido tú quien tuviera que pedirlo. También te sentiste culpable, pero solo un poquito… Después de todo, aún era pronto.

Pasan varias horas y, cinco o seis historias sobre tu infancia más tarde, ya ha dejado de ser tan pronto. Estás tan emocionada que no te das cuenta de lo borracha que estás. No se paran de tocar en partes del cuerpo ambiguas pero sugerentes —su bíceps, tu rodilla— de un modo en que nunca o casi nunca has tocado a alguien que "solo es un amigo". Finalmente, después de que la mayoría de gente haya abandonado el bar ese día entre semana porque tiene que trabajar al día siguiente, aceptas su invitación de ir a su casa a tomar una copa más. Está aquí mismo, a la vuelta de la esquina, por eso siempre viene a este bar. Agotada por una noche entera ahogando impulsos sexuales y transformándolos en coqueteos codificados, tan pronto como se sientan en el sofá con un guaro en la mano te das cuenta de que estás muy cansada. Además, a estas horas de la noche es peligroso volver sola a casa. Después de un rato mirándoos a los ojos o evitando hacerlo, te ofrece que te quedes a pasar la noche.

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Lo que pasa después puede parecer obvio, pero existe otra opción: la pernoctación "platónica". Funciona así: en lugar de consumar tu maldad en una noche de ilícita pasión, te haces una promesa y solamente duermes. A veces esto se declara abiertamente —"Solo dormir, ¿vale?"—, pero a menudo simplemente se articula sobre la poca disposición de ambos a dar el paso de acostaros. Pasa algo, pero no pasa nada. Puede que se acurruquen, que cucharita o que pasen una noche interminable deseando acurrucarse o dormir en cucharita. Puedes decir a tu novio/novia/pareja/ser amado/cónyuge que dormiste en el sofá, incluso aunque lo que hiciste en realidad fue dormir en la cama de ese tipo, porque, a ver, ¿qué diferencia hay, si no cruzaste la línea?

Todo esto es un montón de mierda, por supuesto, pero el fenómeno es real. No debe confundirse con cuando te quedas a dormir en casa de alguna amiga, que suele pasar cuando los padres de alguna se van de vacaciones o cuando todas están demasiado borrachas como para irse a casa. La pernoctación platónica es lo que haces cuando quieres tener sexo con alguien pero no puedes, por el motivo que sea (aunque normalmente porque uno de los dos o los dos estaría engañando a su pareja). Te permite ser traviesa y a la vez afirmar orgullosa que no lo estás siendo. De hecho, si se lo comentas a la gente correcta, puede que hasta parezcas tan iluminada que compartir la cama con alguien no significa nada del otro mundo para ti… ¿Qué le pasa a todo el mundo con la monogamia, vamos a ver?

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Hacer la cucharita toda la noche estuvo bien, pero los besos en el hombro fue ir demasiado lejos

La acción que convierte la pernoctación platónica en pernoctación de culeo es en última instancia arbitraria, porque todo es una farsa, pero se acepta de modo generalizado que la línea que las separa son los besos. No cuesta mucho esfuerzo navegar por esta frontera inventada; muchas mujeres tienen las ideas muy claras con respecto a lo que es aceptable y lo que no durante la dormida platónica, incluso aunque admitan que sus parejas no estarían demasiado contentas con todo el asunto en general.

"Intentó besarme el hombro pero yo le dije que no", me contó una mujer llamada Juana* sobre una pernoctación platónica reciente. Mantenía una relación monógama con su novio en el momento de la noche en cuestión, pero después de una larga noche de confesar sentimientos y beber con Tomás, de quien llevaba semanas enamorada, se fue con él a su casa. Estaba muy cerca de su oficina. "Hacer la cucharita toda la noche estuvo bien, pero los besos en el hombro fueron ir demasiado lejos", me dijo. Cuando le pedí que me confirmara que "hacer la cucharita" significa que su culo estuvo frotando el pene del hombre durante un largo período de tiempo y que eso sí le parecía aceptable, su respuesta fue "Sí, al cien por cien".

"Por la mañana, cuando nos despertamos, me tocó con su erección por accidente y me dijo que lo sentía mucho", añadió.

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¿Ilusa? Desde luego. "Los tipos con los que he compartido cama platónicamente siempre han acabado besándome", me explicó Gloria, otra mujer. Su amiga Camila está de acuerdo. "Creo que parte de la clave de una la dormida platónica es que asumas que él intentará besarte llegado determinado momento, pero puedes seguir fingiendo estar sorprendida y decir '¿Cómo? ¡No!' Pero en realidad sí".

Todo el mundo lleva puesto el pijama. Aquí no hay nada que ver. Foto por Lumina vía Stocksy

De hecho, a pesar de las acrobacias psicológicas que hacen falta para justificar una dormida platónica, puede resultar bastante decepcionante cuando no se transforma en algo más y se queda en eso, en una pernoctación platónica, en lugar de embarcarte en una confusa y emocionante experiencia que después te obligue a mostrarte esquiva con tus amigas. Has hecho algo malo y lo único que has obtenido a cambio es desesperación.

Melisa protagonizó una pernoctación platónica el pasado fin de semana, pero no porque estuviera tanteando las aguas del engaño hacia su pareja: ella simplemente esperaba más de una situación que normalmente habría acabado en sexo, o al menos en algún trabajito manual. "Salí de noche con unos amigos y, después de que acabara la noche, nos fuimos a seguir la fiesta a casa de alguien. Esperé hasta que todo el mundo estuvo dormido, a eso de las 11 de la mañana, y dije, 'Eh, ¿quieres subir y dormir en la cama?'. Pero el tipo no intentó besarme, lo cual resulta bastante deprimente. En lugar de ponernos manos a la obra, vimos Tiburón". (La gente interesada en la música dance parece especialmente dispuesta y protagoniza con bastante frecuencia dormidas platónicas).

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En ocasiones, la pernoctación platónica es resultado de capitalizar la tensión sexual con fines utilitarios

Los ex también suelen aparecer en las pernoctaciones platónicas. Después de todo, uno de los factores clave es que se supone que no deberías dormir con la persona con la que estás a punto de dormir. Dormir con las cabezas en la parte opuesta de la cama —algo a lo que una mujer ser refirió como la "postura del 69"— es una estrategia extrañamente popular para este tipo de encuentros.

"Resulta menos raro, excepto por el hecho de que todo se vuelve más raro", nos explica Camila sobre esta configuración. Camila se topó con esta postura no sexual cuando compartió una cama individual con un ex y él empezó a intentar tener sexo con ella mientras estaba dormido, cosa que a menudo pasaba cuando estaban juntos. "Ambos nos despertamos horrorizados".


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Pero aquel no fue el final de su carrera de dormidas platónicas. "Después de aquello dormí en la misma cama con otro amigo", continúa. "La verdad es que no quería que pasara nada entre nosotros, así que dormimos con las cabezas en la parte opuesta de la cama". Cuando le pregunté si había tomado semejante medida porque no había sofá, me contestó, "Pues… es posible que sí hubiera un sofá". Y cuando le pregunté por qué tuvo que quedarse a dormir en la casa de su amigo me dijo, "Porque sí".

Aun así, las mujeres no siempre son las víctimas pasivas en este asunto. En ocasiones, la pernoctación platónica es resultado de capitalizar la tensión sexual con fines utilitarios. "Una vez dormí con alguien y fue super extraño, porque yo sugerí que tendría sexo con él, pero lo único que quería era un sitio donde dormir que estuviera cerca", me dijo mi amiga Leigh. "Cuando nos fuimos a su casa yo le dije 'Estoy cansada. Buenas noches.'".

Sin embargo, aunque las pernoctaciones platónicas parecen una buena forma de disipar la tensión y tener una válvula de escape sin ir "demasiado lejos", con frecuencia no es más que la antesala de tirar directamente. "Creo que es una de esas ocasiones en las que simplemente no te quieres despedir de alguien", me dice Juana. Y esto puede ser total y genuinamente platónico. "Ya me ha pasado antes con alguna amiga y por eso al final se quedan a dormir. Pero el motivo por el que no te quieres despedir es diferente". Cuando intentó explicar racionalmente la pernoctación a Tomás, que estaba preocupado por estar conduciéndola a cometer una traición, ella le dijo, "¡Me quedo a dormir en casa de mis amigas muchas veces!". Según Juana, él le contestó, "Sí, pero probablemente no te las tiras".

Su historia tiene un final feliz o no, según como se mire. "Hubo un momento —y eso sucedió dos veces— en que él estaba medio dormido y no se daba cuenta de lo que hacía", me contó Juana. "Me cogió del cuello por detrás muy sensualmente y empezó a tirar de mí hacia él. Y yo me sentí como arrastrada hacia un abismo de anhelo imposible". Dos semanas después, ambos se acostaron juntos de verdad.

*Todos los nombres han sido cambiados.