Foto: María Fernanda Molins | i-D México
El origen de este prejuicio es más o menos el siguiente: las mujeres somos sexualizadas desde que somos niñas, por medio de esta sexualización no pedida, terminamos siendo tratadas como objetos sexuales. Objetos, no sujetos, porque nadie nos pregunta si nos pueden sexualizar. Esto es lo que se llama el "male gaze" y durante años, como los hombres dominaban la producción y creación de referentes culturales, el lugar de las mujeres suele ser el de interés romántico o sexual, objeto de deseo o token de poder. Este tipo de representación es común en toda la producción cultural occidental: desde el reggaeton hasta el rock and roll, no hay quien se salve.Este artículo fue publicado originalmente en i-D México en marzo de 2016
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