12 rounds con Rougned Odor: Las entrañas del hombre que puso un puño en el mentón de José Bautista
Tim Heitman-USA TODAY Sports

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el golpe

12 rounds con Rougned Odor: Las entrañas del hombre que puso un puño en el mentón de José Bautista

Rougned Odor siempre será conocido por el famoso golpe al estrella de los Blue Jays de Toronto, José Bautista. Pero sus amigos y su familia saben que hay mucho más en él que eso.

1.

Rougned Odor, bebiendo de un vaso de agua mineral, se sienta en un rincón del restaurante Outback Steakhouse en Surprise, Arizona, al lado de su novia Liusca y frente a su primo César Suárez, un ex jugador de Ligas Menores que hoy trabaja para Beverly Hills Sports Council, la agencia de Odor. Sin el uniforme, Odor no parece un pelotero profesional. Son las orejas puntiagudas, la barba, los frenos.

Aún es febrero y llueve; el restaurante está lleno con gente mayor que cena temprano. Una mujer en la mesa contigua devuelve una ensalada porque tiene demasiado aderezo. Nuestra mesera, joven y aparentemente confundida, va y viene de nuestra mesa media docena de veces antes de que alguien siquiera revise el menú. "Las limonadas de fresa no son de relleno gratis", le dice a César.

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Unas pocas horas antes de nuestra cena, los representantes de Odor, incluyendo a César, se sentaron con miembros de los Rangers de Texas para hablar sobre una extensión de contrato. Poco después, Odor firmaría un contrato de 49.5 millones de dólares, y los derechos sobre un par de caballos.

Es un cliché enmarcar un artículo como este con la escena de un restaurante donde el escritor y el sujeto se encuentran, pero puede servir a un propósito. En este caso, espero confirmar que la mejor forma para entender a Odor ––un venezolano de 23 años que se hizo famoso por golpear a José Bautista en la cara, más que por ser el más joven segunda base de la historia en pegar 30 cuadrangulares en una temporada–– es ubicarlo como el tipo de persona que nació para vivir y trabajar en Texas.

2.

La leyenda de Rougned Odor, según cuentan sus familiares, comienza cuando tiene seis años, jugando un campeonato nacional infantil de beisbol en Venezuela. Pegó tres cuadrangulares en un juego, y ejecutó un triple play sin asistencia. La jugada no necesariamente fue impresionante por lo físico. Atrapa una línea, pisa la base, luego toca un corredor. Lo impresionante es el hecho de que mientras otros chicos corrían por las bases sin mucha idea, Rougned, de seis años, sabe las reglas y evalúa la situación lo suficientemente bien como para retirarlos con calma.

Tiene sentido que lo haya hecho. Tiene jugadores profesionales en ambas ramas de su árbol familiar. Douglas, su tío paterno, jugó en Ligas Menores, y hoy es coach en la organización de los Indians. Su tío materno, Eddie Zambrano, jugó partes de dos temporadas con los Cubs, mientras que su otro tío materno, Roberto llegó hasta Triple A.

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Odor comenzó a ir a los juegos en Maracaibo cuando apenas era un bebé. Tomó un guante poco después. Cuando era niño, sus padres no lo dejaban salir solo de la casa, y no lo dejaban tampoco jugar en la calle. Su padre lo llevó al campo a jugar beisbol; si era momento de hacer otra cosa, su padre también lo llevaba a hacerlo.

No pasó mucho tiempo para que Odor fuera seleccionado para representar al equipo nacional de Venezuela en competencias juveniles en otros países. Tampoco pasó mucho tiempo para que los Rangers le ofrecieran un bono por firmar de 425,000 dólares. E igual de rápido subió a clase A a los 18 años, a Doble A a los 19 y a Grandes Ligas a los 20.

"Fue como si hubiera nacido para jugar beisbol", asegura su abuelo Douglas.

3.

Odor ordena su filete en perfecto inglés.

"¿Tiene porterhouse?", pregunta Odor a la mesera.

"Justo ahí", le responde la mesera señalándole el menú.

"¿Cuántas onzas? ¿22?"

"Sí", le responde. "¿En qué término?"

"Tres cuartos".

4.

El golpe a José Bautista no es lo que hace a Rougned Odor famoso o interesante, pero sí lo hace más famoso y más interesante. Es casi seguro decir que si no hubiera existido el golpe, no estaríamos comiendo en Outback, porque ¿cuántos reportajes se hacen sobre un buen segunda base? Pero hoy, Odor es más que eso. Es el segunda base que estuvo en el centro de la más llamativa pelea en la historia del beisbol moderno.

En una tarde soleada de mayo hace casi un año, José Bautista se barrió duro en la segunda base mientras Odor pivoteaba para un doble play. Cuando Bautista se levantó, Odor lo empujó. Discutieron, y luego salió un volado de derecha al mentón de Bautista. Se vaciaron las bancas. El golpe de Odor fue la cereza del pastel en la tensión creciente que había entre los Rangers y los Blue Jays, y que había comenzado en la serie divisional de la temporada anterior, cuando Bautista celebró un cuadrangular que le daba la delantera en el decisivo quinto juego lanzando su bat de forma desafiante: una de las violaciones a las reglas no escritas del beisbol.

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Odor ha sido enfático en no hablar sobre lo que ocurrió con Bautista, incluyendo esta entrevista. De cualquier manera, ya es tarde para explicaciones. No puedes borrarle el golpe a alguien. Aunque se convierta en un asiduo al Juego de Estrellas, Odor seguirá siendo recordado en parte como el tipo que le puso el puño en el mentón a uno de los cañoneros más temibles del beisbol. No es necesariamente malo, es algo con lo que se puede lidiar.

"Si comienzas a prestarle demasiada atención al público, te volverás loco porque a veces el público se enoja cuando no haces las cosas bien y dicen cosas que no quieres escuchar: cosas feas, malas", asegura Odor. "Luego, cuando lo estás haciendo bien, son los primeros en estar contigo. Es mejor ser simplemente normal".

A veces, un momento puede elevar el perfil de un pelotero y trascenderlo, lo quiera el pelotero o no. A veces un momento cobra vida propia: en YouTube, en camisetas, o simplemente en la memoria de los aficionados. Poco después de la pelea, Odor canceló una aparición en una tienda de tarjetas deportivas donde firmaría fotos del golpe. Nolan Ryan es uno de los mejores lanzadores de la historia, pero conozco a un tipo que inhaló líneas de coca sobre la foto enmarcada de la famosa pelea de Nolan Ryan con Robin Ventura. En algún punto, Ryan simplemente aceptó que la pelea se convirtió en parte de su legado. Eventualmente, terminó firmando fotos de la pelea, y él mismo poniendo la inscripción: "No se metan con Texas".

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Esos momentos se convierten en parte de una vida, y del panorama más amplio que la gente cuenta. Nolan Ryan era más que un texano viejo y bravo que ponchó a miles. Rougned Odor es más que un segunda base bravucón que pega decenas de cuadrangulares.

5.

Josué Pérez, hoy coordinador de bateo de los Rangers en Ligas Menores, vio por primera vez a Odor en la academia de los Rangers en la República Dominicana cuando Odor tenía 17 años. "Este muchacho va a ser un maldito pelotero", pensó Pérez luego de lanzarle la práctica de bateo a Odor. Pérez asegura que conoció a alguien con quien es divertido trabajar, y que quiere ser bueno y que hizo muchas preguntas.

Odor está enlistado con 1.81 de estatura (generosamente) y 88 kilos. Ya no tiene un físico pequeño, pero cuando firmó por primera vez seguía siendo bajito y delgado. Incluso desde entonces, asegura Pérez, Odor tenía poder desde el lado izquierdo del plato. Incluso desde entonces, usaba un enorme bat de 35 pulgadas, más grande que el que usó Barry Bonds. Tiene una postura abierta, y alta, y una patada que es deliberada. Genera más torque de lo que se cree.

Sería facil etiquetar a Odor como un bateador sin disciplina, tanto dentro como fuera de la caja de bateo, y etiquetarlo también como alguien que se deja llevar por su agresividad. Al final, casi nunca recibe una base por bolas. Pérez dice que ese no es el caso. Odor no es un bateador que le tire a todo. "Tiene un plan cuando se para en la caja", asegura Pérez. "Es cierto, no le gusta recibir muchas bases por bolas, pero su fortaleza es ser agresivo en el plato. Está conociendo más y más, que ya sabe cómo controlar su agresividad".

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El swing y la estrategia de Odor ha sido moldeada por una familia de jugadores e instructores. Y aunque ese swing y esa estrategia puedan no ser convencionales, son deliberados. Odor es un talento raro ofensivamente: un jugador que es efectivo a pesar de tener poca paciencia, y una tasa de ponches relativamente alta.

Tambiés en un talento insatisfecho. Sus compañeros y coaches lo elogian como uno de los que más duro trabajan en los Rangers. "Siempre está trabajando", asegura Ryan Rua que también jugó con Odor en las menores. Y fuera de su trabajo en la jaula y en el gimnasio, Odor ha buscado consejos de su jugador favorito en su niñez, Manny Ramírez. Odor no ha conocido a Manny en persona, pero los presentaron por teléfono y hablan regularmente. Se mandan videos y hablan de la mecánica de su swing.

"Es una tremenda persona", asegura Odor.

6.

Desde que Odor firmó su extensión de contrato, ha estado ansioso sobre el estatus de sus nuevos caballos. Cuando los escoja oficialmente y finalice la papelería, serán su séptimo y octavo caballos. Se sumarán a Teresita, Isabelita, el Malandro, el Prospecto, la Tipa y el Ruso. (Liusca asegura que su favorito es el Prospecto, porque se parece a Odor).

Odor creció en la ciudad, pero la familia de su madre es gente de campo. Odor pasaba sus fines de semana con ellos cuando era pequeño. Creció para amar los caballos, se obsesionó con la suerte de los toros coleados. Cuatro jinetes montados en cuatro caballos persiguen un toro e intentan derribarlo tomándolo de la cola, tantas veces como sea posible sin perder la montura. Odor prueba sus caballos en competencias en Venezuela, pero él es sólo un espectador. "Es un poco loco", asegura. "Peligroso".

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En la cena, revisa fotografías de caballos que está considerando comprar, y pide opiniones sobre ellos. Su cuenta de Instagram está llena de fotos y videos de caballos. Compró sus primeros dos en Texas cuando llegó a las Grandes Ligas, y luego los mandó a casa. Le pregunté qué características busca en un caballo. "Fuertes y pequeños", asegura. Necesitas caballos pequeños para las coleadas. Le gusta que tengan las orejas pequeñas y la cara blanca.

Asegura que le gusta jugar en Texas en parte por el ganado que hay en los alrededores de Dallas. Entre el beisbol y el facil acceso a caballos, vacas y toros, tiene todo lo que necesita. En la temporada muerta vive con sus padres en Maracaibo y atiende a sus caballos.

7.

Odor y el relevista de los Rangers, Jeremy Jeffress, están parados frente al locker de Adrián Beltré en el vestidor del equipo en la pretemporada. Cada uno argumenta su caso. Odor asegura que Jeffress le debe dinero por un juego de cartas. Jeffress asegura que Odor hizo trampa porque no barajeó las cartas adecuadamente. Beltré, quien parece tener poca paciencia en esta discusión, le pregunta a Jeffress si apostó o no en el juego.

Jeffress asegura que sí, pero que Odor hizo trampa. Beltré dice que él no puede decir si Odor hizo trampa o no, porque él no estuvo ahí. "¿Cuál es la diferencia en el orden en que barajeo las cartas?", pregunta Odor. Hablan de dirimir la disputa en un doble o nada de tiros libros de basquetbol, pero la opción rápido se desvanece. ¿Por qué, pregunta Odor a Jeffress, debieran lanzar tiros libres si siempre le gana a Jeffress en las cartas?

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8.

Rougned Odor sobre Adrián Beltré:

"Siempre está tratando de ayudar a los peloteros jóvenes. A veces no lo ves porque no entiendes las cosas y no haces lo que él te dice. Una vez tuve un problema, y él trataba de explicarme algo, pero yo lo vi de otra forma y empecé a portarme rudo. No dije nada, pero en mi mente estaba enojado. Por dentro.

"Después, comencé a notar que sólo intentaba ayudar. Solo intentaba darte lo mejor de él, para que tú hicieras las cosas de forma correcta. Porque a veces no te das cuenta que lo estás arruinando hasta que alguien te lo dice, y a veces, cuando eres joven, no entiendes la forma en que te lo dicen. Es por eso que digo que él es una tremenda persona y un tremendo compañero. No importa cómo se sienta. No importa si tiene un pie o una mano lastimados, él juega. Me ha enseñado mucho sobre beisbol, y estoy muy agradecido con él".

9.

De no haber sido pelotero, Odor asegura que habría sido soldado. Eso es lo que siempre le dijo a su mamá cuando era más joven y no sabía si lograría un contrato profesional. En ese punto de la conversación, la mesera regresa para informarnos que se les terminaron los porterhouse. Odor pide un ribeye de 22 onzas. Cuando come, no habla.

Hay algunas cosas que lo atraen sobre la vida militar, asegura. Una es sencilla: le gustan las armas. El abuelo de Odor practicaba el tiro de competencia, y a Odor le gusta tirar y cazar. Tiene algunas armas en Venezuela, pero ninguna en Texas porque asegura que hay muchas regulaciones. Cuando quiere tirar en Texas se conecta con amigos que ha hecho en agencias policiales.

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Pero más que el solo hecho de que le guste tirar, a Odor le intrigan las similitudes entre la vida de un pelotero y la vida de un soldado. A Odor le gusta la idea de tener una cadena de mando. "Tienes que respetar a tus mayores, a los jugadores que tienen más experiencia. En la milicia, creo que es de la misma forma".

"Por jerarquía", interviene César.

"Por jerarquía. La disciplina, el trabajo, la dedicación, el respeto. Creo que es muy similar".

Cuando le insinué que el beisbol es un mejor trabajo, Odor coincide. Más dinero. Pero te va bien como soldado en Venezuela, asegura Liusca. "Te haces rico".

"Hoy es un buen momento para ser soldado en Venezuela", asegura César.

Se refiere a la actual crisis social, política y económica en Venezuela. Es una crisis que motivó a Odor a sacrificar ingresos monetarios futuros por la estabilidad de una extensión contractual luego de la mejor temporada de su carrera. Con la extensión, Odor puede traerse a su familia a Texas. Puede comprar un rancho en las afueras de Dallas. Puede enfocarse en el beisbol, en los caballos, y dejar en paz todo lo demás.

Odor es conocido por jugar con mucha pasión. Foto por Jerome Miron-USA TODAY Sports

10.

Adrián Beltré sobre Rougned Odor:

"Es una persona que tiene algo que probar, y obviamente juega de la misma forma. Y a veces el otro equipo no lo entiende y lo intepretan de otra forma. Pero entendemos cómo juega. No está tratando de ofender a nadie, es solo su forma de sacar lo mejor de sí mismo y de jugar al máximo. Con el tiempo, aprenderá a controlarlo un poco mejor, pero hasta el momento, ha estado bien.

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"Pedroia es una buena comparación. Son iguales. Juegan con mucho fuego interno, y me imagino que eso tiene algo que ver con su estatura, con el hecho de que son pequeños. Pero son muy similares".

11.

La pelea con Bautista no fue la primera de Odor en el beisbol profesional. En 2011, jugando para los Indians de Spokane en clase A, a los 18 años, Odor estuvo involucrado en un incidente similar. Pero en esa situación, él era el corredor que se barrió fuerte, no el fildeador recibiendo el golpe. Odor fue suspendido cuatro juegos luego de la gresca.

"No me gusta perder", asegura. "Si voy a hacer algo, voy a ganar. No me importa qué deporte sea, en lo que haga, quiero ser el mejor. Creo que es simplemente quién soy".

Odor también era así cuando era pequeño. Era competitivo y en la forma en que ciertos atletas profesionales son competitivos. Peleó. No sin razón, y no porque le gustara pelear, sino porque era orgulloso, y porque no se iba a sentar a recibir lo que él consieraba como abuso de parte de alguien más. El día después de la pelea con Bautista, un reportero le preguntó si se arrepentía de lo que ocurrió.

"No", le respondió Odor.

Mike Napoli comparó recientemente a Odor con el ex segunda base de los Rangers, Ian Kinsler, que es competitivo, expresivo, un jugador energético, aunque con cualidades y reputación distintas. Uno no escucha que a los peloteros latinos los describan con calificativos que normalmente usarían con jugadores blancos como Kinsler, pero la descripción le queda a Odor. Rua lo describió como el tipo de jugador a quien amas tener como compañero y odias tenerlo como rival.

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Odor asegura que siente cierta responsabilidad por sus compañeros y siente también cierta responsabilidad por la organización de los Rangers, que lo ha nutrido como jugador y lo ha alentado a ser él mismo. El equipo no intentó mermar su fuego competitivo o cambiar su personalidad cuando iba subiendo. Asegura que está agradecido, de estar en un equipo con una presencia latina tan fuerte —Beltre, Elvis Andrus, Carlos Gomez, Nomar Mazara, Martin Perez, Robinson Chirinos, Hanser Alberto— y en donde no se forman grupitos, y donde la mayoría se llevan bien. Cuando estaba en las menores, y tomando clases de inglés, Odor se impresionaba con que los Rangers tuvieran a los estadounidenses tomando clases de español. "¿Qué organización hace eso?"

"Y ahora, para nosotros en el equipo, pareciera como que todos venimos del mismo lugar".

12.

Odor no come postre. Ni siquiera una probada del brownie de chocolate con helado de César, y que viene acompañado de cuatro cucharas. "Estoy a dieta", asegura, luego de haber consumido 22 onzas de ribeye con puré de papa y espinacas. Bueno, no exactamente a dieta, clarifica. Simplemente trata de comer relativamente bien y cuidar su cuerpo.

Durante la temporada, Odor dice que se cuida viviendo tranquilamente: no saliendo mucho después de los juegos, no pensar mucho. Ni siquiera le gusta saber su propio procentaje de bateo. Liusca le prepara arepas cuando le entra la nostalgia.

Es un muchacho de 23 años al que le gustan los caballos, que odia perder, y que pensó seriamente en hacer una carrera en la milicia. Golpeó en la cara a uno de las más grandes estrellas del beisbol, y no le gusta hablar de eso; tampoco parece creer que haya sido algo tan importante.

César sacude la cabeza. "Déjame te comparto una anécdota", dice.

La primera vez que Odor fue a jugar a Nueva York contra los Yankee en el verano de 2014, César fue a visitarlo pensando que saldrían a pasear por la ciudad, o al menos visitar algunos lugares turísticos antes de los partidos. El equipo se quedó en un hotel elegante y céntrico, cerca de Times Square, Central Park y el Empire State Building. Odor no salió de su hotel ni una sola vez, excepto para ir al parque de pelota. Prefirió descansar para el juego, dice César.

"Es por eso que yo no hice nada de mi carrera, y él va a ser una estrella", reflexiona César. "Porque su prioridad es el beisbol. Si fuera yo, me salía. Por eso solo llegué hasta Doble A. Yo me habría salido a conocer la ciudad".

Después de la cena, que se termina a eso de las 7, Odor, Liusca y César salen del concurrido restaurante y rumbo al estacionamiento. Odor piensa hacer lo mismo que hace luego de la práctica durante la pretemporada: ir a casa, ver videos de caballos, y dormir.