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Música

Debe ser duro ser hombre y heterosexual en estos días: 'Why Love Now', lo nuevo de Pissed Jeans

Respuestas sobre lo que significa ser hombre en estos días, en forma de post hardcore punk.

Cada vez son menos las bandas que logran atrapar mi atención, tanto como para seguir su discografía. Si algo define a la nueva música, es su aspiración a ser percibida como genuina, legítima, ganas de hacer música apegada a la lealtad por sus propias ideas, nada complacientes. El resulto final suena a jingle regulado precisamente por la complacencia a las reglas del mentado mercado indie: maldicen a Trump, no comen carne, citan al "Lust for Life" de Iggy Pop (la única que conocen) y a Joy Division y a Twin Peaks como influencias; su música es opacada por las ansias de reconocimiento que buscan zurciendo retazos de etiquetas para que su indie trascienda mediante la casa de bolsa del clickbait. En fin, juegan del lado seguro, dónde saben que no saldrán con las uñas rotas si cantan lo adecuado.

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A veces pienso que las buenas causas, sin bien no son regateables ideológicamente, de tanto repetirlas, dejan de tener el efecto original.

En los últimos años sólo me he enganchado con pocas carreras: Naomi Punk, Perfect Pussy, Ceremony, Sleaford Mods y Pissed Jeans. Sin siquiera escucharlos ya me gustaban, tan sólo por el nombre, pantalones meados, de inmediato lo asocié con la práctica sexual que los gays denominamos watersports y consiste en mear y que te meen. Hay fiestas de watersports que parecen gotcha de orines, y si eres un depravado, te introduces a a una tina de esas de baño y esperas a que varios pervertidos te bañen de agüita amarilla, los charcos de meados se propagan como un escenario después del huracán y como la ropa es opcional, todos terminamos con los pantalones bien pinche meados. Ni qué decir del olor a amoníaco natural obsceno y picante que se mezcla con el del tabaco. Pero nadie te juzga. Vas a los que vas.

Por eso me gustan los Pissed Jeans: no hacen analogía a prácticas sexuales, y mucho menos gay (bueno, quién sabe), de hecho, su machismo heterosexual bordea lo indigesto y para muchos, insoportable. Se mean en los pantalones de tan pedos y guarros y su música es una extensión de eso a modo de punk-hardcore-ruido-marro, desnudan su testosterona sin escarnios, su música me recuerda esa frase de Guillermo Fadanelli en el Idealista y el perro: "…Las mujeres pueden hacer el mal desde la quietud o la calma. Los hombres y su engreído afán de conquistarlo todo requieren de tecnología y ruido".

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Pissed Jeans es un cuarteto muy machín, término desprestigiado en estos días por muy justas y bugas razones. No obstante, no se envalentonan con las petulancias propias del mirreynato y sus camisas abiertas y pelos engominados y las tarjetas de crédito reluciendo como navajas de afeitar en la oscuridad: los Pissed Jeans son en cualquier caso cavernícolas que viven al día (según sus letras, que dicho sea de paso, no escapan de la duda razonable: supuesto retrato de la clase media propia de su ciudad, Allentown, Pennsylvania). Los Pissed Jeans diseccionan la testosterona con un cinismo autocrítico que pude confundirse con lo incorrecto, por aquello de no sentirse culpables de tener erecciones cada 20 minutos, ni justificarse o pedir disculpas.

Y bueno, el cuarto recién lanzó Why Love Now, su quinto larga duración, también bajo el sello Sub Pop: un ejercicio voyeur a la terapia de cuatro machos, con un diván rodeado de cervezas y cocaína.

Es probablemente el álbum más crudo y ralentizado, en comparación con las apresuradas guitarras de sus cuatro anteriores.

En tiempos en los que una nueva ola de feminismo debate la dominación del sistema patriarcal que genera abusos normalizados en las mujeres, los Pissed Jeans llegan con un disco cargado de provocaciones susceptibles a las malas interpretaciones; aunque en su defensa, debo decir que trituran su frontal machismo con un constante autoflagelo, conducido por la batuta de Lydia Lunch, que hace de dominatrix de sus traumas machistas y co-produjo el disco. Quizás la trabazón atonal que impregna canciones como la que abre el álbum, "Waiting on my Horrible Warning", sea la huella no-wave de Lunch, famosa entre otras cosas por su pensamiento feminista anárquico: de ahí que la combinación con unos machines como los Pissed Jeans sea oscura, visceral, envolvente, compleja y poco accesible.

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Las canciones son una sinvergüenza radiografía de la sinapsis masculina, obsesión, fuerza bruta, placer burdo, represión, frustración, dolor y falso desapego. Why Love Now es un disco que desnuda el choque de sensibilidades entre hombres y chicas con canciones espesas que parten del punk-hardcore suicida para estrellarse en el sludge metal y cuyo clímax es "I'm a man", monólogo frenético, palpitante, autoritario, honesto y vil, sobre los impulsos masculinos, la turbulencia de pensamientos a veces gobernados por la punta de la verga y los intentos de relacionarse afectivamente a pesar de ello, como lo gritan en el último track "Not Even Married", divagando sobre matrimonios y sexo.

Pude que para muchos sea un disco manchado y ofensivo, pero vale la pena darles el beneficio de la duda y después entenderlos o mentarles la madre y denunciarlos con las autoridades correspondientes: detrás de su fanfarronería también hay gritos que buscan respuestas de lo que significa ser hombre en estos tiempos, sin agredir a nadie y manteniéndose preso de sus propios cuestionamientos y debilidades.

Lo único detestable del nuevo disco de los Pissed Jeans es su portada: parece el resultado del filtro de una app de moda y en un insoportable tono pastel, puedo entender la broma, pero es como esos chistes en los que nadie se ríe, o como la serie Portlandia, que al final no sabes si es auténtica burla a apología del hipsterismo disfrazada de burla.

Aun así, el desmadre de los Pissed Jeans me devuelven la fe en la nuevas generaciones.