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Miscelanea

Miscelánea Mexicana: El milagroso Niño Fidencio

Viajamos hasta Espinazo, en el norte del país, para conocer más sobre este santo popular y sus seguidores, platicar con él personalmente y hasta tomarnos un trago con el espíritu de Pancho Villa.

José de Jesús El Niño Fidencio Constantino Síntora fue un hombre que ganó un gran número de seguidores durante la Revolución gracias a su don para curar a las personas. Nació en Irámuco, Guanajuato, pero vivió gran parte de su vida en Espinazo, Nuevo León, donde llevó a cabo sus curaciones poco convencionales y ahora es considerado un santo por sus seguidores, aunque no es reconocido por la Iglesia Católica.

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Se cuenta que hacía cirugías sin ningún tipo de equipo médico, utilizando sólo un vidrio. Rompía una botella y escogía un pedazo filoso. Lo ponía a hervir y con ese vidrio operaba a las personas sin que ellas sintieran dolor, ya que la anestesia era mental. Después tomaba un puñado de tierra y lo ponía sobre la herida. Eso era todo. También hizo que algunas personas minusválidas volvieran a caminar y que algunos ciegos pudieran ver.

Cada año se reúnen miles de fidencistas en Espinazo, un pequeño pueblo de 400 habitantes, para celebrar el 17 de octubre, el nacimiento espiritual del niño —cuando Dios le otorgó sus dones curativos— y guardar luto el 19 de octubre por su muerte física. De acuerdo con las creencias del fidencismo, el Niño murió sólo físicamente, pero no espiritualmente. Horas después de su muerte se manifestó a través de una persona, como lo hizo con David. Estas personas son conocidos como "cajitas" o "materias" y canalizan al espíritu del Niño, lo que significa que sirven como cuerpo físico para que el Niño Fidencio siga curando a través de ellos.

Para la segunda temporada de nuestra serie Miscelánea Mexicana, viajamos hasta Espinazo, en el norte del país, para conocer más sobre este santo popular y sus seguidores, platicar con él personalmente y hasta tomarnos un trago con el espíritu de Pancho Villa.