Ya no más "cruzazulear", ahora que sea "mexicanear": Billy Álvarez señala que la historia trágica de Cruz Azul es como la de la Selección
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Ya no más "cruzazulear", ahora que sea "mexicanear": Billy Álvarez señala que la historia trágica de Cruz Azul es como la de la Selección

Billy Álvarez, presidente de Cruz Azul, propone que ya se utilice el término "cruzazulear" para describir el infortunio de su equipo, sino que ahora se utilice el término "mexicanear", pues, asegura, la historia de la Selección Mexicana ha sido igual de t

Cruz Azul está cansado de las etiquetas que han convertido al club en un símbolo del fracaso. El verbo que los aficionados rivales han creado para burlarse del recurrente infortunio de los celestes al borde del silbatazo final provoca en algunos desinterés y en otros molestia; en palabras de jugadores como Jesús Corona, reconoce nen ellos la responsabilidad de erradicarlo con éxitos. Sin embargo, al presidente del club no le da igual y encuentra peyorativo el término "cruzazulear". A tal punto que sugirió, en entrevista para ESPN, cambiarlo por "mexicanear" para hacer alusión a las derrotas de la Selección Mexicana en los minutos finales. "No nos va a gustar a ninguno de nosotros", dijo Billy Álvarez.

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"Si México pierde casi en el último minuto en el Mundial de Suiza, contra Francia, 3 goles a 2, o pierde en el Mundial de Chile 1-0 en el minuto 90, con gol de Peiró y centro de Gento (…) Si pierde en penales contra Alemania en el 86. Si pierde en el 94 contra Bulgaria y pierde contra Alemania en el 98 en los últimos cinco minutos y pierde contra Holanda en Brasil con ese 'no era penal', ¿cuál sería el término entonces?", expresó el presidente de Cruz Azul para comparar la situación de ambos equipos y destacar la naturaleza burlona del término. La última mala experiencia de Cruz Azul ocurrió ante León en la jornada 3. No ganan un partido a 90 minutos en la cancha del Nou Camp desde 1991 y ese día estuvieron a punto de conseguirlo. A segundos del final del tiempo regular, Darío Burbano cobró un saque de esquina que Osvaldo Rodríguez conectó de cabeza y Alejandro Faurlin, en su intento por desviar, terminó por encajar el balón al fondo de su propia portería para sorpresa de sus compañeros y algarabía de los locales. El verbo "cruzazulear", los memes y las risas volvieron, como lo han hecho tantas veces.

El Cruz Azul ha experimentado la frustración de las victorias cantadas desde más de una década atrás. En el repechaje del 2003, cuando Cruz Azul perdió una ventaja de 5-1 frente a las Chivas y se quedó sin liguilla. O en la Concachampions del 2010, cuando tenían el boleto al Mundial de Clubes en la mano y Pachuca lo arrebató con un gol de Edgar Benítez al 92'.

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Esas anécdotas se unen al historial de desgracias, en donde la más significativa ocurrió ante el América en la Final del 2003. El América era la víctima en el fin de una maldición de 15 años sin título para el Cruz Azul, o casi. Cruz Azul lo ganaba al 89' con dos goles, el "Cielito Lindo" ya se cantaba en la tribuna, pero un cabezazo de Aquivaldo Mosquera revivió a las Águilas. A la Máquina le quedaba aguantar por cuatro minutos y no lo consiguió, otro cobro desde la esquina le dio a Moisés Muñoz la ocasión perfecta para un remate de cabeza histórico. El empate prevaleció en el tiempo extra y frente a frente en los penales, Cruz Azul falló dos veces y América selló el título en una final tan emocionante como representativa de una maldición que no han podido sacarse de encima.

Como si no hubieran aprendido la lección, en el Apertura 2016, América los volvió a sorprender, esta vez en su propia casa, el Estadio Azul. La Máquina marcó tres goles en diez minutos y al 25' la ventaja no solo parecía definitiva, se hablaba de la mejor actuación del equipo en el torneo. Los infortunios no los abandonan y esa tarde ocurrió otro, Aldo Leao fue expulsado a poco de iniciar el segundo tiempo y al minuto, las Águilas marcaron el primero, al 73' cayó el segundo, empataron al 89' y Silvio Romero firmó la vuelta en tiempo agregado. El Clásico Joven se les escapó de las manos.

Billy Álvarez tiene razón: lo que le ha pasado a su equipo es un mal compartido con la Selección Mexicana. Los episodios más recientes ocurrieron este verano. El primero, en el partido por el tercer lugar de la Copa Confederaciones ante Portugal. Guillermo Ochoa ya había detenido un penal cuando Javier Hernández abrió el marcador al inicio del segundo tiempo y, a pesar de los errores para ampliar la ventaja, el final del tiempo regular aproximaba a la celebración del triunfo ante el vigente campeón de Europa, pero un remate acrobático de Pepe empató el partido. No hicieron falta los penales porque Adrien Silva sentenció en tiempo extra. La medalla servía de poco tras la goleada ante Alemania, pero estaban a punto de obtenerla y el verbo ahí también se aplicó en las burlas para describir el sentimiento de la derrota: México la cruzazuleó.

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La Copa Oro fue ocasión del segundo episodio del verano. En el papel, México, a pesar de llegar con una plantilla alternativa, era favorito sobre Jamaica por el sitio del rival en la clasificación mundial y su historial frente a frente; pero ese día, la superioridad no fue tal. Jamaica pudo sorprender antes, pero el drama encontró desenlace al 88' con un tiro libre de Kemar Lawrence que dejó parado a Jesús Corona. Jamaica avanzó y la final esperada ante Estados Unidos no ocurrió. El enfrentamiento que definió como campeones a los anfitriones se devaluó en la taquilla.

Por el valor de la derrota, ninguna de las anteriores ha sido la más dolorosa en últimas épocas. En la mente vive el recuerdo del último Mundial y la sensación en el aficionado de que México al fin jugaría el quinto partido a costa de la Selección de Holanda con todo y Louis Van Gaal. Un año después de esa final representativa del verbo, México ganaba con gol de Giovani Dos Santos y mucho esfuerzo por mantener el dominio, pero no alcanzó, en su afán por mantener el marco en cero, cedieron la iniciativa y a tres minutos de romper la maldición que prevalece desde México 1986, Wesley Sneijder empató el partido. Sin necesidad del tiempo extra, el árbitro juzgó como penal una entrada de Rafa Márquez sobre Arjen Robben, convertida en anotación por Klaas-Jan Huntelar. México cayó en cinco minutos, presa de sus infortunios.

En el historial de ambos equipos se relatan anécdotas de pesadilla para los aficionados, por ahora, la Selección Mexicana no tiene forma de defender la propuesta de Billy Álvarez. "Mexicanear" también podría volverse verbo al servicio del fracaso.