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Salud

Cómo recordar todo

Un nuevo estudio demuestra que cualquiera puede ser un “deportista de la memoria”.

Este artículo se publicó originalmente en Tonic, nuestra plataforma dedicada a la salud y el bienestar.

Cada año, los mejores memorizadores del mundo se reúnen en los Campeonatos Mundiales de Memorización para recitar largas listas de números aleatorios, el orden de varias barajas de cartas, fechas históricas y nombres y caras de desconocidos. A los miembros más elitistas del grupo se les concede el título de "Gran maestro de la memoria", y al mejor entre ellos se le nombra campeón mundial (el campeón actual es el estudiante de medicina estadounidense de 25 años Alex Mullen).

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Según un nuevo estudio en la revista Neuron, los cerebros de estos deportistas de la memoria no son estructuralmente diferentes al del resto de nosotros, pero los escáneres muestran que al entrenar sus capacidades memorísticas, los deportistas forman mejores conexiones neuronales entre las distintas regiones del cerebro y que las personas normales pueden desarrollar esas mismas habilidades (y producir los mismos cambios en el cerebro) en unas pocas semanas.

"La adquisición y el entrenamiento de las estrategias mnemotécnicas aportan nuevas herramientas o capacidades cognitivas", dice Martin Dresler, autor del estudio y profesor de Neurociencia Cognitiva en la Universidad de Radboud, en Holanda. "Puedes aplicarlo en ciertas situaciones, aunque no afectará demasiado a tu pensamiento general en situaciones en las que no lo aplicas".

El equipo de investigadores llevó a cabo dos estudios usando imágenes por resonancia magnética para descubrir qué sucede exactamente en los cerebros de estos deportistas que han entrenado la memoria. En la primera parte del estudio, llevaron a cabo un escáner por resonancia magnética estructural en los cerebros de 23 deportistas de la memoria, todos entre los 50 mejores del mundo, para medir el volumen y la densidad de su tejido cerebral, y lo compararon con los resultados de 23 individuos de control. Después, los científicos escanearon los cerebros usando la resonancia magnética funcional, que mide el flujo de sangre a las zonas activas del cerebro a tiempo real. Durante la imagen por resonancia magnética funcional, a los participantes se les pidió que visualizaran una lista de 72 nombres y que identificaran esas palabras 20 minutos después de acabar y 24 horas más tarde.

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Para hacernos una idea de cómo de agudos son estos memorizadores, de las 72 palabras identificaron correctamente un promedio de 70,8 palabras, mientras que los demás solo pudieron con 39,9.

Los escáneres por resonancia magnética estructural mostraron que todos los cerebros del estudio estaban compuestos por las mismas partes. Sin embargo, un análisis de los resultados de la resonancia magnética funcional mostraron que mientras los deportistas de la memoria intentaban recordar las listas de palabras (exactamente para lo que se habían entrenado), sus cerebros mostraron una mayor actividad en 2.500 conexiones neuronales diferentes, muchas de las cuales estaban en regiones relativamente lejanas. "Si dos regiones del cerebro se comportan de manera similar a lo largo del tiempo y muestran subidas o bajadas del flujo sanguíneo comparables en los mismos momentos, hablamos de conectividad funcional", dice Dresler. Entre todas esas conexiones, solo 25 diferenciaban a los deportistas de la memoria de los cerebros sin entrenamiento.

A continuación, los científicos quisieron ver qué pasaba si alguien aprendiera las técnicas que los deportistas de la memoria usan para competir en los campeonatos mundiales de memoria. Reclutaron a 51 personas sin experiencia en estrategias mnemotécnicas para que pasaran seis semanas aprendiendo trucos; por ejemplo, cómo asignar palabras a un lugar visual de tu mente, como si estuvieras yendo por la calle y leyendo carteles. Después del entrenamiento, su puntuación en el mismo ejercicio de memorización de 72 palabras subió un promedio de 36 palabras más. Cuando los científicos hicieron venir al mismo grupo cuatro meses después del entrenamiento, seguían siendo capaces de sacar dos docenas de palabras más que al principio.

Las imágenes por resonancia magnética funcional revelaron que gracias al entrenamiento mnemotécnico, sus cerebros empezaron a mostrar el mismo incremento en conexiones neuronales que los deportistas de la memoria. A la vez, esas conexiones de red aparecían en las pruebas llevadas a cabo cuando los participantes estaban relajados y sin intentar memorizar. Eso significa que los caminos que abres con el entrenamiento memorístico se activan todo el tiempo, no solo cuando intentar recordar listas. "Creo que es una de las partes más interesantes del estudio", afirma Dresler.

Si quieres mejorar tus habilidades de memorización (podría irte bien en las mesas de blackjack), visita a memocamp.com, donde los participantes del estudio entrenaron las técnicas. El registro inicial es gratuito, y puedes practicar en varios niveles antes de que te pidan sacar la tarjeta de crédito. Dresler sugiere empezar con listas de palabras, que son más fáciles de visualizar que los números, y encontrar a un compañero para practicar juntos.