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¿Puede el Rey Lebron James salvar la economía de toda una ciudad como Cleveland?

Un nuevo estudio demuestra que el impacto económico del Rey James desaparece tan rápido como su desodorante.
© David Richard-USA TODAY Sports

Si hay un atleta que puede crear un impacto considerable en la economía local, ese es LeBron James en la ciudad de Cleveland. Sin embargo, un estudio reciente de la Harvard Kennedy School sugiere que ni siquiera el Rey James puede gobernar en depresión económica.

Para llegar a esta conclusión, los investigadores contaron los restaurantes y bares —y los niveles de empleo de los mismos— en un radio de siete millas del estadio de los Cavaliers, Quicken Loans Arena, y compararon ese número con el conteo de establecimientos en un radio de una milla. Después hicieron lo mismo con el período de LeBron en Miami como una especie de grupo de control.

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Antes de continuar, me gustaría destacar algunos defectos de esta metodología. Primero, los investigadores escogieron los bares y restaurantes porque "son más propensos a tener más ganancias por el incremento de clientes y el entusiasmo de los fans". Hay que tener en mente que estas son las mismas industrias con más posibilidades de experimentar un apogeo económico de parte de LeBron. Segundo, el centro de Cleveland, donde está localizada la Quicken Loans Arena, sólo abarca 3.2 millas cuadradas. Así que el radio implementado engloba todo el centro. Tercero, el centro de Cleveland ha experimentado un rejuvenecimiento gracias a múltiples factores que tiene que ver con conceptos reales de economía como el suministro y demanda de viviendas, índices de vacantes, empleos, y nuevas construcciones, y no motivos de basquetbol. En este sentido, el estudio parece lograr poco para mitigar los factores ajenos a LeBron relacionados con el crecimiento de los restaurantes en el centro de Cleveland.

Foto de Bob Donnan-USA TODAY Sports

Ahora, con todo esto dicho, el estudio arrojó que James incrementó el número de restaurantes y bares a una milla del Quicken Loans en un 13 por ciento, y el empleo en dichos establecimientos subió un 23.5 por ciento. Parece mucho pero no lo es. Con sólo 120 establecimientos, un incremento del 23.5 por ciento en los empleos no es mucho. También, los investigadores encontraron que dichos efectos no se presentan fuera del radio de una milla. Además, parece que ignoraron que el número de restaurantes cerca del estadio disminuyó en los primeros cuatro años de LeBron como jugador de los Cavs (reconocieron que no tuvo un efecto notorio en el marcado de Miami).

Una última observación: los Cavs no llegaron a la postemporada en una ocasión durante la transición de James, pero jugaron en las Finales de la NBA en dos temporadas desde su regreso. Esto es importante porque significa que ganaron 20 partidos en casa adicionales en los últimos dos años. Qué coincidencia que 20 partidos más en casa en un período de dos años es igual al incremento del 24 por ciento de partidos en casa, un porcentaje casi idéntico al incremento de empleos en los bares de Cleveland que rodean la Quicken Loans Arena. (De verdad, posiblemente sea una coincidencia). ¿Entonces tiene que ver con un impacto económico real de LeBron o un impacto económico por tener un gigantesco recinto en uso durante más días por año?

Lo que más me sorprende es que, dados los factores atenuantes y el sentido común ignorados por este estudio, el impacto siguió siendo diminuto. Si el mejor escenario hipotético es que LeBron abrió 40 bares y restaurantes, entonces el problema está solucionado: nunca más hablaremos del impacto económico de los deportes profesionales.