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Cultură

¿Desfase total? Fuimos a SalouFest (el spring break de Tarragona) y esto fue lo que nos encontramos

Cada año el SalouFest atrae a miles de estudiantes ingleses a la costa catalana para que pasen una semana de fiesta, pero ¿cómo es realmente?

Todas las imágenes por la autora

Cuatro noches en un hotel con vistas al mar, buffet de desayuno incluido, transporte, seguro de viaje y además… ¡una camiseta de regalo! Apetitoso, ¿verdad? Pero si te digo que todo esto solo cuesta 189 euros aún te parecerá más alucinante. Se trata de la oferta que una agencia del Reino Unido hace venir cada año a miles de estudiantes a Salou, cerca de Tarragona, para participar en el SalouFest, una fiesta deportiva que se ha convertido en un emblema de la jauja y la borrachera descontrolada. O eso dicen.

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Los estudiantes se pasan más de 25 horas viajando: 5 horas en ferry desde Inglaterra hasta Francia y luego 20 horas de autobús hasta la emblemática localidad catalana. Los jóvenes tienen ganas de arrasar con todo pero para evitar el descontrol y minimizar el impacto, los organizadores decidieron diluir la avalancha humana en tres tandas, la primera de las cuales llegó este mismo sábado. Pero a pesar de eso los autóctonos sigue teniendo sentimientos encontrados respecto a esa especie de "spring break" a la inglesa que celebran en su ciudad: el ayuntamiento de Salou ha pedido públicamente que el SalouFest no vuelva al municipio. El patronato de Turismo así como las asociaciones hoteleras y hosteleras apoyan al consistorio y reivindican para su destino un estilo de turismo familiar y deportivo, porque, según explican en rueda de prensa, la fiesta más popular de la Costa Daurada perjudica el modelo turístico de la zona. "No son chicos que hagan actos vandálicos, ni tampoco incívicos. Simplemente son jóvenes que vienen, se disfrazan y se emborrachan. No es la imagen de ocio que queremos dar", me explica el departamento de prensa del Ayuntamiento de Salou.

Preguntando por las calles de la población nos damos cuenta que las opiniones no están tan polarizadas como se dice: "Creemos que el ayuntamiento se ha visto forzado a tomar la decisión de pedir que el SalouFest no vuelva a la localidad por culpa de los medios de comunicación – explica un transeúnte que pasea un carrito con un bebé – se están sacando imágenes de hace dos y tres años, cuando venían todos los chicos de golpe. Para nosotros no supone ningún problema. El conflicto lo han generado los medios, que van a buscar el titular sin pensar en las consecuencias. Si yo me espero al lado de una ambulancia seguro que me encuentro con algún herido, pero esta no es la situación normal que vivimos durante el SalouFest.

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Caminando con su chucho por el paseo marítimo nos encontramos a Mari Carmen. Aprovechamos que su perro se ha detenido a hacer caca para que nos de su opinión sobre el tema.

"Yo pienso que los periodistas multiplican todas las cosas. Vivo aquí todo el año y me dan hasta pena los chicos. Yo los veo haciendo deporte todo el día y por la noche pues claro, son jóvenes y van a divertirse. Yo no me dedico al comercio, pero pienso que el ayuntamiento se equivoca. Los periodistas hablan sin saber, magnifican todo tanto que hace mucho daño a Salou".

Los comerciantes de la zona tampoco están de acuerdo con la decisión del consistorio. Entramos a una tienda de tattos y piercings y nos encontramos a Rosa, Eric y Quique, que nos explican que a ellos el SalouFest les salva el culo.

"El SalouFest nos va de lujo. Es un empujoncito para empezar la temporada con un poco de pasta para tirar pa'lante. Aún no es Semana Santa, por lo que es temporada baja y si no viene el SalouFest aquí… se nota. Además son chicos de bien, que en verdad hacen lo mismo que haríamos nosotros si fuésemos allí de fiesta. Los que la lían son los españoles, los que te rompen los carteles y los que revientan los coches son los de aquí. Los cuatro abuelos que viven en el primero se piensan que son estos chicos, pero no. Ellos solo cantan, se disfrazan, pero no rompen".

No nos podemos contener y les preguntamos por qué tipo de tatuajes se hacen cuando vienen los chicos del SalouFest. "El año pasado un chico se tatuó el nombre de sus nueve alumnos en el culo. Básicamente se tatúan cosas simbólicas como iniciales, o algo que les una al grupo. Te vienen todos de golpe y todos quieren lo mismo. El sitio predilecto para tatuarse son las nalgas o el pecho. Son gente de bien y tampoco quieren que sus padres les vean el tattoo".

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De día es un certamen deportivo universitario, de noche dicen algunos que es la fiesta más loca que te puedas imaginar. En ediciones anteriores la administración había facilitado equipamientos públicos de las cercanías de la ciudad para rebajar los daños colaterales del bullicio. Un altercado en el pabellón polideportivo de Reus provocó hace un año la indignación de los vecinos, porque los desperfectos tenían que ser financiados con dinero público. El accidente de un estudiante que se precipitó desde un balcón, o la aparente agresión sexual que se levantó en paños menores en una playa solo hicieron que agravar la situación.

"Si metes tanta gente junta es normal que algo puede pasar – nos dice el conserje de un hotel – pero por lo normal son gente educada, con dinero y que se comporta. Os animo a venir en julio y agosto y veréis vosotros mismos que el caos que hay es mucho mayor que el del SalouFest".

Día 1. Todo está tranquilo. Los bares vacíos, las calles desiertas. Ni rastro del SalouFest. En un badulaque nos encontramos a un tomate y sus amigos españoles de despedida de soltero.

VICE: ¿Por qué habéis decidido venir a Salou?

Tomate: Por el buen ambiente y las rusas.

¿Ésta noche vais a las rusas?

Las rusas vendrán a nosotros.

¿Qué hacen las rusas?

Juegan.

¿Qué tipo de juego?

De todo.

Vaya. Nunca había entrevistado un tomate y la verdad es que me encantó esta primera vez. Pero dejando de lado a la fauna local nos fuimos en busca de los guiris recién llegados. Esperaba encontrarme con esto:

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Pero lo único con lo que me encontré fue con un banco repleto de maletas. Habíamos dado en el clavo, más o menos. Jake y sus amigos acababan de llegar y buscaban en un mapa la ubicación de su hotel.

Jake con sus maletas

"Sería mucho más fácil si tuviéramos Google Maps". Tienen 21 años, estudian informática y han venido aquí porque hay sol, para comer bien y para pasarlo en grande. "Mis amigos me persuadieron para venir. Creo que será una experiencia genial", nos dice Jake. Entre el grupo de muchachos encontramos a Christian, que tiene 22 años y es quien mejor nos puede explicar el alma del SalouFest.

"Soy de Valencia pero me fui a Inglaterra a estudiar y llevo 3 años allí. Pienso que aquí no entienden de qué va todo esto: todos estamos apuntados en sociedades, puede ser de deporte o de cualquier cosa y venimos aquí con nuestras hermandades para estrechar los vínculos. Puedo comprender los dos puntos de vista, el de los ingleses que vienen aquí a festejar y el de los locales, que no entienden qué está pasando. Ven aquí gente desnuda y se piensan que vamos muy mal. Tienen que saber que son novatadas que nos hacemos los unos a los otros. Hay como una jerarquía. Los freshers (los nuevos) son los que más pillan. Una prueba de las que hacemos es besar cuantas más chicas mejor, otra de las que hemos hecho sería ir disfrazado o desnudo por la calle. Hay pruebas mucho más heavys. Los de rugby por ejemplo se tienen que masturbar los unos a los otros. Yo entiendo a los vecinos, pero tu imagínate que estás en un país donde hay muchísimas normas, el tiempo es una mierda y llegas aquí cuatro días ¡pues te quieres ir de fiesta!"

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No, no, no, no

Día 2: "Your name is: No. Your age is: No. Your city is: No". Todas las respuestas a las preguntas que formulaba tenían la misma respuesta que parecía sacada del ultimo single de Megan Trainor. Por mucho que me esforzara no había manera de dar con alguien que quisiera hablar, y es que los chicos tenían una premisa muy clara: nada de hablar con nadie sobre lo que allí acontecía: lo que pasa en el SalouFest se queda en el SalouFest. 30 monitores velaban porque así fuera. Controlaban los estudiantes como a una manada, rodeando así todo el perímetro por el que pasaban. Nada de alcohol, nada de desfase. Como mucho algunos antifaces de purpurina para ir a la playa y ya.

Las fotos de noche en Instagram también están más que censuradas. Todas las que se publican parecen sacadas del manual del buen comportamiento. No les falta la aureola para saber que detrás de estas caras de santo se esconden noches desenfrenadas sin dormir. Quieren que creamos que esto es una versión de Magaluf apta para todos los públicos en la que han cambiado el Jack Daniels por el champín.

Volviendo a ver las imágenes de archivo me sentí frustrada y engañada a la vez. Nada es lo que era. El SalouFest no existe, son los padres. Mi nuevo amigo Jake me envía por Whatsapp una foto resumen de su noche. Su cara lo dice todo. O mejor dicho, nada.