La verdad por delante, amigos: por motivos que para salvaguardar mi imagen me abstendré de explicar, no pude asistir a la actuación de Killing Joke en Barcelona, a la cual me apetecía y por narices debía asistir porque me tocaba redactar crónica. ¡Lamentable! Pero cierto. Y aquí estoy ahora, delante del ordenador, tratando de pergeñar unas líneas sobre una actuación que brilló por mi ausencia. Menos mal que hay fotos.
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Ojo, que falto a la verdad: por lo que en otros medios he leído, si lo de Killing Joke brilló no fue precisamente por mi ausencia sino por méritos del grupo. Cabía esperar eso. Un compañero de trabajo los había visto días antes en Holanda y de sus explicaciones saqué en claro que, a) Jaz Coleman es un tipo que se toma en serio hasta una partida a los chinos para dirimir quién paga los chatos de vino, b) a Geordie le arrean de vez en cuando unos zumbamientos que le hacen ver fantasmas sonoros donde no los hay y la emprende con técnicos y público a los que culpa de hacerle sonar mal y c) el grupo lleva unos cuantos años en estado de gracia y, aunque su último disco baje un par de listones respecto a los dos anteriores, en directo siguen siendo capaces de realinear planetas y Jaz de poner orden en el Kali-yuga con un par de gritos.Tuve ocasión de verlos hará dos o tres años. A juzgar por las fotografías, Coleman no ha ampliado sustancialmente su repertorio de muecas y jetos, pero es que éste ya era bastante completo; según le dé, adopta rictus del que ha lavado los pantalones con billete de lotería premiado dentro, de haber recibido un cubo de agua helada, de aviesa satisfacción tras robar el papel higiénico justo antes de entrar su jefe al lavabo agarrándose el estómago, y de Tortell Poltrona cuando relaja las facciones (esto lo dice mi redactor jefe y no le voy a contradecir).El otro repertorio, el musical, aludió el otro día a lo reciente y a lo histórico, como es casi de rigor cuando un grupo histórico tiene un disco reciente. MMXII no es un álbum que emule los logros de Absolute Dissent, el de hace dos años, ni los de Hosannas from the Basements of Hell, el que sacaron hace, ¿seis años ya? ¡Diantres! Pero tiene su aquel y hasta sus aqueles. Y es un disco que confirma que Killing Joke, a lo largo de su historia, habrán podido darle al dub con fervor de rastafari, llevar el post-punk a límites post-apocalípticos y hasta encandilar a niñas góticas, pero en un rincón de sus negros corazones albergan una deuda para con el metal que a estas alturas ya no se preocupan por disimular. "Corporate Elect" es un tema que tocaron que podría ser de Voïvod; "Glitch" también. Esta no sé si cayó en directo. Puede.
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Sí cayeron, de las históricas, las que cabía esperar: "Requiem", "The Wait", "Psyche", "Eighties", "Wardance", "Asteroid", "Pandemonium", pero al parecer "Love Like Blood" no. Imagino que hasta las napias tiene que estar Coleman de la canción de marras. En definitiva, que Killing Joke estuvieron dos horas sobre el escenario y dieron un concierto molante. Me habría gustado ir.Fotos: Eric Altimis
