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Comida

Por esta razón se te antoja la comida chatarra cuando estás cansado

Quizá lo peor son esas tardes atrapado en las tiendas de conveniencia en los aeropuertos.

La última vez que comí algo de Cinnabon fue mientras estaba sentada en un asiento plástico, esperando abordar el vuelo de las 6 AM. Apenas pude mantenerme despierta para entregar mi pase de abordaje al agente de la TSA, pero el olor de los rollos de canela recién horneados (o recién descongelados) fue suficiente para convencer a mis ojos de funcionar otra vez. Pensándolo bien, los últimos tres o cuatro Cinnabons que me comí fueron consecuencia de las compras compulsivas en el aeropuerto, pero según algunos científicos, no es algo extraño.

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Investigadores de la Escuela de Medicina Feinberg de la Universidad del Noroeste presentaron hace poco un estudio que sugiere que la falta de sueño hace que tu cerebro sea más sensible al aroma de la comida. Para demostrar esta hipótesis, los científicos estudiaron la actividad cerebral de los participantes después de dos noches con diferentes patrones de sueño.

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Según Science News, se les privó del sueño a los participantes de manera parcial, siendo interrumpidos periódicamente durante la noche y limitando el tiempo en que podía cerrar los ojos a solo cuatro horas en total. Al día siguiente, se les pidió que calificaran lo "agradable e intenso" que les resultaba el olor tanto de alimentos dulces como salados altos en calorías, por ejemplos las papas fritas y —¡sí!— los rollos de canela.

También se les pidió que calificaran aromas sin relación con alimentos, como el olor de abetos, claramente incomibles. Mientras los participantes realizaban las pruebas de olor, los investigadores utilizaron la imagen por resonancia magnética funcional (MRI) para medir la actividad en ciertas áreas del cerebro. Varias semanas después, rehicieron la prueba olfativa, pero esta vez le permitieron a los participantes dormir ocho horas completas la noche anterior.

"Cuando estaban cansados, los participantes mostraron mayor actividad cerebral en dos áreas relacionadas con el olfato —la corteza piriforme y la corteza orbitofrontal— como respuesta a los aromas de alimentos, pero no fue así cuando habían descansado bien", Surabhi Bhutani, coautora del estudio, le dijo a Science News. "No pudimos observar esta diferencia como respuesta a los aromas no relacionados con la comida".

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¿Qué significa esto? Para simplificar, significa que nadie puede culparme por comer demasiados rollos de canela en las primeras horas de la mañana. Sin embargo, para los investigadores este estudio puede ayudarles a comprender mejor la relación entre la falta de sueño y el aumento de peso. "Los mecanismos neuronales relacionados con un mayor apetito e ingesta de alimentos dependientes del sueño siguen sin ser claros", escribieron los autores.

Éste es el grupo más reciente de ratas de laboratorio que ha intentado desenredar la conexión entre estar cansado y tener sobrepeso. En 2013, un grupo de psicólogos de la Universidad de California, Berkeley analizó la relación entre la falta de sueño y la compulsión por ingerir alimentos altamente calóricos; descubrieron que, quizá sin sorpresa, la gente que dormía menos buscaban saciar el apetito con cosas nada saludables. PubMed cuenta con una pila de estudios similares con títulos provocativos como "La intensa falta de sueño incrementa la respuesta cerebral ante estímulos de alimentos hedónicos" y "La intensa falta de sueño provoca un aumento en el tamaño de las porciones y afecta las decisiones alimenticias para los hombres jóvenes".

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No soy científica, pero todo eso quizá significa que debería programar mis vuelos más tarde o escoger la aerolínea que no tenga la puerta de abordaje junto a un Cinnabon. De cualquier manera, es tu culpa, cerebro.