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Los Lakers siguen viviendo en el pasado y no se han dado cuenta

La búsqueda de Kevin Durant por parte de los Lakers demuestra que este equipo sigue viviendo en 1996. Desafortunadamente, están muy lejos de aquel plantel.
Mark J. Rebilas-USA TODAY Sports

No importa qué pienses de los Lakers de Los Ángeles, sabes que tienes que admirarlos por la confianza en sí mismos. Por ejemplo, la gran mayoría de los equipos con 17 victorias no exigirían una reunión con el agente libre más demandante de la liga. Los Lakers no sólo han decidido hacer precisamente esto con Kevin Durant, también son incrédulos ante la idea de que Durant pueda rechazarlos. Una fuente del equipo confesó a Chris Broussard de ESPN esta semana que "no me imagino a Durant ignorándonos. Eso me sorprendería". A pesar de jugar a la lotería durante tres años, los Lakers siguen creyendo en su propio esplendor.

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Los Lakers siguen viviendo en 1996. En aquel año ficharon a Shaquille O'Neal del Magic de Orlando con marca de 60 victorias. Los Lakers lo vendió como una mega estrella: ganancias masivas fuera de la duela, acceso al entorno de la farándula de L.A., entre otras cosas. Desde entonces han aplicado el mismo libreto, obteniendo resultados distintos. Dwight Howard en 2013, Carmelo Anthony en 2014. El verano pasado, su búsqueda por fichar a LaMarcus Aldridge fue una humillación pública, ya que a su equipo no le agradó las ofertas del contrato.

Los Lakers se han comprometido a modernizar su método de ventas. Pero conforme sus métodos evolucionan, sus metas se están quedando atrás. El sueño de los Lakers no es armar un equipo de 41 victorias alrededor de Bismack Biyombo. Como se puede ver en su búsqueda por Durant, siempre apuestan a lo grande.

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El problema es que Durant, ni cualquier otro jugador de élite está cerca de firmar con un equipo que perdió 65 partidos. En 1995-96, la última temporada de los Lakers antes de Shaq, obtuvieron un récord de 53-29 echando mano de los jóvenes talentos como Nick Van Exel y Eddie Jones. También seleccionaron en el draft a un tal Kobe Bryant. Shaq estaba a punto de irse de un equipo contendiente en las Finales, pero tampoco con rumbo al abismo.

Los Lakers necesitan a D'Angelo Russell, Jordan Clarkson, y Brandon Ingram para ser los Van Exels, Jones,y Kobes de hace 20 años: un plantel joven y talentosos, y lo suficientemente emocionante para convencer a los mejores agentes libres de que tal vez podrían ganar títulos con dicho equipo.

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Lo más probable es que esta versión de los Lakers requiera de una o dos temporadas como demostrar de lo que es capaz. Los agentes libres querrán ver a Russell, Ingram, y al resto jugar de verdad, y a Luke Walton cumplir con las expectativas. Por ende, la meta de los Lakers para la próxima temporada debería estar entre las 30 y 35 victorias, para después poder convencer a Russell Westbrook (y Durant si es agente libre como se espera). Si Westbrook no muerde el anzuelo, tendrán que subir el estimado de victorias a 40 o 45 para ir por Boogie Cousins en 2018. Esta estrategia requiere la contratación de agentes libres que puedan mejorar al equipo significativamente, pero que no requieran demasiado dinero como para sobrepasar el tope salarial destinado para una superestrella durante la campaña.

Complicar las cosas es una constante de los hermanos Buss, dueños mayoritarios del equipo. A principios de esta semana, Kevin Ding de Bleacher Report, escribió una nota controversial de una fuente anónima acerca de Jim Buss, supervisor de operaciones. El artículo presenta a Buss como un cretino con una terrible ética de trabajo, propenso a realizar ridículos rumores sobre agentes libres como Howard, Anthony, Durant, e incluso LeBron James, fichando por los Lakers. A juzgar por sus posibles fuentes, la nota de Ding elogia a la hermana de Jim, Jeanie, quien está a cargo de las operaciones de negocios de los Lakers y quien tiene la autoridad para despedir a Jim.

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Cuando el agente libre más famoso que has fichado es un entrenador sin experiencia. Foto: Jayne Kamin-Oncea-USA TODAY Sports

Da la sensación de que está a nada de hacerlo. Ya que los Lakers han sido un fracaso bajo la dirigencia de Jim, Jeanie ha sostenido una guerra de poder en su contra a través de los medios aliados. A menudo realiza entrevistas en la radio para recordarle a todo mundo de la promesa de Jim en abril de 2014 de que renunciaría si los Lakers no eran contendientes al campeonato de la Conferencia Oeste en "tres o cuatro años". Ya que Jim carece del carácter de Jeanie, no tiene forma de pelear. Hasta este punto sólo Durant puede salvarlo.

Por ahora, el plan A de los Lakers debería ser, y parece serlo, Hassan Whiteside. Tiene 24 años, es un excelente basquetbolista, y llena la posición que no cuenta con un jugador fijo. Whiteside quiere un acuerdo para el primero de julio, así que los Lakers podrían obtenerlo con un intercambio mientras Pat Riley persigue a Durant. Bismack Biyombo funciona bien como plan B.

Los Lakers también necesitan a un alero, aunque la idea de traer a Harrison Barnes tiene a muchos fans de los Lakers perturbados. No debería ser así. En las Finales tuvo una pésima actuación, pero en general es bastante bueno y podría jugar al lado de Ingram.

¿Qué pasa si los Lakers no logran fichar a Whiteside, Biyombo y Barnes? La respuesta correcta sería apoyarse en fichajes a corto plazo de jugadores lo suficientemente buenos para evitar que la dupla Russell-Ingram sea masacrada todas las noches. Joakim Noah y Luol Deng serían una opción provisional. El error sería realizar compras de pánico como Ian Mahinmi y Jamal Crawford.

Los Lakers han sido razonablemente buenos evitando este tipo de errores. El peor contrato que han ofrecido recientemente, el de Nick Young por cinco años, fue lo suficientemente modesto como para no ser catastrófico.

Aquella escuálida era se ha terminado. Ganar partidos es de nuevo la prioridad. Es posible conseguir un equipo como el del 96, pero no hasta que los Lakers construyan de nuevo los cimientos de aquel verano.