Este presidente trató de comprar mi voto con comida

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Comida

Este presidente trató de comprar mi voto con comida

La comida ha sido históricamente un factor importante cuando se acerca un cambio de gobierno, y ahora el presidente de Bolivia piensa que puede comprar votos con festines.

Un helicóptero ruidoso atraviesa las montañas y cae desde el cielo. La vista disturba la tranquilidad del pueblo minero de Quime, enclavado en una región boscosa de los Andes bolivianos. Desde el helicóptero hasta el terreno montañoso escalonado aparece el presidente de Bolivia, Evo Morales. Da la mano y se mezcla con las personas.

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Se supone que el presidente está en la ciudad para celebrar la inauguración de un nuevo mercado, para darle a los vendedores ambulantes un espacio especial donde puedan pregonar sus verduras, papas, hojas de coca, y otros bienes. Sin embargo, Morales ni siquiera llegó al mercado, se limita a un discurso rápido en la plaza de armas y despega de nuevo en el helicóptero que lo trajo.

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evo speech

El presidente boliviano Evo Morales dio un discurso para ganar votos en Quime antes de regalar un festín de comida tradicional.

La verdadera razón por la que el presidente decidió visitar esta pequeña ciudad resultó ser reunir apoyo y votantes para el próximo referéndum que determinará si podrá reelegirse por cuarta vez en 2020. Para ayudar a influir a los votantes indecisos, el gobierno proporcionó un festín para toda la comunidad.

Morales primero les habló a las multitudes reunidas sobre "el poder del pueblo para avanzar en el futuro de Bolivia", y se sumergió en lo que sonaba como un discurso genérico de campaña sobre las inversiones que el gobierno está haciendo en materia de salud, educación, agua potable y energía hidroeléctrica. Apenas se mencionó el mercado, excepto por una vaga promesa tangencial sobre que Bolivia se convertiría en un líder mundial en la erradicación de la desnutrición.

Los aldeanos (quienes, al igual que el presidente, eran miembros de la etnia indígena aymara) se comieron el discurso con gusto. Después se comieron el almuerzo.

evo food

Cocineras preparando "huatia", un platillo hecho con papas, camotes, plátanos y pollo, y cocido en un horno subterráneo.

En la colina detrás de las festividades, algunos de los habitantes del pueblo estaban ocupados preparando el banquete. La atracción principal era una comida llamada huatia, que es una mezcla de papas, camotes, pollo y plátanos, horneados bajo tierra usando piedras muy calientes. Primero, los cocineros calientan las rocas en una fogata durante una hora. Después, las entierran junto con la comida, cubriendo las ollas con cartón y lonas para evitar que se contamine con el polvo. Aunque el método se considera como una comida tradicional boliviana, los cocineros insisten en que la preparación en realidad se originó con los invasores españoles, muchos siglos atrás.

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Una hora más tarde, el tiempo suficiente para que algunos otros dignatarios terminen sus propios discursos obligatorios, la comida estaba lista, con abundante comida para que todos se llenen. "Realmente puedes probar la tierra en éstas", dijo un joven mientras comía una papa.

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Mientras los aldeanos comían, hombres pasaban alrededor sirviendo coktéls, una bebida potente preparada con Singani —aguardiente de uva producido localmente en los Andes—. El licor estaba mezclado con jugo tumbo, derivado de una fruta verde cilíndrica llena de pulpa de naranja, también conocida como maracuyá de plátano. El jugo era suficiente para enmascarar el alcohol dulce, pero después de horas de tomar shots en vasos pequeños de plástico, la población se veía bastante borracha.

evo coktel

Sirviendo el coktél, bebida tradicional hecha con aguardiente de uva y jugo de tumbo.

Después de que todos comieron hasta saciarse y cuando el alcohol se asentó, el baile comenzó. Bandas de tambor y flauta estallaron con melodías tradicionales competitivas a solo unos pocos metros de distancia las unas de las otras, mientras que los hombres y mujeres aymaras vestidos con trajes de colores flotaban en bailes populares de Bolivia. Perros oportunistas recorrieron el campo, en busca de restos de papa o huesos de pollo. Mucho después de que el presidente fuera solo un vago recuerdo, la música y el baile continuaron hasta la madrugada.

La comida ha sido históricamente un factor importante, si no el más, cuando la población de un país exige un cambio de régimen. La reina María Antonieta de la Francia revolucionaria es famosa (aunque apócrifamente) por sugerir que las personas comieran pastel cuando se quejaban de que el precio del pan era demasiado alto. Con su voto negado en las urnas, las masas ofendidas tomaron el asunto en sus propias manos y le cortaron la cabeza.

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evo plantain

Los plátanos se hornean a la perfección: dorados por fuera, suaves y dulces por dentro.

En Estados Unidos, el candidato presidencial republicano Ted Cruz, así como el ex candidato Chris Christie, hicieron la oposición a los almuerzos escolares saludables parte de sus campañas, sugiriendo que las papas fritas son opciones preferibles a las frutas y verduras. En Sudamérica el mismo Evo Morales una vez aconsejó a Hugo Chávez, el fallecido líder del movimiento socialista de Venezuela, que "para mantener la ideología, tienes que garantizarle la comida a la gente".

Se tomó seriamente su propio consejo. Morales, un ex cultivador de coca, llegó al poder en 2006 con la promesa de llevar la representación política a las poblaciones indígenas, en su mayoría marginadas, de Bolivia. Pulió sus credenciales populistas al nacionalizar el sector energético de la nación y gastó las ganancias en programas sociales. Ganó fácilmente la reelección dos veces, pero es bloqueado por la constitución del país para lanzarse por cuarta vez en el año 2020, de ahí el referéndum.

evo serving

El festín que Evo Morales regaló en Quime fue abundante y la comida estaba rica, aunque la presentación dejó mucho a desear.

La pregunta sí o no fue un botón político de acceso rápido en los meses previos a la votación. Por toda Bolivia, desde zonas urbanas densas hasta campos bucólicos, hay paredes y edificios decorados con graffiti de "Evo no" o "Evo Sí".

Al final resultó que incluso darle un banquete a su electorado no fue suficiente para acallar las dudas sobre la corrupción en el partido de Morales y la posibilidad de mantener al mismo presidente durante un máximo de 20 años, y los "nos" se llevaron la elección de esta semana con un 51.3 por ciento de conteo reportado. El futuro político y económico del país es una cuestión abierta, que podría conducir hacia la prosperidad o de vuelta a la pobreza, pero por hoy, al menos, el pueblo de Quime comió hasta saciarse.