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​Recordando al "Refrigerador" William Perry

Un "grande del deporte" en todos los sentidos, William Perry llegó como novato a los temidos Bears del '85 y causó un revuelo.
Ilustraciones por Iván Zaragoza

Este artículo es presentado por Samsung.

Súper Bowl XX. Un novato de nombre William Perry se alineaba a lado de Walter Payton. Los Bears de Chicago de Mike Ditka enfrentaban a los Patriots de Nueva Inglaterra. Jim McMahon toma el balón en sus manos para iniciar la jugada y se lo entrega a Perry en una carrera corta, y con todo y sus 150 kilos se va contra la defensiva, estrellándose y cruzando la línea de anotación. Touchdown. William Perry, el novato, la sensación de 1985, cerraba la temporada como pocos habrán podido si quiera soñar: marcando historia y saliendo campeón. Más de treinta años han pasado desde ese instante glorioso, y hacemos recuerdo de más que sólo una anotación.

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Hablamos de William Perry, mejor conocido como "The Refrigerator", el refrigerador. La descripción "un grande del deporte" encaja a la perfección cuando hablamos de él. El enorme liniero se había apropiado del apodo durante su primer año colegial en Clemson cuando su compañero de equipo, Ray Brown, apenas cabía en el elevador junto a Perry cuando cargaban sus bultos de ropa sucia para lavar. Fue bautizado con el apodo en el instante. "Estás igual de grande que un refrigerador", le dijo Brown.

Hoy en día es cosa habitual ver a linieros de la NFL pesando 130 kilogramos o incluso más. En los ochenta era una cosa rara. Más extraño todavía era el atletismo que tenía William Perry, quien con sus 150 kilos y 1.88 de altura, presumía grandes habilidades en el agua como nadador y antes de jugar futbol americano fue salvavidas. Sobre la cancha de basquetbol, sin problema se elevaba para clavarla. Y sería sobre el campo de futbol americano que dejaría su huella permanente.

Nacido en un pequeño pueblo de Carolina del Sur llamado Aiken, Perry había perdido uno de sus dientes tras recibir un balín disparado de un rifle de aire comprimido. Lejos de tenar pena, su sonrisa captivó a todo Estados Unidos ese 1985 cuando llegó a los Bears de Chicago como la selección número 22 de la primera ronda del Draft. Convertido en el número 72 del equipo, en poco tiempo estableció un especie de estatus legendario como atleta y personalidad de la NFL.

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Su rol en la línea defensiva era clara y lo hacía de maravilla, estancando las carreras ofensivas del equipo opuesto. Pero en la Semana 6 de la temporada, Mike Ditka colocó a Perry como fullback, y la gente se volvió loca. Chicago enfrentaba a San Francisco, visitando a los campeones 49ers en su propio Candlestick Park, pero los Bears iban ganando 26 a 10 en el cuarto cuarto, y Ditka quería dejarles un mensaje claro. Perry tomaba el balón y rebasaba la línea como un corredor arrollador.

Ditka tenía un mal recuerdo con el que se quedó de San Francisco. En la final de la NFC durante la temporada anterior, el entrenador en jefe de los 49ers, Bill Walsh, había colocado a su guardia Guy McIntyre como fullback en una formación denominada "Angus". Wendell Tyler anotaba, los 49ers ganaban 23-0 y Ditka se despedía de la temporada con un rostro fruncido y bastante mal humor.

Ditka les quería responder a los 49ers. Era una temporada nueva y ahora eran los Bears quien dominaban la liga. Pero la colocación de Perry como fullback no sólo quedó como respuesta a Bill Walsh durante un partido. La formación con Perry alineado a lado de Walter Payton permanecería durante toda la temporada.

Semana 7, 1985, Perry ahora anota ante los Packers y los Bears ganan 23-7, mientras el "Refrigerador" se convertía en el jugador más pesado en la historia de la NFL en anotar. Dos semanas después, otra vez ante los Packers, Perry se colocó en tres puntos en el lado izquierdo de la formación, el quarterback, Jim McMahon, lo mandó a movimiento para pasarse a lado derecho, pero lejos de convertirse en un bloqueador más, amagó el impacto con los defensivos para salir en ruta y atrapar un balón y anotar de nuevo.

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Perry corriendo con el balón, Perry atrapando anotaciones y Perry, por supuesto, alineado en la línea defensiva, era una figura grata en 1985 que acaparaba cámaras y sonrisas. El novato de 23 años era la sensación de la NFL, cautivando a los fanáticos por su mero tamaño, pero demostrando que era mucho más que sólo eso. Su carisma fuera del campo también elevó su estatus, tendría su propio club de fans, canciones de hip-hop en su honor, numerables patrocinadores, saldría en comerciales, y hasta tendría su propia figura de acción.

William Perry inquietaba a las masas y hasta opacaba al legendario Walter Payton que guiaba gran parte de la ofensiva hacia una temporada de ensueño. Los Bears dominaban y se divertían, terminando la temporada con un récord de 15-1 y colocados como favoritos para ganar el Súper Bowl.

Y así, Súper Bowl XX, William "The Refrigerator" Perry anotaba para después lucir un enorme anillo de campeonato a la medida y en evidencia a lo grande en lo que se había convertido. 1985 fue un año glorioso para los Bears y para William Perry.

Perry tendría una carrera longeva y productiva en la NFL. Durante diez temporadas se colocaba en la línea defensiva para convertirse en muro y en dolor de cabeza para los corredores, pero nunca tendría una temporada tan mágica como la de 1985. El siguiente año se consolidaría como titular y figura de los Bears, pero después de ese Súper Bowl XX jamás anotaría otro touchdown. Su peso paulatinamente le ocasionaría problemas para desempeñarse como podría y terminaría su carrera con los Eagles de Filadelfia, pero sobre todo terminaría una carrera en la NFL para entrar a una decaída oscura.

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A mediados del año, la revista Sports Illustrated le dedicó a William Perry un artículo extenso retratando la dura realidad de su presente.

Perry recién cumplió 54 años este mes de diciembre y regresó a vivir en su pueblo natal, Aiken, Carolina del Sur. Pesando 205 kilogramos, apenas puede caminar, casi no escucha pero prefiere no utilizar audífonos como prótesis auditiva, vive solo, y toma demasiado. Pasa sus tardes en su camioneta, un Hummer H2 estacionado afuera de una casa en Aiken, tomando cervezas y rodeado de personas que asumimos no le hacen nada bien. Rick Telander, el articulista de Sports Illustrated, describe el vehículo con un fuerte olor de orina porque Perry ya no se puede controlar bien y parece que en ocasiones ya ni le importa.

Algunos de sus "cercanos" parecen rodearlo para ver si logran sacarle algo más al "Refrigerador", quien con pocas palabras describe su propia situación: "Estoy en casa y estoy feliz. No tengo planes. Sólo me voy a relajar y tomar mi tiempo. No puedo decir que todo está de maravilla, pero todavía estoy disfrutando la vida. Me encanta Chicago pero no hay como estar en casa".

Los problemas que rodean a Perry son muchos y no parece estar tomándolos con mucha consideración. Uno de sus hermanos dice que seguramente tiene rasgos de CTE y no hay duda de que sus problemas físicos y mentales requieren de sobriedad, como señalan en el artículo. Es una imagen dura.

Ese novato de 23 años que se apoderó de la NFL en 1985 a base de poder sobre el campo y carisma fuera de él está muy en el pasado. El ensoñado cuento que arrancaba en la cima, con un anillo de Súper Bowl incluido, tuvo una en decaída inesperada y poco escuchada hoy en día, más de treinta años después. William "The Refrigerator" Perry es un grande del deporte que tristemente desapareció en el olvido, así como el dicho: "The bigger they are, the harder they fall" (entre más grandes más duro caen).