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La semana de la literatura 2014

Bungalow 89

Un cuento de James Franco.

Cuadro de Richard Phillips

Estaba en el bungalow 89 en el Chateau Marmont, el viejo hotel donde se hospedan las estrellas. El hotel está escondido detrás de un muro, a unos pasos de Sunset Boulevard, al oeste de Laurel Canyon, justo en el corazón de Hollywood. El bungalow 89 está a las afueras, a un lado del edificio principal, donde está la piscina. Era el atardecer.

El bungalow 89 no es tan famoso como el bungalow 3 (Belushi) o el bungalow 2 (Rebelde sin causa). Solo es famoso en mi mente, porque es donde conocí a Gus Van Sant, y porque he estado viviendo ahí los últimos nueve meses mientras hacen reparaciones en mi casa. Cuando conocí a Gus ahí, se sentó en una cómoda silla en la sala, tocó una pequeña guitarra de color rojo y me habló. Era cuando estaba buscando el reparto para los personajes secundarios de su película sobre los últimos días de vida de Kurt Cobain. El rol para el que le gusté se lo acabó dando a Lukas Hass, el chico de Witness, con Harrison Ford. Hass fue uno de los miembros originales de la pandilla de amigos llamada Pussy Posse (Pandilla Coñito), el grupo de amigos del joven Leo DiCaprio, en los 90, post-Titanic y pre-Scorsese.

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Luke Hass tuvo una escena de sexo gay en la película de Gus. Fue con Scott Green, el chico que habla de tener que follar con un chico con un pene grande en la escena del café chino en My Own Private Idaho. Su monólogo quizá estuvo basado en cierta realidad; él había ayudado a River Phoenix a hacer la investigación para su papel de un delincuente juvenil en la misma película. Lo que me recuerda a la historia que Gus me contó después acerca de River en Portland, durante la preproducción. River fue interrogado por la policía al acusarlo de traer pantalones de mezclilla con un agujero tan grande en la parte delantera que se le veía el pito.

***

Había una chica de Hollywood hospedándose en el Chateau Marmont. Había logrado que el gerente le diera una llave de mi cuarto. Escuché cuando metió la llave en la puerta principal y la giró, pero yo había puesto el cerrojo y esa cosa —no sé cómo se llama, es como una cadena, pero hecha de dos barras—mantenía la puerta cerrada.

Ella dijo, “James, abre la puerta”.

Del otro lado de la habitación estaba el retrato de un niño vestido de marinero, con un gorro de marinero color rojo y, excepto por su cabello rubio (más parecido al color de mi hermano), se parecía a mí.

Ella dijo, “Abre la puerta, puto bloguero maricón, ratón de biblioteca”.

***

Pero en fin, la escena de sexo gay en Last Days, donde aparece Lukas Haas y Scott Green, fue eliminada en el último momento.

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El Pussy Posse existió en la época en que la que Leo rodaba Celebrity con Woody Allen. Leo interpretó a un parrandero extravagante que destroza habitaciones de hotel y viaja por todo el mundo divirtiéndose con su fama.

Alrededor de esta época Leo fue visto por el productor loco de American Psycho (quien posteriormente invertiría en Buffalo ‘66 y Spring Breakers) caminando por el balcón de un rascacielos en Nueva York con un loro blanco. A pesar de que Christian Bale había sido elegido para Patrick Bateman, este productor los —vamos a llamarlo el Productor Loco— le ofreció el papel a Leo. El proceso de la película se convirtió en un caos: hubo un momento en que el reparto de la película seguía sin posibilidades, y el Productor Loco estaba en Cannes y afirmaba que tenía al personaje estelar de Titanic, la película más querida de las adolescentes de todo el mundo, a punto de interpretar al personaje más despreciable en la literatura norteamericana en décadas, un torturador y asesino de mujeres. El concepto era mejor de lo que habría sido la realidad.

Fue el periodo de éxito en Nueva York. Leo fue uno de los cámaras en la película de Harmony Korine inspirada en Andy Kaufman, un experimento abarrotado de drogas llamada Fight Harm, en la que guardias de los alrededores de la ciudad recibieron una paliza mientras sus amigos lo grababan (David Blaine también fue uno de los cámaras). Este proyecto terminó cuando un policía puso la pierna de Harmony en la acera y saltó sobre ella.

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***

Mi teléfono sonó. Ella dejó que sonara hasta que yo contesté.

“No me dejarás dormir, ¿verdad?”

“¿Crees que ésta soy yo? Lindsay Lohan. Dilo. Dilo, como si lo creyeras. Ése ya no es mi nombre”.

Lindsay Lo-han”.

“Solo quiero dormir en tu sofá. Estoy sola”.

“No vamos a tener sexo. Si quieres entrar, te voy a leer un cuento”.

“¿Un cuento para dormir?”

“Se llama ‘Un día perfecto para el pez plátano”.

¿Piensas que yo creé esto? ¿La niña dragón, la niña león, la liosa de Hollywood, el terror de Sunset Boulevard, menor en los clubes, el diablo de Chateau? ¿Piensas que esa soy yo?

***

Foto por Adarsha Benjamin

Y, ah sí, después de grabar Milk, Gus me llevó en coche alrededor de Portland, haciéndome el “tour de Idaho”, incluyendo la calle en el centro de la ciudad donde estaban los estafadores verdaderos, una calle llamada “Camp” ya que había sido un terreno de paracaidistas en los años 30 y el nombre pasó a los jóvenes estafadores de los 70 y 80 sin que ellos supieran realmente su origen. Me mostró el condenado edificio donde Keanu y River se hospedaron con el resto de los jóvenes vagabundos, y que ahora es un restaurante y también un motel en ruinas donde la producción se hospedó durante la primera semana de rodaje, la semana en que grabaron la escena de “Este camino parece una cara jodida” y Keanu estaba listo para renunciar a la película porque no se sentía bien acerca de su actuación (que resultó ser una de las mejores de todos los tiempos) y River entró a la pequeña habitación de hotel de Keanu, borracho, después de estar en el bar con Udo Kier, y saltó sobre la cama de Keanu y fingió ser Hulk, para que Keanu se despertara.

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***

Luego me hizo esperarla. Yo estaba sentado en la cómoda silla en la que Gus una vez se sentó, tocando su pequeña guitarra roja. Miré la pintura, saben a lo que me refiero, del chico rubio. Un retrato de mi hermano fantasma —pensé que era alguien que a Gus le hubiera caído bien.

Y por mi ventana, por encima de las tejas, justo a la izquierda, estaba la espectacular valla publicitaria que le pertenecía a Gucci, tan cerca que era en esencia parte del hotel, y en él estaba mi cara de gran tamaño ya que, saben, yo era el modelo para sus fragancias, ropa y gafas. En este anuncio en particular estoy sentado, con una barba de chivo, en un anticuado Ferrari de color azul, mirando hacia la noche: un concepto diseñado por Nicolas Winding Refn, famoso por Drive, famosa a su vez por la trilogía The Pusher. La dirección de arte que me dio cuando filmamos el anuncio de Gucci siempre fue, sin importar lo que hiciera, “Menos es más; nada es todo”. Creo que él utiliza la misma dirección en Only God Forgives.

***

Ella llamó a la puerta. Iba en pijama. Tenía los pies descalzos.

Érase una vez un chico, un chico de Hollywood, que le leía Salinger a una mujer joven que no lo había leído antes. Vamos a llamar a esta chica Lindsay. Ella era una chica de Hollywood, pero con problemas. Yo sabía que le gustaría Salinger, porque a la mayoría de las mujeres les gusta. Le leí dos de los Nueve cuentos, “Un día perfecto para el pez plátano” y “Para Esmé, con amor y sordidez”. “Pez Plátano” fue genial, ya que tiene una madre pesada al otro lado del teléfono, nada como la verdadera madre de Lindsay, pero aun así, escuchar de la relación de madre e hija era bueno para ella. Y está la niña en la historia, Sibyl y el suicida pálido, Seymour, quien le besa el pie y habla del pez plátano con ella, esos fantásticos pescados fálicos que asoman las cabezas en los agujeros y se hartan de sí mismos —se debería haber llamado “Un día perfecto para el pez pito”— y luego, bam, se pega un tiro.

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Luego leí “Para Esmé”, que es básicamente la misma historia que “Un día perfecto para el pez pito”. Un hombre va a la guerra. Está traumatizado. Es rescatado por la inocencia de una joven. La estructura de este cuento es muy bonita. Sí, cuentos, cuentos, cuentos, cuentos. C-u-e-n-t-o-s.

¿Y qué decimos acerca de toda esta obsesión con la inocencia? Salinger sería el acompañante de las jóvenes, de las mujeres realmente jóvenes, durante años, y luego, una noche catastrófica, se acostaría con ellas y la amistad terminaría. Después de eso, después de follárselas, ya no eran inocentes que corrían por el campo para ser atrapadas antes de caer al precipicio. Ellas se habían ido, y él era quien las había echado.

***

Y yo pensé en ese espectacular anuncio y en lo que significaba para mí, gracias a Gucci; ese gran letrero sobre Sunset, la arteria principal de Los Ángeles; el momento que subí los escalones y me paré debajo de él; con una gorra fea de Rolling Rock y arriba estaba mi versión Gucci, 30 veces más grande que yo con un esbelto traje negro. Y después, cuando Gus y yo hicimos el show en Gagosian, donde mostramos una nueva versión de My Own Private Idaho que se centraba en su mayoría en el personaje de River, Mike Waters (“Waters” [aguas] como “River” [río]) y le llamamos My Own Private River, Gucci nos dejó usar el espectacular anuncio, y pusimos una foto en la parte trasera de la cabeza de River, porque el programa se llamaba Unfinished [Incompleto], y River había vivido una vida que estaba incompleta. Este era el mismo fin de semana que los Oscar, de los cuales fui el presentador, y tras bambalinas en ese magnifico espectáculo, Terry Richardson tomaba fotos; y teníamos el plan de hacer un libro juntos con fotos (suyas) y poemas (míos) acerca de los Oscar, y el Chateau y Lindsay Lohan, e íbamos a regresar al hotel y hacerle una sesión fotográfica a Lindsay, que parecía estar mejor pero quizá no lo estaba. Pero yo estaba tan triste porque los Oscar habían eliminado mi secuencia de Cher —se supone que yo debía cantar una canción de burlesque, “You Haven’t Seen The Last Of Me”, vestido como Cher— y no me vi con Lindsay para las fotos. Luego sacó una historia falsa sobre mí a la prensa; dijo que Terry estaba tomándole fotos para un libro de sexo con ella y yo.

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***

Foto por Daily Billboard Blog

Ahora estamos recostados en la cama. No me la iba a follar. Tenía su cabeza en mi hombro. Empezó a hablar. La dejé.

“Antes de que las cosas se pusieran mal, estaba en Nueva York para el estreno de una película que hice con Rober Altman y Meryl Streep. Después de la película me llevé James Franco y a las dos hijas pequeñas de Meryl a un club de moda, el Bungalow 8, en el barrio Meatpacking District. Era mi sitio. Todos mis amigos estaban ahí: amigos de la escuela, mi madre luciendo su faceta más guarrilla, guardias y griegos. Teníamos nuestra propia mesa en la esquina, nuestra propia botella.

Tomé dos Oxycontin y las cosas empeoraron. El DJ era un tío con barba llamado Paul. Recuerdo que le pedí una canción de Journey, ‘Don’t Stop Believin’. Recuerdo sentarme e intentar hablar con ese chico guapo de camisa de cuadros color rojo, James.

Estaba balbuceando. Las palabras se arrastraban y no me salían.

Mi amiga de la escuela seguía hablando con él, tratando de ser guay, pero ella estaba allí solo por mí. Le dije a Barry, mi guardaespaldas, que la llevara lejos de nuestra mesa. Y él se la llevó.

Llevé a James de vuelta al baño. ‘¿Sabes por qué Amy puso espejos por todas partes aquí?’, le dije.

‘¿Por qué?’

‘Para que te puedas ver a ti mismo follando’.

Él no me folló, así de mierda fue. ¿Y qué era lo que él estaba haciendo ahí? En mi noche. Mi noche con Meryl, mi noche cuando todo estaría bien, cuando me dieron todo lo que yo quería. Casi.

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De hecho, me follé a uno de los griegos: un gilipollas con un gran pene, un borracho hijo de puta. Lo hicimos en el baño. Esa fue la mejor noche de mi vida”.

Luego se quedó dormida.

La imagen del marinero seguía allí, implacable, eterno, cuando los primeros rayos del sol iluminaban mi cara en el anuncio de Gucci de afuera. El yo del cartel era un vampiro: él le chupaba algo a las personas que pasaban en los coches.

Y él era inmortal. Inmortalmente joven; sexo inmortal.

Pasé mis dedos por su pelo y pensé en esta chica durmiendo en mi pecho, nuestra chica ficticia de Hollywood, Lindsay. ¿Qué va a hacer? Espero que se mejore. Mirad, ella es famosa. Ella era famosa por ser una niña actriz con talento, y ahora es famosa porque se mete en problemas. Le han hecho daño. Durante un tiempo, después correrse sus buenas juergas, no podía conseguir trabajo porque no podía comprometerse. Pensaban que huiría de los platós para irse de fiesta. Su carrera sufrió, y empezó a ser detenida (por robo, multas por conducir bajo los efectos del alcohol, accidentes automovilísticos y otras cosas). Pero las detenciones, incluso aunque se fueran sumando, nunca la harían sentir que había tocado fondo, porque ella recibía la misma atención por eso que por sus actuaciones de cine. Ella recibía ofertas para escribir sus memorias de la cárcel, ofertas locas. Entonces, ¿cómo iba a terminar con la locura cuando la respuesta a su trabajo y la respuesta a su vida se habían unido en una sola? Dos tipos de actuación, en el cine y en la vida, se habían fundido en uno solo.

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Pero supongo que una carrera en los tabloides es muy limitada para cualquier persona. Después de un tiempo te convierte en un vehículo fuera de control.

Las máscaras son tan importantes como la realidad. Las máscaras son nuestra realidad. La realidad es de todos. La vida es una actuación. Cuando un actor realiza una buena actuación, a menudo la gente dice, “Qué buenas decisiones”. Así que si la vida es tu gran actuación, ¿has hecho una buena elección?

Soñé con vampiros, y escuché una voz. Era un demonio. El demonio dijo, “Vivo del poder de la fama y soy famoso. Yo soy el poder otorgado a personas como tú por todos los miles de reflectores de tu fama: los tabloides, los blogs, las páginas de fans, la forma en que estamos presentes en la mente de los fans, la forma en que la gente nos interpreta en nuestras actuaciones en películas, etcétera. Esta es nuestra imagen pública, en parte creada por ti y tus acciones, y en parte por estos reflectores que actúan en conjunto y se convierten en mí”. Era una voz permisiva, una voz punitiva, una voz del supremo supremo.

“Hazlo todo. Eres inmortal y vivirás para siempre, en las pantallas y en las mentes de la gente. Tu cuerpo físico vive por encima de sus cabezas, en los hoteles de ensueño, en castillos extraños, y tu espíritu habita sus mentes, mientras que tus dientes y tu polla se alimentan de sus cuerpos”.

Vi a todos, en diferentes posiciones, y en las mismas posiciones, y yo, como un escultor, los acomodaba y modelaba. O como un coreógrafo, los puse a hacer los mismos pasos una y otra vez.

***

Hay una zona al lado del edificio principal del hotel donde están los bungalows. Al centro de la zona de bungalows hay una piscina en forma de óvalo, como una píldora azul, rodeada de helechos, palmeras y árboles de plátano. Parecen bastante salvajes, entrelazados entre pasillos de piedra. Durante el día, en verano, sirenas y peludos hombres sirena se sientan en los bancos de ladrillo. De noche las luces bajo el agua electrifican la piscina de color azul zinc, y la superficie mece el reflejo rojo del letrero de neón del Chateau que da a Sunset, sobre paparazzi y minifaldas.

Durante nueve meses, mientras reparaban mi casa, me hospedé en los bungalows. Primero en el 82, junto a un pequeño buda que había en una fuente. Lindsay Lohan estaba ahí también. El Chateau era su hogar y los empleados sus sirvientes. Ella se hizo con la llave de mi habitación. Una noche entró a las tres de la mañana. Desperté en mi sofá, intentando no parecer sorprendido. En lugar de follármela, le leí un cuento corto sobre una hija abandonada.

Cada noche Lindsay me miraba. Mi amigo ruso, Drew, siempre estaba presente como un fantasma. Él, como el cuadro, era mi doppelgänger, escribía guiones de violaciones y asesinatos. Como un Dostoievski de Hollywood, había perdido todo su dinero apostando. Jugamos mucho tiempo al ping-pong. Mi cuarto estaba en el segundo piso, las paredes exteriores estaban cubiertas de enredaderas. Cada noche Lindsay me buscaba y yo me escondía. Más allá de la ventana estaba Hollywood.

James Franco es autor de dos libros de cuentos, Palo Alto y Actors Anonymous.