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guerras y conflictos

Yemen, al filo del abismo

Estado Islámico, Al-Qaeda, guerra de milicias, facciones enfrentadas, políticos mentirosos, combates atomizados y una pequeña delegación de soldados estadounidenses cumpliendo una misión “indefinida” en el país la península arábiga.

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Para cualquier recién llegado a Adén los varios puestos de control son poco más que una experiencia difuminada en la que el negro, el rojo y el blanco de las banderas se levantan sobre los escombros. Está todo lleno de adolescentes sujetando casualmente rifles semiautomáticos.

Claro que para los residentes de la ciudad yemení — un húmedo puerto que se cae a pedazos ubicado en el margen más meridional de la península árabe — los puestos de control son los lugares que delimitan las fronteras invisibles que separan a los grupos armados que controlan las distintas zonas de al ciudad. En Adén, caer en territorio extranjero puede acarrear consecuencias fatales.

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Adén es un microcosmos que representa bien la compleja situación y la geografía mutante del Yemen. Los acuerdos se cierran tan deprisa como se rompen, mancillados por la falta de confianza, las rivalidades factuales o el dinero — que a veces desembolsan los yihadistas de línea dura. Los tiroteos se escuchan por toda la ciudad durante la filmación del primer episodio de la nueva serie de VICE News, Terror. Se trata de un programa centrado en la lucha contra Al-Qaeda en la Península Árabe (AQAP en sus siglas inglesas).

Las fuerzas de operaciones especiales de Estados Unidos llegaron a Yemen en abril. Entonces se alinearon con los Emiratos Árabes Unidos (EAU) para apoyar a la facción de guerrilleros del sur del país. El ejército de EE.UU. desembarcó con la misión principal de erradicar a la organización terrorista AQAP. El problema es que hacerlo podía acarrear muchas consecuencias no intencionadas. Entre ellas, más allá del flagrante asesinato en masa de civiles, se planteaba el conflicto de alentar con su intervención no solo a los secesionistas yemeníes, sino también a los explosivos enfrentamientos entre las fuerzas respaldadas por los estratégicos aliados estadounidenses en la zona.

"ISIS está aquí, Al-Qaeda está aquí. Caminan libremente por las calles. A veces son ellos mismos quienes establecen los puestos de control", nos relata nuestro nervioso conductor mientras cruzamos por un puente rumbo a Bureiqah, una franja de tierra al oeste de la ciudad que está actualmente tomada por los guerreros salafistas, y los combatientes yihadistas, tanto de AQAP como de Estado Islámico (ISIS).

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En Adén el conductor ya nos ha advertido de que "nunca sabes lo que te espera por delante".

Barcos destruidos durante los combates en el puerto Tawahi de Adén.

Yemen es la sede de AQAP, una de las ramas más implacables y violentas de Al-Qaeda, la organización responsable de intentar dinamitar varios aviones entre 2009 y 2010, y la misma que reivindicó la autoría de la matanza de Charlie Hebdo, en París, en enero de 2015.

El pasado mes de abril, en su intento por orquestar una contraofensiva contra AQAP, EE.UU envió un destacamento de soldados de las fuerzas de operaciones especiales para auxiliar a las tropas de élite de los Emiratos Árabes. Los soldados estadounidenses se unieron a sus compañeros en una zona del sur del Yemen. Entonces la Casa Blanca informó que se trataba de una misión temporal. "Tal y como lo vemos será una misión a corto plazo", expresó Jeff Davis, uno de los portavoces del Pentágono, durante el pasado mes de mayo. Sin embargo, en julio el Pentágono anunció sigilosamente que la misión iba a extenderse — de manera indefinida.

Así es como armas que España vende a los saudíes han acabado en manos de los huzíes en Yemen. Leer más aquí.

Estados Unidos no tiene unos antecedentes demasiado honrosos cuando se trata de elegir a sus aliados en el Yemen. Washington detentó una abominable asociación con el que fuera presidente Ali Abdullah Saleh, para coordinar su lucha contra los islamistas radicales. Saleh fue el mismo deleznable dictador que el día que se vio acorralado por la primavera árabe yemení de 2011 envió a un destacamento de fuerzas especiales entrenado y equipado por Estados Unidos, para reprimir las pacíficas manifestaciones callejeras. Saleh no tardaría tampoco en enzarzarse en una violenta y despiadada contienda contra sus rivales políticos, por las calles del centro de la capital, la devastada ciudad de Saná. Y, sin embargo, parece que Estados Unidos dudó a la hora de convocar a Saleh para que este prestara su apoyo a la administración Obama.

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"Si Saleh se va nos enfrentamos a dos escenarios posibles: la anarquía o la formación de un gobierno mucho menos amistoso", declaró en su día un oficial anónimo del ejército estadounidense al periodista del New Yorker Dexter Fikins. Finalmente, Saleh terminaría renunciando a su trono. Entonces su proverbial vicepresidente, Abd Rabbu Mansour Hadi, le relevó. A falta de otra cosa, Hadi se mostró todavía más dispuesto a asociarse con los EE.UU. que su antecesor. Claro que la anarquía se impondría igualmente por todo el país.

El combatiente de Al-Qaeda Abu al-Qah Qah habla con VICE News en Adén.

La actual guerra civil del Yemen fue desatada por un golpe de estado contra Hadi orquestado en 2014 por los huzíes, un grupo chií del norte del país, que irrumpió y cercó la capital, y que se hizo con los principales ministerios del ejecutivo. En marzo de 2015, Arabia Saudí, temerosa de la creciente influencia iraní en la zona — los saudíes creen que los huzíes enarbolan los intereses de la república islamista — entraron al trapo provistos de un monumental arsenal armamentístico comprado a golpe de talonario a Reino Unido y Estados Unidos.

Hadi se exilió entonces allí, en Arabia Saudí, donde continúa parapetado a día de hoy; mientras que los saudíes se dedicaron a amortizar su inversión disparando contra todo lo que se movía. La campaña de bombardeos aéreos daría lugar al anuncio de la formación de una coalición liderada por los saudíes para devolverle a Hadi el país arrebatado.

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El bombardeo continúa a día de hoy. Las ONG y las organizaciones humanitarias de todo el planeta han denunciado que la campaña liderada por los saudíes es constitutiva de crímenes de guerra. El asesinato de civiles es constante e indiscriminado. Y mientras tanto, Estados Unidos sigue entrenando a los saudíes y cargando su munición.

Médicos Sin Fronteras abandona el norte de Yemen por los 'bombardeos indiscriminados'. Leer más aquí.

Greg Archetto trabajó durante 10 años en el departamento de Estado de Estados Unidos. Se encargaba de supervisar el apoyo de su país al gobierno yemení. Lo hizo desde principios de 2010 hasta que se fue del gobierno en 2015, debido a lo que él ha descrito como "un problema de estrechez de miras en las políticas antiterroristas estadounidenses".

Él asegura que los miembros de la cúpula militar estadounidense trabajan a bandazos y aplicando parches temporales, y cambiando de aliados en suelo yemení tanto como de chaqueta. Según cuenta, incluso el régimen de Saleh utilizó repetidamente la amenaza de AQAP para sacar grandes tacadas de dinero e infraestructuras de los estadounidenses. Saleh terminaría empleando ese dinero no para combatir a AQAP, sino para atacar, precisamente, a sus rivales, los huzíes.

"Yo no sé como ponerle pintalabios a este cerdo", resumió Archetto para referirse a su renuncia. "Se trata de un conflicto de conspiraciones tribales". Un día tienes a gente de tu lado y al siguiente se han convertido en enemigos".

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Los restos de la Universidad de Adén destruida por los combates en 2015.

Durante los albores de la guerra civil, AQAP puso cerco a Mukalla, una ciudad portuaria enclavada al este de Adén donde, gracias a las guerrillas locales, consiguió hacerse con el control del puerto. Se estima que aquel golpe reportaría a los yihadistas unos emolumentos de 2 millones de dólares al día. Gracias a aquella entrada de capital la organización terrorista lograría amasar 200 millones de dólares para financiar su lucha armada. Cuando VICE News visitó Adén a principios de este año, el personal de AQAP campaba a sus anchas por las calles y celebraba reuniones en el distrito de Mansoura, donde el emir de la organización residía en un conocido complejo residencial.

Aydrous Zubaidi es el comandante de las milicias. Fue destacado a Adén procedente del norte en diciembre de 2015. Su misión era restaurar el orden. Dos meses después había sobrevivido a tres intentos de asesinato.

"El mayor desafío es el terrorismo", nos cuenta desde su despacho, ubicado en la quinta planta del edificio principal de gobernación en Adén. "Todas las infraestructuras de la ciudad fueron destruidas. Al-Qaeda se aprovechó de la guerra para crecer inadvertidamente".

Después de que le visitáramos en Adén, los hombres de Zubaidi, apoyados por los EAU, consiguieron expulsar a los combatientes yihadistas de AQAP del puerto. Sin embargo, su éxito provocó otro abismal desequilibrio en el país: alimentó las esperanzas de muchos yemeníes del sur, quienes llevan tiempo con la intención de independizarse del resto del país para instalar de nuevo la frontera que dividió históricamente al Yemen, hasta su unificación en 1990.

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La última vez que el sur intentó independizarse fue en 1994. Sin embargo, aquella intentona fue aplastada sin contemplaciones por la coalición liderada por Saleh, en la que se contaban yihadistas recién regresados de Afganistán, muchos de ellos estrechamente vinculados a un hombre que, por aquel entonces, todavía era un perfecto desconocido: Osama bin Laden.

Si hoy se llevara a cabo un nuevo intento secesionista, EE.UU. se vería de nuevo en dificultades. La administración Obama no está interesada en una nueva guerra civil, puesto que ello implicaría un peligroso retroceso en los notables avances por exterminar a AQAP. La secesión entrañaría también un problema considerable para Arabia Saudí, un país que sigue reivindicando haber entrado en la guerra del Yemen para intentar mantener el país unificado, y no para contemplar como se divide de nuevo en dos.

Muchos separatistas del sur consideran que los EAU podrían convertirse en sus más probables aliados extranjeros Los árabes fueron los principales arquitectos de la campaña para repeler a los huzíes en 2015, cuando enviaron sus tropas entrenadas y armadas por Estados Unidos. Estas habían combatido junto a los estadounidenses en Afganistán. En Adén, durante los primeros meses de guerra, ayudarían a coordinar a las incontables milicias locales.

Cómo el Reino Unido ayudó a dirigir ataques letales con drones en Yemen. Leer más aquí.

Un diplomático europeo que trabaja en el Yemen y que solo accede a hablar a condición de hacerlo anónimamente, puesto que no está autorizado para hacerlo, relata a VICE News que los Emiratos se dedicaron al sur, mientras que los saudíes eligieron el norte

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Los líderes de ambos países, ambos de mayoría suní, querían enviar una señal a la mayoría chií iraní. Sucede, sin embargo, que los EAU tienen una manifiesta antipatía por los políticos islamistas locales. Se llevan, de hecho, especialmente mal con los Hermanos Musulmanes. Muchos de los grupos que están combatiendo a los huzíes en el norte del Yemen son militantes de Islah, el principal partido suní islamista del Yemen. Los Emiratos creen que tal es una rama de los Hermanos, lo que explica que en 2014 les incluyeron a Islah en su listado de organizaciones terroristas.

Mientras la guerra ha seguido avanzando, los Emiratos han empezado a desarrollar sigilosamente un plan de contingencia para la independencia del sur. Así lo han declarado a VICE News tres individuos que han sido informados al respecto. Sin embargo, los saudíes no están dispuestos a aceptar la idea de un sur del Yemen independiente. Entre los meses de abril y de agosto de este año se llevaron a cabo en Kuwait, las conversaciones para detener el devastador conflicto que se está librando en el centro y el norte del país. Sin embargo no se alcanzó ningún acuerdo.

Si el acuerdo de paz llega a cerrarse finalmente sin que se dirima qué hacer con el sur — es un tema que ni siquiera se abordó en Kuwait — el final de la guerra civil en el norte podría desembocar en otra guerra civil en el país entero, una guerra fagocitada por secesión del sur. Y semejante escenario equivaldría a que los dos países, ambos aliados de Estados Unidos, se vieran obligados a enfrentarse en el campo de batalla.

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Un combatiente de la milicia sureña descansa en la casa de su jefe en la bahía de Gold Mohur.

Así que Estados Unidos se ha visto metido de lleno en esta lucha de poder, por mucho que su objetivo oficial consistiera en derrotar a AQAP; lo cual persigue hacer apoyando indirectamente a otra facción: una delegación de fuerzas entrenadas por los EAU formada íntegramente por hombres de Hadramawt, una provincia enclavada en el sudeste del país.

En abril, las milicias Hadrami entraron en Mukalla, la ciudad portuaria al sur de Hadramawt controlada por AQAP , y consiguieron expulsar a sus combatientes yihadistas. Las fuerzas especiales de EE.UU. fueron destacadas en la zona para asesorar a las tropas de infantería de los EAU sobre cómo continuar con sus operaciones en el terreno para seguir mancillando a las tropas yihadistas.

Muchas milicias Hadrami desearían ver Hadramawt convertido en un estado independiente o en una región autónoma antes de que se transforme en parte de un estado más amplio al sur del Yemen — lo que sería como una secesión dentro de la secesión. Desde que tomaran Mukalla, las milicias han arrancado una campaña de detenciones y de intromisiones en hogares de islamistas para secuestrarles y mandarlos a un centro de detención cuyo paradero se desconoce, según han denunciado múltiples fuentes apostadas en el interior de Mukalla. Muchos de los detenidos son miembros de Islah — la formación a la que están apoyando los saudíes en el norte del país y que los EAU tienen proscritos como a terroristas.

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?Cuando la amenaza de los huzíes disminuya, a nadie escapa que los diferentes grupos que han estado luchando contra ellos se verán abocados a enfrentarse los unos contra los otros", ha comentado Adam Baron, un experto en Yemen y miembro del Consejo Europeo para las Relaciones Extranjeras.

Distintos miembros del ejército estadounidense que han hablado con VICE News han comentado que el contingente de operaciones especiales de Estados Unidos en el Yemen es muy reducido, que no trabaja directamente con los yemeníes, y que no existe ninguna intención de ampliar la delegación. De manera que el único aliado de Estados Unidos sobre el terreno son los EAU.

"Tenemos algunos objetivos muy específicos en Yemen", ha declarado un ex miembro del departamento de Defensa que está al corriente del destacamento y que asegura que la misión es: "Minar y desmantelar tanto a AQAP como a Estado Islámico. No existe nadie, ni un solo constituyente que se oponga a tal estrategia actualmente".

El personal estadounidense fue destacado en la zona en parte debido a las preexistentes relaciones entre los miembros de los equipos de las fuerzas de operaciones de EE.UU. y de las fuerzas homólogas de los EAU que ya habían servido en Afganistán. De hecho, el mayor espaldarazo que recibió la delegación estadounidense para meterse en Yemen provino de los mismos líderes del equipo, dos personas con conocimiento de la misión.

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El puerto de Adén en febrero de 2014.

"Yo no que creo que ni el gobierno estadounidense ni probablemente el de los Emiratos sean demasiado fieles a ninguno de los aliados con los que están trabajando sobre el terreno. No creo que sepan cuáles serán sus aliados una vez cumplan con cada uno de los objetivos que se van marcando", comenta un ex miembro del departamento de Defensa. En otras palabras, los estadounidenses y sus aliados regionales saben con quien trabajan directamente —aunque no necesariamente con quienes trabajan aquellos con quienes se asocian.

Según un consejero del gobierno estadounidense en Yemen, Estados Unidos no habría considerado las implicaciones a largo plazo que tendría apoyar indirectamente a los separatistas del sur, y no ha diseñado ningún plan de contingencia en caso de que el sur decida seguir adelante con su plan de independizarse.

El asedio de Adén. Ver aquí.

VICE News ha contactado al Consejo Nacional de Seguridad de Estados Unidos, que supervisa los planes de seguridad al más alto nivel del presidente del país, Barack Obama, para preguntar cuál es la actual estrategia en Yemen. Un portavoz del departamento ha declinado responder a las preguntas sobre la misión de las fuerzas en el país de Oriente Medio, y nos ha sugerido que hablemos con el Comando Central del país, que supervisa las operaciones militares estadounidenses en la región.

Todavía esperamos respuesta.

"Las fuerzas de operaciones especiales hacen bien su trabajo", ha comentado Archetto. "Han completado su tarea desde su perspectiva operacional". El problema, asegura, es que la cúpula de la administración Obama no ha investigado a las personas a quienes Estados Unidos ha estado entrenando y armando. Y ahora teme que todo ello pueda desembocar en una situación con la que el país está más que familiarizado:

"Que los tipos a los que hemos entrenado se conviertan en nuestros enemigos 20 años después".

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