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Fuimos a ver la película sobre Messi dirigida por Álex de la Iglesia

"Messi" es una película sobre Messi sin Messi.

Hace ya unas semanas, mi jefe me enseñó perplejo la noticia del estreno de una película llamada "Messi". Joder, debo reconocer que en ese momento nos vinimos bastante arriba. Las expectativas se triplicaron cuando vimos que el director era Álex de la Iglesia y que el guión corría a cargo de Jorge Valdano. Yo no tengo ni idea de fútbol y apenas sé quién coño es ese tal Valdano pero la mezcla parecía tan esperpéntica que nuestros cerebros empezaron a deshacerse al unísono.

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Es por eso que cuando esta semana nos llegó un mail de la productora invitándonos al pase de prensa de la película no lo dudamos ni un segundo. Además, el mail terminaba con la frase "Toda gran leyenda comienza con un pequeño sueño". ¿Quién, en su sano juicio, puede negarse a algo así?

"Messi" es un biopic que mezcla el formato documental con la ficción y pese a jugar con una puesta en escena interesante —que hasta cierto punto resulta admirable por su sencillez y minimalismo— no logra ocultar el objetivo primigenio de su propia existencia: generar una cantidad demencial de dinero. Esto ya se atisba con esa obsesión que tiene la producción por acumular nombres conocidos: Messi, Álex de la Iglesia, Valdano, etc. Tenemos muy claro que toda película es un negocio con el que se pretende generar riqueza, lo que pasa es que algunas producciones empiezan desde la idea (el autor) y luego se amoldan a un mercado y otras surgen desde el mismo dinero, sin tener una idea clara detrás. En "Messi", evidentemente, nos encontramos con el segundo caso.

La propuesta gira alrededor de una cena en un restaurante (que juraría que es este) donde se distribuye por mesas a distintas personas relacionadas con el "astro argentino". Encontramos tanto a personalidades conocidas del mundo del fútbol como compañeros de colegio de Messi. A partir de las conversaciones de los invitados asistimos a distintos flashbacks que rememoran momentos clave de la vida del jugador. Todo, absolutamente todo, se articula a través de este surtido de anécdotas contadas entre solomillo de ternera y copas de vino. El formato nos puede recordar a una suerte de Ciudadano Kane o Sospechosos habituales, donde la historia se genera a través de recuerdos e invenciones de unos personajes que, sentados en una mesa o realizando entrevistas, pretenden encontrar una respuesta a sus preguntas. Messi no es ni Charles Foster Kane ni Keyser Söze y por lo tanto el interés de la cinta es ciertamente relativo.

"Messi" nos plantea una pregunta ("¿qué es lo que ha hecho que Messi haya llegado a ser el mejor jugador del mundo?") que nos sitúa dentro del género policíaco y es, por lo tanto, el relato de la resolución de un misterio. Tenemos a varios personajes relacionados con "la víctima" que deben cerrar un caso. El emplazamiento (el restaurante) no creo que haya sido nada casual, pues nos traslada directamente a películas de misterio como Un cadáver a los postres o Asesinato en el Orient Express donde varios personajes se encuentran bajo un mismo techo donde acontece un crimen que deben resolver. Es más, la canción que cierra "Messi" nos evoca por completo a este tipo de cintas. A pesar del intento, la comparación es demasiado sutil, el flirteo con el género resulta demasiado frágil y el director no exprime todas las posibilidades que ofrece. Es más, tantos personajes y tantas elucubraciones hacen que asistamos a una orgía de imágenes sin sentido. Los temas se entremezclan y se suceden sin ninguna lógica, creando un pastiche audiovisual más parecido a los experimentos de Brakhage que a una película con fines narrativos. Los distintos formatos —ficción, documental, found footage, etc.— se traducen como pinceladas de colores sobre un lienzo que lo único que logran es distorsionar cualquier posibilidad de armonía.

Pero no todo es terror, la película también tiene ciertos momentos "brillantes", como cuando se mezcla realidad y ficción. Una jugada interesante de Álex de la Iglesia (ausente durante toda la película a nivel de dirección) es cuando nos plantea una escena de ficción sobre la infancia de Messi en Rosario y vemos como su padre ficcionado sujeta una cámara de vídeo para grabar el partido de fútbol en el que está jugando su hijo. Es entonces cuando el director decide cortar el plano y recurrir a imágenes reales de un Messi de niño grabadas por su padre real. A través del uso de la cámara de vídeo accedemos a la realidad pese a ser un aparato que, de por sí, genera ficciones. Son imágenes reales pero no pueden, al fin y al cabo, desprenderse de ser eso, sólo imágenes, de nuevo, otra ficción. Este pequeño juego se repite varias veces a lo largo de la película y podemos afirmar sin miedo que son los únicos momentos de genialidad de la cinta.

"Messi" es la comida de polla más generosa que jamás haya existido en la historia del cine; todo son palabras buenas y alabanzas para su protagonista. Jordi Basté (un favorito personal por su histrionismo radiofónico) es el único que se atreve a tocar el tema de la evasión fiscal que tramó el padre de Messi. La cosa dura apenas unos segundos pero el tema debía tocarse ya que el padre de Messi está tan presente en la cinta que resulta imposible, como espectador contemporáneo, ignorar este hecho tan presente en los medios de comunicación. Tantas son las medallas que se le cuelgan al jugador que nos pasamos toda la película esperando el momento Messi; ese momento en el que la estrella entra por la puerta del restaurante y empieza a saludar y abrazar a todo el mundo al estilo de Ray Liotta en Uno de los nuestros. Pero este momento nunca llega. Messi no cruza la puerta. "Messi" es una película sobre Messi sin Messi. No tienen ningún tipo de sentido, como tampoco lo tiene que una vez terminada la película nos sigamos preguntando qué es lo que ha hecho que Messi sea el mejor jugador del mundo.