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Identidad

Historias cutres de sexo en la playa

Estas historias demuestran que quizá deberías pillar una habitación de hotel.
Photo by Jovo Jovanovic via Stocksy

El sexo en la playa tiene tanta relevancia que incluso existe un cóctel afrutado que se llama así en inglés, "Sex On The Beach". Pero, ¿de verdad merece tanto la pena? ¿Por qué consideramos que la playa es el lugar más maravilloso del mundo para tener un romance ilícito? ¿Existe algún modo de echar un polvo en la playa sin que te pillen o sin que el tanga se te llene de arena? Preguntamos a algunas personas que lo han hecho de verdad y nos dijeron que no, que no merece la pena en absoluto.

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Núria

Yo tenía 16 años y estaba pasando unos días en la playa con mi novio del instituto, su hermano, sus padres y mi hermano. Entonces [mi novio y yo]decidimos desaparecer y ocultarnos en el desagradable baño público para echar un casquete rápido que acabó durando demasiado tiempo. O sea, quiero decir que fue asqueroso. Lo hicimos de pie y yo intentaba con todas mis fuerzas no tocar nada. Acabé haciendo equilibrios entre el lavabo y el secador de aire sosteniéndome solo con las puntas de los dedos mientras apoyaba los codos en la pared. Él se corrió en el lavabo. Todo fue bastante calmado, pero repugnante. En fin, que aquello fue antes de la llegada de los teléfonos móviles y su familia nos estaba buscando porque ya casi estaban listos para marcharse. Él era el primer tío con el que me había acostado, así que follar seguía siendo algo nuevo para mí, y también caminar después de haber follado. Estuvimos tanto tiempo en el baño que mis ojos se acostumbraron a la oscuridad. Cuando salimos de allí, ni sus padres ni nuestros hermanos estaban a la vista… o eso nos pareció a nosotros. Tan pronto como doblamos la esquina, allí estaban. Yo parecía un vergonzoso desastre de ojos entrecerrados y piernas arqueadas. Menos mal que no nos dijeron nada.

Felipe

Mientras estaba follando con una chica en la playa, a ella le robaron el bolso. El polvo en sí no fue nada espectacular, pero creo que empecé a perseguir al ladrón todavía con la erección. Debió de dar un poco de pena, pero por lo menos no llevaba los pantalones bajados.

Georgina

Puede que tuviera 17 años cuando tuve sexo con el que por entonces era mi novio bajo una torre de socorristas. Olía un montón a orina, pero parecía el sitio más discreto. De repente, un montón de polis nos apuntaron con una enorme linterna, justo cuando habíamos empezado a coger el ritmo. Nos separamos de un salto y nos pusimos la ropa. Los polis nos esposaron y nos hicieron quedarnos allí sentados un rato, mientras perdían el tiempo en el coche. Ahí fue cuando mi novio me dijo que el condón se me había quedado dentro. Después de estar sentados allí unos 20 minutos, los polis volvieron y empezaron a preguntarme de forma agresiva si era prostituta. No dejaban de decirme cosas como, "¿Cuánto cobras?". Obviamente, no lo bastante para permitirme un hotel. Siguieron insistiendo en que mi novio podía ir a la cárcel por violación, porque yo tenía 17 años y él 18. Yo me puse muy sarcástica y grosera con ellos porque no me gusta la policía y no se me da demasiado bien ocultar mis sentimientos. Finalmente me harté del todo y les dije que el condón seguía dentro de mí y que necesitaba ir a pescarlo antes de coger una infección, añadiendo que tenía que ir a comprar una pastilla del día después para no quedarme embarazada. También mencioné que tenía la vagina llena de arena, cosa que supongo que les flipó suficiente —o a lo mejor ya estaban aburridos— como para dejarnos marchar con una amonestación. Me costó una hora sacar el condón y tuve arena en el agujero del culo durante semanas.

Héctor

Una noche fui a casa de un amigo para reunirme con unos colegas. Llevaba unos 120 segundos allí cuando llegó una amiga del grupo. Ella tenía novio, pero no era más que un payaso. Lio un porro para mí y me dijo, "¡Hagamos algo espontáneo!". Solo llevaba un par de meses viviendo en una ciudad costera, así que todavía me seducía la idea de ir a la playa y todo eso. Fue como, "¡A la mierda! Vamos a pillar unas birras y nos vamos a la playa". Llegamos a la playa y nos tomamos unas tres cervezas antes de que ella empezara a hacerme una mamada. También eran como las 11:45 de la noche, así que todavía había gente paseando por allí. Se quitó los pantalones del todo y se me subió encima. Después paró durante un segundo y dijo, "espera, que tengo que mear". Se me quitó de encima, se agachó justo al lado de la toalla donde estábamos tumbados y se puso a hacer pis. Entonces, mientras estaba meando, agarró mi mano y la puso justo debajo del chorro de pis… Bueno, de algún modo lo dejé pasar. Después frotó mi mano contra la arena meada y la puso en su vagina. Estuve jugando con su clítoris durante un minuto, con mi mano llena de arena y pis, hasta que volvió a subirse encima de mí y continuamos follando, haciendo pausas ocasionales cuando algún corro de hippies que tocaban el tambor se nos acercaba demasiado. Después de una hora más o menos, volvimos a mi casa y me la follé un rato más antes de que volviera a su casa con el capullo de su novio.

Todos los nombres han sido cambiados.