¿Qué sigue para los Clippers?

Mismo cuento, distinto uniforme.

Chris Paul y los Clippers de Los Ángeles volvieron a tener una gran temporada. Volvieron a emocionar a todos sus fans y a deleitarnos con un gran estilo durante 82 juegos. Blake Griffin le añadió más cosas a su juego, ahora es mucho más peligroso fuera de la pintura y hasta detrás de la línea de tres. DeAndre Jordan ya no falla todos los libres que tira y su defensa ha mejorado considerablemente. Austin Rivers pasó de ser el hijo del entrenador a un caballo negro que salía de la nada a clavar 35 puntos para darle la ventaja al equipo. JJ Redick perfeccionó el arte de salir de una pantalla para hacer el catch and shoot de tres. Mo Speights llegó de los Warriors y tenía a todo poste que lo defendía sacado de onda porque Speights tira de tres y tira bien. Jamal Crawford, quien probablemente se lleve el premio al sexto hombre del año (otra vez) sigue dando una cátedra de cómo mezclar el juego callejero con el profesional de forma exitosa y, finalmente, Paul Pierce, "The Truth" en su última temporada trayendo esa ventaja de veterano y futuro miembro del Salón de la Fama que tal vez era la pieza que necesitaba este equipo.

A battle till the very end. — LA Clippers (@LAClippers)30 de abril de 2017

Todo eso era lo que tenía a Billy Crystal y demás fans angelinos, que no le van a los Lakers, emocionados, y todo eso fue lo que vieron derrumbarse frente a sus ojos para volver a quedar eliminados. No sé por dónde empezar con el problema, no sé a quién echarle la culpa o si en realidad es momento de creer en la maldición de los Clippers ya que de una u otra forma, una lesión siempre forma parte de su caída. En esta ocasión, fue la de Blake Griffin que se fracturó un dedo del pie y quedó fuera el resto del año. Esa baja fue elemental para que Utah pudiera llevarse la ventaja y nos demostró que por gran jugador que sea, Chris Paul no puede aplicar una Iverson y ganar solo, es más, Chris Paul se acaba de convertir en el jugador con más partidos de playoffs jugados sin llegar a una final de conferencia con 76. Lo cual nos muestra que aunque es un gran líder, algo le falta para llegar al siguiente nivel.

Injury Update » Blake Griffin underwent a successful surgery today to repair an injury to the plantar plate of his right big toe. — LA Clippers (@LAClippers)2 de mayo de 2017

Entonces, regresemos a la pregunta original: ¿qué sigue para este equipo? No son los Bulls de Jordan que perdían cada año contra los Pistons y finalmente les ganaron. Son un animal totalmente diferente que tiene que hacer varios cambios para poder lograr algo. Tal vez el primer cambio es sustituir a Doc Rivers quien claramente no está logrando lo que debería. Ahora, ese es un cambio que no veo muy factible porque tiene contrato hasta el 2019 pero seamos honestos, en tiempos de crisis todos en esta liga se pasan los contratos por las bolas. Siento que es un caso parecido al de Tom Thibodeau en Chicago, donde hubo paciencia pero llegó un punto donde todos se dieron cuenta que así no iba a avanzar el barco y lo corrieron. Rivers ha hecho un gran trabajo pero tal vez nunca podrá repetir lo que hizo en el 2008 con los Celtics.

El resto de los cambios es obvio: los jugadores. No creo que sea fácil reestructurar a un equipo que ha creado tan buena química en los últimos años pero también hay que darse cuenta que hay piezas que nomás no jalan, sin importar el renombre que tengan. La lista de agentes libres de los Clippers para este verano es preocupante:

No creo ni por un instante que Griffin y Paul decidan irse voluntariamente. Si la gerencia encuentra un trato ligeramente razonable por ellos, entonces sí. Bueno, y también algún tipo de locura, no olvidemos que estamos hablando de un dueño que se vuelve loco en cada partido (literal), que aprobó ese horrible nuevo logo y esos uniformes que parecen de liga de verano y que también optó por tener un cóndor de mascota. Pero la verdad dudo que esté tan loco como para dejar ir a esos dos. El resto son piezas en un tablero kilométrico de ajedrez que pueden o no rendir frutos. El problema es que estamos hablando de una franquicia que necesita que esos frutos sean inmediatos, honestamente creo que Paul puede entrar en una severa depresión y/o sufrir de un corazón roto como los cisnes que se mueren días después de su pareja si pasa otro año sin llegar a las finales de conferencia.

No olvidemos que son un equipo dentro de la demasiado atascada conferencia del oeste y necesitan un serio armamento para poder ganarle a Golden State, Houston o San Antonio, en realidad, lo único que me imagino que pueden hacer para dar batalla es esto.

Veremos qué decisiones toman para la próxima temporada y si finalmente logran llegar sanos y salvos al mes de mayo.