En la madrugada del 17 de marzo, a pocas horas de comenzar una tímida jornada de paro en todo el país, uniformados de la Policía Nacional ingresaron al campus de la sede de Bogotá de la Universidad Nacional, por primera vez desde 2012. Según Susana Robayo Beltrán, la primera persona en denunciar el hecho, los 7 hombres (tres de ellos estudiantes activos de la universidad) habían madrugado a pintar un "mural cultural" cuando fueron sorprendidos por alrededor de 50 uniformados de la policía que llegaron en 4 camionetas y 2 furgones que usaron para trasladarlos a la Unidad Permanente de Justicia.En el pasado, ingresos de la Fuerza Pública a la universidad han sido rechazados por estudiantes y gobernantes. Sin embargo, en esta ocasión, el traslado de un grupo de personas entre los que se encontraban tres de sus compañeros fue celebrado por cientos de estudiantes de la universidad a través de las redes sociales. Para ellos, tras la expresión "mural cultural" se encuentra en realidad una farra que amenaza con la integridad de su campus.Esta es la versión de los hechos de un estudiante de tercer semestre que presenció y celebró el operativo policial en el campus:El título del video y el intercambio de palabras entre sus protagonistas deja en claro el nivel de tensión que existe entre quienes abogan por un mayor cumplimiento del reglamento al interior del campus y aquellos que consideran que la universidad es un espacio para el libertinaje en el que la autoridad no tiene por qué entrometerse.Según estudiantes de la Universidad, al menos uno de los capturados esta mañana estuvo presente en la fogata de hace un mes.La legalidad de una intervención de la fuerza pública en el campus de una universidad pública se encuentra situada un área gris. Si bien el derecho a la autonomía universitaria está consagrado en el artículo 69 constitución del 91, la Corte Constitucional ha aclarado a través de su jurisprudencia que este es un "derecho limitado y complejo" y que las universidades públicas pueden "autorregularse, pero nunca en contradicción con la legalidad y la conveniencia generales".Es por eso que, en el pasado, la fuerza pública ha podido entrar a las universidades públicas en el marco de protestas estudiantiles que alteran el orden público o de operaciones en contra de bandas dedicadas al narcotráfico. Sin embargo, aun estas operaciones son de dudosa legalidad a los ojos de los jueces. En marzo de 2009, por ejemplo, una jueza de control de garantías del juzgado penal 39 de Medellín dejó en libertad a una persona que era acusada de microtráfico y que había sido capturada al interior de la Universidad de Antioquia. Según la jueza, la captura era ilegal ya que se había realizado sin pedir autorización para ingresar a la universidad.VICE trató de hablar con el vicerector de la sede de Bogotá de la Universidad Nacional, Diego Hernandez, sin embargo este se abstuvo de comentar ya que hasta ayer en la tarde no conocía la información relacionada con el operativo.La polémica está ahí desde hace unas semanas.
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El estudiante, que prefiere reservar su identidad, agregó que se alejó de la zona ya que prefería no ser identificado por los que él llamaba "los chirris".El hecho parece calcado de un incidente que sucedió hace aproximadamente un mes, cuando varias personas que habían pasado la noche pintando una imagen de Camilo Torres que había sido borrada días antes de la plaza Che amanecieron frente a la biblioteca de la universidad en una aparente rasca y con una fogata encendida. Ese viernes, un grupo de estudiantes que solo se conocía a través de Facebook, se puso de acuerdo para tomar un par de extintores de la biblioteca y terminar con la fogata-borrachera. Afortunadamente, el desenlace quedó grabado en video:"Todo ocurrió a eso de las 4-5 am. A esa hora, un grupo de estudiantes se encontraban en la plaza central, unos estaban ebrios, otros drogados, otros pintando. Al igual que ellos, yo me encontraba en la Universidad desde la noche anterior, pero obviamente con autorización ya que estaba adelantando un proyecto de investigación. Cuando salí al baño vi unas luces como de patrulla y me asomé . Luego fue que vi unos carros con miembros aparentemente de la Dijín y la Policía metropolitana de Bogotá, alrededor de 30, se estaban llevando a la mayoría de ellos".
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