Colombia 2066: Según Esteman, el futuro será caótico y bello

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Colombia 2066: Según Esteman, el futuro será caótico y bello

El performer bogotano dibuja la última fantasía: un país donde al fin ha llegado la paz y la armonía.

Colombia 2066: Según Esteman, el futuro será caótico y bello

El performer bogotano dibuja la última fantasía: un país donde al fin ha llegado la paz y la armonía. Todas las imágenes por Dani Senior.

Si me levanto mañana de mi cama y me despierto en mi país, 50 años después, lo primero que me gustaría averiguar y constatar es que ya podemos decir deliberadamente que vivimos en un país en paz, donde la guerra y la violencia ya no son el tema principal de las noticias. Partiendo de aquí, pongamos la mente a volar e imaginemos ese país del mañana y lo que tuvimos que pasar para llegar ahí.

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Hoy me levanto en un país en el que todos nos aceptamos como somos y por eso aceptamos también a los demás como son. Un lugar en el que las diferencias de opinión, creencia, género, raza, orientación e identidad sexual, condición socio-económica, no afectan la interacción entre individuos que conviven en sociedad. En este país ideal las relaciones entre sus habitantes se basan en el respeto, la colaboración, el intercambio de ideas, el trueque espontáneo, el deseo por el bien de los demás, la ayuda al que la necesita y por crecer de manera colectiva. Sí, acá las colaboraciones en todas sus formas y posibilidades son la base de todo y de un país que se siente orgulloso de crecer en sociedad. Pero así como estamos basados en el crecimiento colectivo, la individualidad de cada persona que habite aquí es la clave para esta evolución. Aquí cada quién es querido, respetado y valorado por su forma única de ser y expresarse. En este país del mañana, las nuevas generaciones nos enseñaron a no tildar, no discriminar, a perdonar y sobre todo a respetar para poder vivir en paz.

Estas también nos enseñaron a cuidar y respetar la naturaleza tan rica que nos rodea y que nos ha tratado tan bien durante tantos años. Aquí, el cuidado y la conciencia sobre el medio ambiente son la base de todo, de esto depende el bienestar de nuestras próximas generaciones.

En el 2066, para Colombia y para el mundo entero el recurso más importante es el agua y por esta razón se ha convertido en un país ejemplar, a raíz de la conciencia y protección de sus recursos naturales. Gracias a la Revolución por el Agua, en la que todo el país se ha vuelto a unificar con un mismo objetivo, ya no existe una política de exportación de agua como recurso y esta no se vende entre colombianos, es un recurso tan preciado que todos son conscientes del mismo y lo valoran como tal.

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En nuestro mapa podemos ver aún la línea que define el territorio que somos y que fuimos, pero las fronteras se han vuelto cada vez más invisibles con los países que nos rodean. Ahora vivimos en un mundo más globalizado y con los países vecinos aprendimos a convivir como un gran país por medio de la colaboración, la unión y el intercambio.

De la experiencia de las generaciones pasadas aprendimos a darle un mejor uso a la tecnología y a no abusar de ella. Vimos como antes se había perdido contundentemente el contacto real y la posibilidad de relacionarse en persona; ahora la base de las relaciones humanas consiste en encuentros espontáneos que se dan entre las diferentes personas que habitan aquí. Aprendimos a confiar en el otro y a estar dispuestos a nutrir nuestro conocimiento de los encuentros inesperados con los demás. Ya no existe esa inseguridad de la que tanto se hablaba antes. Aprendimos a respetarnos y a vivir en paz, pero también nos volvimos más seguros de nosotros mismos. ¿Por qué habría de haber inseguridad? La única inseguridad es la que nos trae la vida misma y esa es inevitable y nos encanta.

En pleno 2066, Colombia sigue siendo un país caótico en muchos sentidos. La gente es espontánea, ruidosa, cálida, amable, fiestera, un poco desordenada (a veces demasiado para algunos), pero por eso somos también el destino preferido de muchos. No hay nada que hacer, ahora todos se quieren quedar acá. Y acá todos son bienvenidos.

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¿Las drogas? Sí, se legalizaron. Y al parecer funcionan muy bien las políticas de producción, venta, consumo y salud pública que permiten su existencia y viabilidad en la sociedad. Ya no existe una guerra alrededor de las drogas desde que las mismas fueron legalizadas a nivel mundial, ahora son un tema de salud pública.

En este país la cultura se convirtió en uno de los principales sustentos socio económicos. Con las generaciones pasadas de los 2020 se empezó a dejar marca a través de la música, el cine, el arte… alrededor de diversos temas, y hoy somos un lugar de inspiración para muchos. Ahora somos una de las grandes potencias culturales: no sólo se produce sino que se consume mucha cultura internamente.

Musicalmente, Colombia siempre fue conocido por su enorme folclor y la diversidad de sus sonidos. Hoy en día esta diversidad se sigue reconociendo, pero ha habido una fuerte evolución en la música que hacen las nuevas generaciones y esta no sólo es reconocida en otros países de habla hispana. Aquí el sonido y expresiones artísticas son la la base de muchas cosas y ya no se suele encerrar una canción en un sólo género y ritmo. La música simplemente transmite algo en la gente y eso es lo que hace que algunos compartan un gusto musical. Así mismo, hay cada vez más formas para conocer música nueva, pero como también hay tanta oferta, la preferida de muchos es ir a uno de los múltiples festivales o ferias de música que hay muy seguido en las diferentes ciudades del país. Ver y oír música en vivo es una de las actividades preferidas de muchos hoy.

En mi país se vive en paz, respeto y en armonía. No puedo negar que hay mucho por arreglar y mejorar todavía, pero nadie quiere vivir en un mundo perfecto. La perfección y la unidad son aburridas y antinaturales. Luego de algunos intentos lo entendimos. Hoy vivimos felices en este caótico y bello lugar que todavía se llama Colombia, que aún conserva su bandera y que guarda su escudo como reflejo y memoria de su historia, pero que no es precisamente lo que identifica a sus habitantes actuales. Estos viven construyendo símbolos, escudos y banderas en acciones significantes e insignificantes de la vida diaria que irán transformándose y evolucionando por el bienestar y el futuro de las generaciones venideras.

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