Somos una generación con problemas. Vivimos en una peor economía que generaciones anteriores y esto hace más difícil salir de casa de nuestros padres o tener algo parecido a una “vida estable”. No tenemos fondo de retiros (acá hablo por experiencia personal) y vivimos más al día que al mes. Para muchísima gente, somos la “generación que se siente ofendida por cualquier cosa”, y gastamos nuestro dinero básicamente en rentas. Hasta disfrutamos más la vida de solteros.
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Sé que tenemos hábitos de consumo graves y que somos una generación mal vista y odiada por algunos. Por mi parte, entiendo que los salarios son terribles y que es mucho más cómodo seguir viviendo con tus padres, pero, ¿no nos quedará dignidad? ¿Cómo diablos hacen cuando tienen un ligue? Imagino la escena: “Hola, papá, ella es Daniela, alguien que conocí por Tinder. Nos avisas cuando la cena esté lista para que comamos con ustedes”. Yo no podría. No sé, ese soy yo. También, debido a que los Baby Boomers (nuestros padres) fueron una generación caracterizada por tener trabajos estables e independencia económica, hay muchos millennials que son mantenidos largamente por sus padres y no tienen que luchar muchas cosas.Contacté a varios de mis amigos y conocidos compañeros de la misma generación (millennials), para preguntarles qué odian de otros millennials.Sé que esto lo dice mucha gente, pero creo que las razones son varias. Primero, desde que existe el internet y las redes sociales, sucedió algo parecido a una democratización de la opinión: todos creemos que tenemos derecho a opinar y dar a conocer nuestros pensamientos sobre absolutamente cualquier tema. Y no importa si somos expertos en el tema o no. Tener Twitter, Facebook o Instagram hace que queramos dar nuestra visión sobre cualquier cosa que suceda. A veces hasta puede viralizarse. Pasamos mucho tiempo leyendo las opiniones de los demás y claro que no vamos a estar de acuerdo con todas. Entonces opinamos, nos sentimos ofendidos y necesitamos expresar esto. Es como un círculo vicioso del cual es difícil salir y terminamos siendo la mayor parte de las veces parte del problema que una solución. Creemos que nuestra opinión es vital e importante, cuando seguro sólo le importa a nuestros amigos [no siempre] y seres queridos. Tener canales de comunicación tan grandes como las redes sociales tiene este tipo de consecuencias.—Leonardo, 29 años.
NOS OFENDEMOS POR TODO
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SOMOS UNA GENERACIÓN PROMISCUA CON MIEDO A ESTABLECERSE
LA GENERACIÓN SELFIE
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