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Cultură

El extraño y ambiguo mundo del arte biológico

El diseño científico y la ingeniería genética están cambiando la forma en que nos vemos a nosotros mismos y al mundo que nos rodea de una manera silenciosa pero significativa.

'Extra Ear - 1/4 Scale,' por Oron Catts y Ionat Zurr con Stelarc. Creado a partir de polímeros y condrocitos humanos. Todas las imágenes son cortesía de Tissue Culture & Art Project.

Cuando Oron Catts expuso Victimless Leather Jacket en el MoMA en 2008, generó mucha controversia. Fue una obra aclamada de "arte biológico" que utiliza y manipula los materiales de la vida misma (tejido animal o humano, organismos vivos, líneas celulares) para crear formas de vida imposibles de clasificar. La "chamarra" de carne sin costuras fue creada con células madre humanas y de ratón, se conservó en un biorreactor de vidrio y se alimentó por medio de un tubo con suero hecho con el corazón de un embrión de ternero. Era un objeto vivo y en desarrollo que dependía de nutrientes para sobrevivir. Pero las cosas pronto dieron un giro al estilo Frankenstein. Al parecer, la chamarra tenía vida propia: sus células se multiplicaron de una forma tan rápida que empezó a despedazarse y su biorreactor se atascó en cuestión de semanas. Al final, el curador de la exposición no tuvo otra opción más que dejar de alimentarla y, por lo tanto, la "mató". La obra de arte fue diseñada como una crítica al tipo de investigación que se realiza a puertas cerradas en los laboratorios pero su "muerte" generó incomodidad. ¿Es ético manipular la biología? ¿Y en verdad importa si es en nombre del arte en vez de en nombre de la medicina?

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En una era de robots, intentos de androides y biología regenerativa, es reconfortante creer que se pueden dibujar líneas sólidas entre hombre y máquina, lo orgánico y lo sintético, lo vivo y lo muerto. Pero los avances en la ciencia y el arte están difuminando estos límites. Sentir nostalgia por un "mundo natural" es como evadir nuestra realidad actual: una en la que el diseño científico y la ingeniería genética están cambiando la forma en que nos vemos a nosotros mismos y al mundo que nos rodea de una manera silenciosa pero significativa.

'Victimless Leather', un prototipo de una chamarra sin costuras desarrollado en un "cuerpo" tecnocientífico. Creado a partir de piel de polímeros biodegradable y células óseas de humano y ratón.

Catts, un a artista biológico de renombre que vive en Perth, Australia, quiere explorar estas distinciones. El arte biológico, dijo Catts, implica que el artista debe manipular los sistemas vivos, que van desde lo submolecular hasta lo ecológico y, según él, es un campo incipiente aun a pesar de que Catts ha trabajado con cultivos de tejido vivo desde 1996. Hoy en día, dijo, el arte "explotó" con miles de artistas que ahora se dedican a manipular fenómenos biológicos en laboratorios y a alterar biológicamente espacios en todo el mundo. "Cuando empezamos, a mediados de los 90, nadie hacia esto", dijo Catts. "Si acaso había una o dos personas que trabajaban de forma similar a nosotros como artistas, es decir, que manipulaban los sistemas vivos de forma muy práctica".

Oron Catts y un colega científico cultivando células madre mesenquimales de cerdo (células madre de la médula ósea).

Catts fundó SymbioticA en el año 2000, un laboratorio de investigación artística ubicado en el departamento de ciencia biológica de la Universidad de Australia Occidental. Bajo su mando, el laboratorio se convirtió en el líder de las prácticas artísticas más innovadoras y atrajo a artistas y científicos de todo el mundo. Hace poco, recibió a JJ Hastings, una artista biológica estadunidense que, entre otras cosas, procesa fotografías con su propia sangre. Por otro lado, Stelarc, artista de performance y director del laboratorio Alternate Anatomies en la Universidad Curtin de Australia Occidental, desarrolló una oreja humana implantada en su brazo. La oreja ya tiene su propio flujo sanguíneo y se espera que con el tiempo se pueda conectar de forma inalámbrica al internet y actuar como un dispositivo auditivo a control remoto.

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Pensar que se puede manipular células madre para crear un sistema vivo artificial —meterse con la naturaleza, como dirían algunos— ha generado cierta incomodidad acerca de la ética en el arte biológico.

'Tissue Engineered Steak No.1.' Este fue el primer intento de utilizar la ingeniería de tejidos para la producción de carne sin necesidad de masacrar animales.

"De cierta forma, también opino lo mismo", dijo Catts. Él no hace arte para celebrar el triunfo de la manipulación de la biología sino para criticar el desarrollo en la biología sintética y la ingeniería del tejido que se lleva a cabo en laboratorios de investigación, empresas de biotecnología y en las corporaciones más importantes en todo el mundo. "El arte es uno de los últimos lugares —la ultima disciplina, si lo prefieren— que permite este tipo de ambigüedad y que habla de las cosas que son problemáticas y al mismo tiempo se relaciona con ellas", dijo.

Se dice que los inuit tienen 90 palabras para describir la nieve, dijo Catts, pero en español solo hay una palabra para describir la vida en todas sus formas, aunque la vida biológica es jerárquica y existe dentro de una gama muy amplia. Por ejemplo, las formas de vida modificadas o creadas en un laboratorio no están muy "vivas" que digamos, al menos no en es sentido tradicional, pero tampoco podría decirse que están muertas.


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Cuando Catts empezó a trabajar con tejido vivo a mediados de los 90, su laboratorio utilizaba las células que se encuentran en los ojos de los conejos. "Matábamos a los conejos en la mañana y nos los comíamos en el almuerzo. Al principio nos especializábamos en los ojos, por eso los sacábamos de la cabeza de los conejos, los poníamos en solución antibiótica en el refrigerador y empezábamos a cultivar las células a la mañana siguiente", explicó Catts.

El laboratorio le dio una nueva vida a un cadáver inanimado pero los científicos aún no habían acuñado una taxonomía para ese tipo de espécimen. En vez de eso, Catts y su equipo decidieron llamarlo "semivivo". Desde entonces, Catts y Zurr han creado obras como NoArk Revisited y Odd Neolifism, cuyo objetivo era hacer que nos cuestionáramos dónde cabían esos especímenes criados en laboratorios dentro de nuestros sistemas ecológicos, al igual que la ética de su creación.

En octubre de este año, Catts y otros miembros de SymbioticA van a exponer Futile Labor, una instalación que utiliza células musculares de tejidos artificiales de un ratón para hurgar en la relación entre la vida, la ingeniería y la mano de obra automática. Al igual que Victimless Leather Jacket, también va a vivir y alimentarse dentro de una incubadora pero el músculo se va a estimular con electricidad y sus movimientos se van a transformar en vibración, luz y sonido. El ratón lleva 35 años muerto pero los científicos "inmortalizaron" sus líneas celulares: esto quiere decir que mutaron para multiplicarse y dividirse hasta el infinito. Los que asistan a la galería no solo van a observar cómo este espécimen se sacude y se contorsiona frente a sus ojos, también van a tener que analizar qué opinan sobre eso y sobre el diseño de un tipo de vida que, de cierta forma, no es tan diferente de la nuestra.

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