Mujeres tocando en Burdeos.
Mira, los colegas. No tengo ni puta idea de dónde es esto. Puede que sea de camino a Burdeos. Recuerdo que creíamos que había dos ciudades distintas con nombres parecidos; Bordeaux y Bourdeaux o algo así, una en el suroeste y otra en el norte. Hubo un poco de lío a la hora de hacer el cartel de la gira porque no sabíamos en cuál de los dos sitios tocábamos. Al llegar a Bordeaux nos dijeron que solamente existía una ciudad con este nombre. En fin, cuando nos levantamos de esta mesa de picnic que veis en la foto nos esparcimos todos para ir a mear en distintos spots del merendero. Hay que mear fuerte antes de volver a subir a la furgoneta.
De camino a París pillamos una retención infernal, de esas de parar el motor de la furgoneta. Pudimos salir a pasear por la autopista y aprovechar para volver a mear. Estas son las piernas de Aitor —batería—, un tipo que nunca puede sentarse de forma normal. Dos cosas: 1) no, Aitor no estaba desnudo en este momento, por si os lo estabais preguntando y 2) sí, leemos el Pronto.
Juraría que fue en esta estación de servicio francesa donde nos encontramos a un entrañable señor mayor francés que andaba muy lento y que nos dijo literalmente que todos éramos muy "guapos y elegantes" y que justamente por esto no parecíamos españoles.
Este es Yago, en Burdeos. Tocamos en una asociación cultural que tenían un local de ensayo y de grabación en el que a veces organizaban conciertos. Recuerdo que la cerveza que vendían era Leffe y que durante el concierto, en las primeras filas, había unas chicas asiáticas sentadas. La memoria, un instrumento fundamental.
De nuevo en Burdeos. Nos encontramos con una cosa llamada CFC, un Kentucky Fried Chicken de carne Halal.
Aquí estamos tocando en Bruselas, era el último día y teníamos una buena resaca a nuestras espaldas. No hace falta decir que el concierto fue espectacular, pues ante todo somos unos profesionales. Lo bueno de esta ciudad es que los promotores te ponen un catering de puta madre en el que a veces meten coliflor cruda, cosa que, por extraño que parezca, está buenísima. Nos pagaron en efectivo y al ver el dinero nos volvimos locos y casi nos echan del recinto, nada nuevo.
Aitor ahogando a Pol. Poco más que comentar.
La vuelta a casa del infierno. Por temas de curro dos de nosotros tuvieron que largarse antes en avión por lo que Alex, Aitor y Pol tuvieron que viajar de Bruselas a Barcelona de una tacada. 15 horas infernales en las que solamente Alex conducía. Monsters Ripper, sopas de máquina dispensadora y actitud positiva. Cuando Alex empezaba a ver doble parábamos a mear y a hacernos unas foticos. En una de estas paradas casi perdemos las llaves de la furgoneta y nos quedamos tirados en Europa.
Esto es de la misma parada que la foto anterior. Aitor, un tipo elegante.
Este tipo no tengo ni puta idea de quién es.
Esto fue en el concierto de París. Creo que al terminar el concierto el público nos pidió tocar más temas y dijimos que si querían escuchar algo más tendrían que pagarnos un euro por canción. Un tipo entre el público alzó la mano y nos dio un par de euros así que seguimos tocando. Esa noche fue un poco rara e incluyó cubos de pintura blanca lanzados en plena calle y gente meando en el suelo de un apartamento. Alex y Pol no supieron llegar al hotel y durmieron en la furgoneta. París, eres una ciudad preciosa.
Al lado de la sala de Burdeos había un restaurante africano o algo así que se llamaba “Les amis de la perle”, donde servían litronas de cerveza y una comida que parecía exquisita. Hicimos grandes amistades en ese local y nos pudimos conectar a su red de Wi-Fi, algo que, estando de gira, es una maldita bendición.