"Es complicado luchar contra tu hermano en la pista: a mí no me gusta"
Foto de David W. Cerny, Reuters

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cómo evitar una guerra fraticida

"Es complicado luchar contra tu hermano en la pista: a mí no me gusta"

Hablamos con el piloto catalán Pol Espargaró sobre la vida, sobre el motociclismo —y sobre lo extraño que puede ser competir contra tu propio hermano.

Es un tópico terriblemente manido siempre que se habla de motociclistas, pero quienes más conocen a Pol Espargaró (Granollers, 1991) cuentan que el piloto catalán ya montaba en moto antes de aprender a andar. Sea o no cierto, lo que sí es verdad es que tanto Pol como su hermano Aleix han convertido el MotoGP en su coto particular: y este fin de semana, corren en casa.

Montmeló: Gran Premio especial para ti, tanto por la proximidad geográfica con tu casa como porque acabas de cumplir 24 años, ¿y qué mejor manera de celebrarlo que obteniendo un buen resultado en el Circuit de Catalunya?

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Este Gran Premio siempre es muy especial para todos, tanto para la afición como para los amigos y la familia. Vienen todos los fans de las motos aquí a Montmeló a animar a los de casa. En el Mundial hay muchos pilotos catalanes y españoles peleando por el título, y creo que para el público eso es una pasada. También lo es para nosotros porque están las gradas llenas y sabemos que nos empujan. Es un Gran Premio precioso, todo el fin de semana en general, no solo la carrera. El viernes, el sábado… incluso el jueves. Estar cerca de casa y con gente con la que compartes idioma es muy especial.

Esto también puede añadir presión…

Sí, siempre hay un poco más que de costumbre, pero creo que eso es bueno. A veces estás muy presionado porque tienes que obtener un resultado o ganar a un piloto concreto y eso puede bloquearte, pero correr en casa es distinto. Motiva más.

¿Se nota cuando pasáis por vuestra curva, en la que se ubica vuestro club de fans —Los Espargarins— en los Grandes Premios?

Se nota muchísimo porque sabes que están allí todos los Espargarins, tus amigos y tu familia, y ves que cuando pasas se levantan y gritan. Verles allí animándote es genial.

¿Cómo estás viendo la temporada? ¿Cómo va hasta el momento?

Podría haber empezado mejor. Sin duda no ha sido mi mejor inicio. Hemos estrenado algunas modificaciones en la moto que no han acabado de acoplarse a mí —o yo a ellas. Seguro que lo podríamos haber hecho mucho mejor. Además, en una de las carreras no pudimos puntuar. Con tan pocos grandes premios disputados, un cero se nota muchísimo.

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A ello hay que añadirle el asunto del brazo, que se me cargaba muchísimo. Se me han juntado unos cuantos problemas en este inicio de temporada. Espero que este Gran Premio sea el punto de inflexión y que las cosas empiecen a mejorar.

Es tu segunda temporada en la categoría con el mismo equipo. Has acumulado una experiencia muy útil que se tiene que notar.

Se nota muchísimo, sobre todo cuando llega el viernes, porque ya no tienes que hacer todo el trabajo: gran parte está hecho. Pero bueno, todos empiezan así y cada vez se va más rápido. En Mugello, por ejemplo, rodé más rápido que el año anterior y aún así salí en décima posición. Te das cuenta de que todos mejoran muchísimo, que el nivel sube y que cada vez cuesta más.

Pol Espargaró en el circuito de Indianápolis. Foto de Brent Smith, Reuters.

Y sobre el tema del brazo y la operación del síndrome compartimental… ¿os habéis puesto de acuerdo Aleix y tú?

Es un rollo, lo padecemos muchos pilotos. También Rins, Bautista o Pedrosa han tenido problemas, y cada vez va a más. Es una dolencia que tiene que ver con la evolución de las motos. Corren más, tienen más potencia, se mueven más, se rueda mucho más rápido y todo esto termina influyendo muchísimo en el físico. Hace que te canses el doble, en realidad. Estos músculos tan pequeños no están acostumbrados a tanto esfuerzo, soportan demasiada presión y termina haciendo falta operarse. Por suerte, es una intervención muy sencilla y todo va muy rápido gracias a las tecnologías.

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¿Lo tienes ya recuperado al 100%?

Sí, ¡el brazo está ya a tope!

Aleix y Pol, hermanos pero cada uno en una clínica distinta…

Sí. Justo cuando acabé de operarme, llegué de Madrid y fui a Barcelona a verlo. Acababa de subir de quirófano y estaba aún un poco drogado… Fue curioso, sí.

¿Qué significa tener a Aleix tan cerca? Él ha vivido toda tu carrera deportiva desde pequeño y ha llegado un punto en que habéis coincidido en la misma categoría.

Muchísimo. Para mí ha sido muy importante. No sólo significa tener un amigo y compañero en las carreras; también me ha permitido compartir con él momentos difíciles. El año en el que gané el Mundial de Moto2 no fue el mejor para mí aunque al final consiguiera el título: en muchos ocasiones fue él quien me ayudó, quien me levantó del sofá cuando estaba derrotado y quién me llevó a entrenar cuando pensaba que estaba todo acabado. Al final conseguí el campeonato, así que parte del título fue gracias a él.

Compartir pista con Aleix debe ser una sensación brutal y este año estáis prácticamente al mismo nivel… Es tu hermano pero no deja de ser es un rival más. ¿Qué sientes cuando coincidís en la pista?

Da respeto, pero motiva un poco más. Tener a tu hermano delante —que es tu primer rival porque es la figura que siempre has tenido delante, un referente— supone un extra de motivación. Es complicado luchar con él, a mí no me gusta. No es algo con lo que me sienta cómodo ni disfrute porque le tienes un respeto especial. No es como con otros pilotos. Cuando lo adelanto o me adelanta, siempre intentamos que ninguno de los dos salga perjudicado por alguna acción. No es bueno pensar más de lo normal en una carrera.

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Hablando de rivales, está tu compañero de equipo Bradley Smith, con quien llevas compartiendo estas dos temporadas en la categoría reina. Se dice que tu compañero de equipo es tu mayor rival…

Sí, totalmente cierto. Al final es el primer rival porque es el que lleva el mismo material que tú, la misma moto y en las mismas condiciones. Es al primero al que tienes que ganar. Bradley este año ha empezado muy bien, ha hecho un inicio de temporada realmente bueno. Nosotros, con los problemas que hemos tenido, hemos ido un poco a remolque. Hay carreras en la que he estado delante, otras detrás. Como he dicho, con el cero que tuvimos en Austin, perdimos muchísimos puntos y él hizo sexto, con lo que nos sacó bastante diferencia. Al final, lo tenemos al lado, sabemos lo que hace y es el primero a batir. Aquí en casa intentaremos empujar un poco más para quedar por delante de él.

Supongo que es positivo porque entre los dos os vais "empujando".

Sí, al final entre los dos nos ayudamos para mejorar. La presión y la competitividad que existe nos hace avanzar a los dos.

Tras un comienzo flojo de temporada, Pol Espargaró espera resarcirse en Montmeló y, como dice él mismo, "volar" hasta la carrera de Valencia. Imagen vía Monster.

¿Se puede ser rival y amigo a la vez de tu compañero de equipo?

Complicado, pero sí que se puede. Con Bradley seguramente no me iré de copas ni saldremos a tomar algo juntos, pero sí que nos llevamos muy bien. Hablamos mucho, comentamos los problemas que tenemos, hay confianza entre nosotros, vivimos los dos en Andorra muy cerca y nos hemos visto mil veces. De vez en cuando también entrenamos juntos… Nos llevamos muy bien. Es importante separar la competición de lo que es la vida normal.

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En las redes sociales nos mostráis a menudo como compartís sesiones de entrenamiento y lo bien que os lleváis…

Hay muy buen rollo, pero guardamos las distancias. Al final la competitividad que tenemos dentro del 'box' hace que nos separemos un poco, que no tengamos la relación que podría tener con un piloto de Moto2, por ejemplo. No hay que olvidar que estamos en la categoría más competitiva del motociclismo.

Hablando de redes sociales, desde fuera os podemos ir siguiendo y ver la parte más personal de los pilotos. En tu caso, estás colgando opiniones, comentarios y fotografías constantemente. Podemos ver Barça, sushi, amigos, Eina (su perra)… ¿te consideras un friki de todo esto?

Sí, bastante. Me gusta mucho interactuar con la gente. Es una buena manera de compartir los buenos y los malos momentos. Hay gente para todo, y las redes sociales también dan pie a comentarios sin mucho criterio de vez en cuando. Los momentos malos también se tienen que compartir: los seguidores son los que dan energía y muchos ánimos cuando las cosas no van bien. Disfruto compartiendo. Tengo la suerte de hacer el deporte que me gusta, que es uno de los sueños de mucha gente, y compartirlo con ellos es una forma de agradecer el apoyo que me dan.

Colgaste unas cuantas fotos entrenando con una Yamaha 125 haciendo motocross… Cuéntanos cómo te preparas, a parte del gimnasio o los entrenamientos típicos del fin de semana.

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Intentamos hacer de todo. El motociclismo no es como el fútbol, que tiene una base de entrenamiento con balón que tienes que hacer siempre. Aquí no hay nada que te dé algo a ciencia cierta o que te dé las mismas sensaciones que correr en el circuto. Hay pilotos que entrenan haciendo Dirt Track, otros que hacen Motocross, otros que no entrenan en moto y hacen sólo gimnasio y cardio… Cada uno lo hace a su manera y con su propio método. Yo creo que la mejor manera es hacer lo que te gusta, disfrutando del mundo y siendo feliz. Es muy importante pasarlo bien con la moto de una manera recreativa, no tan profesional. Al final, cuando entras en el circuito tienes que ser súper profesional y el tema del buen rollo queda aparcado: por eso es importante divertirte cuando entrenas en moto fuera del circuito.

Has pasado por numerosas y variadas etapas a lo largo de tu carrera deportiva: enduro, Conti Promo Cup, Supermotard, Open RACC…¿Todo ello qué te ha aportado?

Muchísimo. Quizá en el tema de pilotaje no tanto, porque he hecho mil disciplinas distintas y al final no hay nada que te dé toda la base, sino que todo te aporta un poco. Creo que lo más importante es que he conocido a mucha gente y he aprendido a ser un poco más maduro en las victorias y en las derrotas. Cada cambio de categoría no es llegar y moler: tienes que entrenar, tienes que perder y tienes que pasarlo mal. Esta manera de curtirte hace que aprendas muchísimo. Una de las mejores cosas que me llevo ha sido el hecho de poder conocer a mucha gente con la que tengo muy buena relación hoy en día. Eso es muy bonito.

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Pol Espargaró, plegándose en una curva en el Gran Premio de Francia. Foto de Stephane Mahe, Reuters.

Si Pol no fuese piloto, ¿qué querría ser?

Veterinario. Me gustan muchísimo los animales: paso mucho tiempo con mi perrita y desde pequeño me hubiese gustado dedicarme profesionalmente a ellos. Tengo la ventaja de haber practicado distintas disciplinas y mil y una cosas más. Se me da bien el deporte y me gusta practicarlo, por lo que cualquier cosa relacionada con ello me hubiese parecido bien.

Motos y animales. Dos caras un poco antagónicas las de Pol…

Sí…

¿Tienes algún ritual o hábito durante los fines de semana, tanto en entrenamientos como en carrera?

Si, siempre intento seguir un mismo método. Me levanto a las 7.30 en punto, me ducho, me voy al 'hospitality' y me preparo el bocadillo. Al principio el cocinero no lo entendía y me decía que ya me lo preparaba él, pero yo no le dejo hacerlo. Me voy al 'box', llegan los mecánicos más tarde y me encuentran sentado en la silla con el teléfono y comiéndome el bocadillo. Entonces toca empezar a trabajar y a entrenar. Llego al 'motorhome', caliento, estiro, me cambio, voy al 'box', vuelvo, como, y así sucesivamente.

¿Y alguna manía más rebuscada o friki? Los hay que usan los mismos calcetines todos los fines de semana de carreras…

Cuando estoy en 'pit lane' a punto de salir, estiro y doy 4 besos a la cúpula. En el 'box' siempre utilizo tapones, que tienen que ser verdes, y rojos para cuando salgo a los entrenamientos.

Son los colores corporativos…

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Exacto. Son manías tontas que tengo.

El 44 es el número que has llevado toda la vida. Si ganases, ¿lo seguirías llevando o preferirías lucir el 1?

No lo sé. Es algo que no me he planteado porque no me ha pasado de momento. Es complicado, pero puede pasar. Puede ser que sí. El 1 es un número que se puede llevar muy poquito. Hay una moda de no cambiar de dorsal por tema marketing y por lo que implica mantener tu número de siempre, pero el '1' es algo muy especial que quizá solo puedas lucir una vez en toda tu carrera, así que… ¿por qué no?

Tu hermano lleva el 41 porque era un fanático del piloto japonés Youichi Ui. ¿Por qué elegiste el 44?

Me gusta mucho Alex Barros y él llevaba el 4. Cuando subía de categoría, el 4 era un número muy cercano al 1 y siempre estaba cogido. Entonces decidí añadir otro cuatro detrás y, de esta forma, podía llevar el número de mi ídolo con un extra.

¿Cómo planteas lo que queda de temporada?

Esperemos que bien. Llegamos aquí a Montmeló con muchas ganas. Para mí este circuito debe ser un punto de inflexión. En Mugello, después de la operación, no estaba en mi mejor momento y, aún y así, la carrera no fue del todo mal. Todo tiene su proceso y ahora estoy en un momento de adaptación a esta nueva moto, a mí mismo, al brazo y a toda la situación. Creo que ahora tenemos que dar un paso para mejorar, empezar a hacer carreras más consistentes y entrenamientos más buenos. También salir un poco más adelante, que es uno de los deberes que tenemos pendientes. Los cronometrados no son nunca nuestro fuerte en entrenamientos y allí una perdemos parte de la carrera: esto en Montmeló es especialmente importante. A partir de ahora hay que tirar para adelante porque esta es la primera carrera que hacemos con energía. A partir de aquí tenemos que empezar a volar hasta Valencia.

¡Muchas gracias y mucha suerte, Pol!