Hicimos un soundtrack alternativo de ‘Stranger Things’ con muchos sintes

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Música

Hicimos un soundtrack alternativo de ‘Stranger Things’ con muchos sintes

¿No puedes vivir sin tu programa favorito de TV? Aquí hay algunas cosas que te llevarán a 1980.

*Este texto originalmente se publicó en THUMP EUA.


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Una de las cosas más agradables y desconcertantes del amor casi universal que recibió Stranger Things, fue la adulación a la música de los créditos de apertura. Tan solo con aparecer por casi un minuto, esos arpegios análogos y ondulantes dispararon el fervor a través de todos mis feeds en redes sociales. De repente, viejos amigos de la escuela cuyas búsquedas musicales iban apenas más allá de Kasabian, se preguntaban cuándo el soundtrack vería la luz del día en vinilo, y eso se sintió raro. Pensé, ¿dónde estaban ustedes cuando quise intelectualizar sobre el compilado de synth-wave italiano de 1982 -1987 de Danza Meccania? ¿Dónde estaban cuando intentaba promover mi campaña de Kickstarter para financiar la compra de un Micromoog reacondicionado para el que no tendría ningún uso práctico?

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Claro, nada de eso estaba tan intrínsecamente ligado a algo como Stranger Things, un show que capturó la transición a la adultez de nuestra generación al rendir tributo a las películas (y casi por asociación, los soundtracks) que tanto nos reconfortaron durante esos tiempos de confusión.

Eso, a su vez, me hizo pensar: ¿cómo el mood y el hardware de esos soundtracks –desde el melodrama progresivo de Goblin hasta la amenaza del staccato de John Carpenter– pueden tener una influencia tan persistente en varias formas de música dance a través de los años? Tal vez sea el hecho de que la manera en la que experimentamos la cultura club comparte un lazo común con la manera en que experimentamos shows como Stranger Things (y por extensión la manera en la que experimentamos películas como E.T. y The Goonies). Ambas son formas de escapismo que presentan actos universalmente inocentes capturados a través de la emoción de la tentación subversiva, o incluso del peligro.

Con eso en mente, hicimos una selección de tracks que con suerte evocarán una reacción similar al soundtrack de Stranger Things. Aunque fueron extraídas de más o menos cuatro décadas de música y estilos, comparten una temática y/o elementos formales en común. Puede que todavía estés anhelando el soundtrack, pero lo de aquí abajo debería al menos ayudarte a canalizar a tu Winona interior en la pista de baile mientras lo haces.

1. Space Art - Nous Savon Tout (1978)

Esta rola del dúo francés Space Art salió en el 78, pero ocupa un espacio extrañamente atemporal y liminar. A pesar de tener sus raíces en los experimentos electrónicos progresivos de la década, el mood que logra conjurar de alguna manera lo trasciende. Las voces se alimentan del desconcierto robótico a través de un prototipo temprano del vocoder mientras que los sintes ruedan en todas las direcciones en el fondo. Aunque, de repente, todo se abre con la introducción de un beat clamouring en 4/4 y una tonalidad mayor en despegue. Claro, igualmente sabes que no estás experimentando realmente la emoción de viajar en el espacio mientras la música sube y sube, pero de todos modos te preguntas cuán aceptable sería intentar "construir" un cohete espacial con los cojines que tu banda de "precopeo en mi casa" está usando como asientos.

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2. Richard Wahnfried - Time Actor (1979)

ionera música disco en cámara lenta de uno de los alias de Klaus Schulze, alguna vez miembro de los krautrockers electrónicos, Tangerine Dream. Ésta fue una gran canción para Daniele Baldelli, quien básicamente inventó el sonido "cósmico" al mezclar tracks como éste, música disco de los EEUU, new wave excéntrico y polirritmos africanos. Las voces suenan como algo proveniente de una serie sci-fi en blanco y negro con la que te topas de noche en la TV por cable; y que, si los comentarios en la página de Discogs del disco son algo con lo que te puedes guiar, son algo que, a fuerza, o amas u odias (como muchos de los tracks con voces en esta lista, para ser justos). Pero a mí siempre me siempre me han gustado: meditaciones pseudocientíficas/filosóficas que le brindarán a ese chico en la pista de baile –sabes a cuál me refiero, el que está balanceándose solo después de que dos tercios del público se ha ido, con una mancha de Strongbow extrañamente ubicada en su hombro o en otro sitio, y que le sonríe a sus dedos extendidos a dos pulgadas de su cara– esa gran noche de fiesta equivalente a este gif; pero, ¿quién le puede envidiarlo por eso?

3. Anne Clark - Sleeper in Metropolis (1983)

Esta canción conjura el mismo sentido de decadencia urbana que John Carpenter conjuró con sus soundtracks clásicos de Assault On Precint 13 y Escape From New York. Al igual que Carpenter, lo de Clark se trata de los sintetizadores analógicos, pero él les da un uso más muscular y amigable para la pista de baile en esta golpeante rebanada de drama. "Como un durmiente en la metrópolis, eres insignificante, los sueños se enredan en el sistema", dice la letra al principio, y de pronto eres cualquier chico adolescente aferrado al asombro de la juventud mientras la atractiva oscuridad del mundo adulto te hala cada vez más fuertemente.

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4. Savage - Don't Cry Tonight

Savage es el alias de Roberto Zanetti, cuyos mejores tracks fueron como una reinterpretación Italo del subgénero de música mañanera más centrado en Estados Unidos (por ejemplo, los temas más suaves y emocionales que los DJs de música disco pondrían hacia el final de la noche cuando sale el sol y los bailarines se separan de sus parejas –ve la excelente página de Soundcloud de Luke Howard, de Horse Meat Disco, donde hay numerosos mixes que ejemplifican esto. En un universo alternativo perfecto, el bounce cristalino estilo John Hughes y el gran coro de "Don't Cry Tonight" hubieran sido el soundtrack del final de mi fiesta de graduación de la primaria, mientras mi amigo robot hecho en casa camina aparatosamente hacia el atardecer, habiéndome enseñado que era posible enfrentar a los bullies y quedarse con la Molly Ringwald sin sacrificar mis características de niño genio. En vez de eso, tuve a "My Heart Will Go On" de fondo mientras agarraba incómodamente la cintura de una chica que no puedo recordar más allá del hecho de que era un pie más grande que yo, y de que me concentraba en no vomitar después de tomar mucha Fanta y hacer slam con "Shake A Tail Feather". Aunque, estos son los tiempos en los que vivimos, supongo.

5. In Aeternam Vale - La Piscine (1989)

Este tema aparece en el segundo volumen de la serie Metal Dance, de Trevor Jackson, la cual, como la antes mencionada disquera de Veronica Vasicka, Minimal Wave, es un buen punto de partida para explorar los tracks más new wave y de estilo industrial que usaron sintes analógicos para capturar la misma sensación oscuramente mágica de las películas pre-CGI. Para ser honestos, este track es básicamente una selección fácil si te gusta este tipo de cosas –voces serias, un beat poderoso y una línea de sinte con un pitch alto que baila como el tema de Halloween en una disco de los 90.

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6. Pysche - The Saint Became a Lush (1993)

Pasando a algo un poco más actualizado, está este remix espacial de Legowelt. Puede parecer un poco cuadriculado en capas de sintetizadores brillantes, pero de alguna manera es más crudo que todas las cosas que esos noruegos cósmicos estaban sacando en esa época. Si Prins Thomas fuera el pod-racer que parece de goma y que hace giros suaves con el freno de mano en Star Wars Episodio 1, esta canción sería el Halcón Milenario de la trilogía original siendo levantado por grúas en los estudios Pinewood. A propósito: buen uso de los sonidos pew-pew-pew de láseres en este track.

7. Unit Black Flight - No Turning Back (Legowelt Remix) (2006)

Habiendo criticado ligeramente a Prins Thomas por ser demasiado impecable (que en realidad no lo es –te quiero, Prins), les presento esta obra maestra de Carl Craig, que es tan elegante, tan increíblemente regia en sus subidas refinadas y sus baterías perfectamente posicionadas que casi hace que me convierta en uno de esos tipos aburridos que son como evangélicos en cuanto al techno de Detroit y nada más. Lo increíble de esta canción, por supuesto, es que empareja la sensibilidad con los sintes analógicos caseros de Gavin Russom, el ingeniero de sonido residente de DFA Records. Definitivamente hay una sensación retrofuturista y de la era espacial, pero más que nada me hace querer ser Tom Cruise antes de que se arreglara los dientes, corriendo por la autopista en un auto deportivo con forma de puerta robótica.

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8. Delia and Gavin - Releeve (Carl Craig Remix) (2006)

Habiendo criticado ligeramente a Prins Thomas por ser demasiado impecable (que en realidad no lo es –te quiero, Prins), les presento esta obra maestra de Carl Craig, que es tan elegante, tan increíblemente regia en sus subidas refinadas y sus baterías perfectamente posicionadas que casi hace que me convierta en uno de esos tipos aburridos que son como evangélicos en cuanto al techno de Detroit y nada más. Lo increíble de esta canción, por supuesto, es que empareja la sensibilidad con los sintes analógicos caseros de Gavin Russom, el ingeniero de sonido residente de DFA Records. Definitivamente hay una sensación retrofuturista y de la era espacial, pero más que nada me hace querer ser Tom Cruise antes de que se arreglara los dientes, corriendo por la autopista en un auto deportivo con forma de puerta robótica.

9. 5th Floor - Two Dogs in a Room (2010)

Este tema fue el segundo lanzamiento en la historia de L.I.E.S. y básicamente marcó la agenda de los sintetizadores de hardware reventados y arpegios distorsionados que definirían al sello. Es la obra del fundador de la disquera, Ron Morelli, y el pilar de L.I.E.S., Steve Summers, de quienes el primero editó discos deliciosamente excéntricos y abstractos en Hospital Productions. A decir verdad, releases más recientes llevan la plantilla de L.I.E.S. a extremos mucho más satisfactorios (ver éste, por ejemplo) pero, ¿sabes qué?, a veces es bueno comenzar por el principio con estas cosas. La primera de Terminator sigue valiendo la pena, incluso si Judgement Day la destruye por completo.

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10. Prurient - You Show Great Spirit (2013)

Se ha subrayado mucho la importancia de que éste sea el álbum donde un artista de noise fusiona el mundo del techno con el del black metal (literalmente, ¿te puedes imaginar un disco más hecho a la medida para un elogio complaciente de Pitchfork?). Lo entiendo, pero para mí siempre evocará mucho más a los símbolos de la casa embrujada de los viejos actos de "dark wave" (ugh) electrónico que a los intentos de Dominick Fernow de hacer lo mismo como parte de Cold Cave. Intenta escuchar este tema sin imaginarte que estás en alguna choza aislada cubierta de niebla, mientras algún maniático se liga a tus amigas promiscuas que inexplicablemente revelan sus senos desnudos que te hacen pensar: "voy directo al infierno". Funciona igual de bien si sustituyes la cabaña de madera por un club europeo sombrío y los pezones de porno suave de tus coestrellas por el paquete de algún alemán envuelto en cuero.

Uno más para la suerte…

Lord of the Isles - Geek Chic (2013)

Obviamente, como fan de la música que es serio (léase, alguien que solo escucha música dance en sus audífonos, en su casa), no me gustan mucho esos momentos de hora pico en la sala principal con las manos en el aire. Pero tengo equivalentes, y nunca olvidaré la primera vez que escuché este tema sonando por esas bocinas increíbles que dominan el espacio del club detrás de LN-CC; ese momento donde todo se calla y esos teclados con eco surgen hacia el frente en medio de suspiros vocales que suenan como aliens. En realidad, en ese respecto, no está a millones de kilómetros de distancia del primer track en esta lista a pesar de los 35 años de diferencia entre ellos. Es E.T. levantando las bicis de esos niños al aire; es Sigourney Weaver diciéndole a la Reina Alien que "se aleje de ella, ¡PERRA!"; es esa niñita increíble de Stranger Things volteando una van con su mente y la cara de sus amigos que dicen "éste es un sentimiento al que deberíamos aferrarnos por el mayor tiempo posible".

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