Problemas entre vecinos que seguramente superan a los tuyos
Ilustración por Joan Alturo

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Problemas entre vecinos que seguramente superan a los tuyos

"Mi vecino bajaba mierda en un cesto atado a una cuerda".

En la historia española de los enfrentamientos entre vecinos, hay un caso mítico: las vecinas de Valencia. ¿Quién no recuerda la encarnizada disputa entre Vicenta e Isabel? Estas dos mujeres de Valencia dieron el salto a la pantalla pequeña en 2009 cuando aparecieron en Callejeros. El inicio de sus trifulcas databa de mucho antes, concretamente del año 2003. Según Isabel, Vicenta le dejaba sus heces en la puerta de casa, le disparaba con una pistola de agua y por ello tenía que salir de su piso cubierta de los pies a la cabeza con bolsas de basura. Denuncias a menores para que le quitaran la custodia de sus hijos, insultos escritos en el interfono y el ascensor, reparto de octavillas en su contra por el barrio, precinto de la cerradura… Todo grabado por un detective privado contratado por la supuesta víctima.

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Los siguientes testimonios no han tenido la misma repercusión mediática, pero algunas son historias brutales y otras son para morirse de risa, y demuestran que las pullas entre vecinos son tan viejas como la humanidad.

HIZO CREER A MIS COMPAÑERAS DE PISO QUE YO ERA PROSTITUTA

"Mi vecina parecía que la había tomado conmigo. Lo más curioso del caso es que en su particular guerra sucia había decidido que el mejor ataque sería aliarse con mis compañeras de piso para ponerlas en mi contra… Un día les dijo que tenían que tener cuidado conmigo ya que, según su parecer, yo tenía unos horarios de entrada y salida de casa demasiado raros. Deducía sin decirlo abiertamente que yo era prostituta y poco confiable. Lo que no sabía la vecina es que trabajo de enfermera y por este motivo tengo horarios tan cambiantes. Un día me lo monté para decírselo, así como quien no quiere la cosa, para que dejase de ir difundiendo aquel rumor. Resulta que su hija es médico y la vecina ahora me adora…

No soy la única del edificio que ha tenido problemas con la mujer. Según me contó la casera, cada vez que se cruza con la vecina loca por la escalera, ésta empieza a insultarle por lo bajini: 'guarra, puta, zorra, sucia'. La vecina está convencida de que la casera es amante de su marido… lo raro es que el hombre tiene 80 años y casi no se aguanta de pie".

Marta, Barcelona

PINTADAS 'PUTAS 1º 3ª'

"Llevábamos un año viviendo sin problemas hasta que me hicieron una fiesta sorpresa por mi 25 cumpleaños. Aunque salimos de casa antes de las 11 el daño ya estaba hecho.

Un vecino con el que nos llevábamos muy bien, pero que era muy pesado y muy cotilla, nos contó que Sagrario, la vecina con quien compartíamos pared, se había vuelto loca el día de la fiesta y llamó a todos los vecinos para que trataran de terminar con el ruido. Yo y mi novio nos quedamos muy rallados porque no queríamos tener problemas con nadie, y fuimos a pedirle disculpas aunque no habíamos hecho nada malo.

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Por esa época una amiga nuestra estaba viviendo en nuestra casa. Un día se nos acerca Juan (el cotilla) y nos dice: 'Se comenta en el vecindario que tenéis a una chica en casa porque vais justos de dinero'. Eso nos hizo gracia… pero cuando apareció en la pared de la entrada del edificio 'Putas, 1º 3ª' escrito en boli Big, ya no nos hizo reír tanto.

Eider, Donostia

OÍDO ULTRASENSIBLE

"En el primer piso que alquilé en Barcelona tuve una vecina que estaba loquísima. Lo más habitual era estar mirando la tele a un volumen normal y de repente, a eso de las once o las doce de la noche, escuchar como la tía empezaba a dar golpes en la pared como si quisiera tirar el tabique. Yo pensaba: ¿qué te molesta, el latido de mi corazón? Cuando no daba golpes nos llamaba como una loca al timbre o nos dejaba notas amenazando con que llamaría a los Mossos. Los más increíble de todo es que mis compañeros de piso eran frikis de cueva que lo único que hacían era ver pelis… no hicimos ni una fiesta, ni una cena, cero, solo ver pelis, y la señora se enfurecía a muerte. El día más surreal fue cuando estábamos en la terraza hablando los tres y de repente empezó a tirarnos agua. Eso por no hablar de que me espiaba mientras estaba fregando los platos… Todo muy raro. Un día me encontré a su hijo en el ascensor y el tío va y dice: 'No se lo tengáis en cuenta, mi madre es subnormal'. En fin, ojalá le hayan metido de vecinos a unos erasmus".

Berta, Barcelona

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LA CESTA DE LA MIERDA

"Mi vecino de arriba estaba fatal. Bajaba mierda en un cesto atado a una cuerda, desde su piso que era un segundo, hasta casa de mis padres que está en un primero. No era mierda animal… eran pelusas, papeles, pieles de plátano, cosas de este tipo. Lo más gracioso… bueno lo más fuerte, fue cuando veo aparecer un yogur atado a una cuerda por la ventana del salón, como esos teléfonos de cuando éramos niños. El tío no estaba intentando comunicarse con nosotros, sino que había escogido el método más cutre para intentar escuchar nuestras conversaciones. ¡Muy loco todo!".

Virginia, Barcelona

EL NOTARIO LOCO

"El edificio en el que vivía, era muy raro. Mi casa tenía una terraza pequeña en mi cuarto, como un patio de luces, y otra una terraza más grande que el propio piso en el salón.

Cuando empezaron a ocurrir cosas extrañas, al principio no sabía qué vecino era el que me puteaba porque las ventanas a veces no se corresponden con la lógica normal… es un poco lioso de explicar.

Normalmente, al abrir la puerta de mi casa, me encontraba colillas en el suelo del piso. Otro día, mientras tendía la ropa en la terraza de mi cuarto, me tiraron una botella de coñac vacía que por poco me da. Luego aparecían pastillas en la terraza con las que intentaban envenenar a mi perro. Una madrugada llegue de fiesta y me habían pintado la puerta de casa con un grafiti, así como un dibujo absurdo de rallas negras, una especie de espiral mal hecha.

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No era el único que sufría estas putadas. A unos señores mayores de unos 80 años el vecino loco, les vació un cenicero entero en el buzón.

Poco a poco fuimos descubriendo quién era el responsable de todo. Se trataba de un hombre de unos 50 años que era notario y que desde que su madre había muerto, no estaba bien de la cabeza.

Confirmé mis sospechas cuando me di cuenta de que el vecino, además de mirarme mal cuando nos cruzábamos, siempre iba fumando por la calle. Su tabaco era Chester y las colillas que había en mi casa eran de la misma marca.

Un día que llegué a casa un poco pedo y vi que me había hecho otra de sus tretas, me cabreé, cogí mierda de mi perro y se la metí en el buzón.

Jamás me dijo nada y nunca supe por qué lo hacía.

Al final todo acabo de un modo trágico. Una noche empecé a oír un montón de ruidos arriba. Apareció la policía. Sucedía que el vecino, intentando fingir un robo, había roto la puerta de su casa con un martillo, pero desde dentro. Todo absurdo.

Una semana después, salí a la calle y vi un coche fúnebre que se llevaba a alguien. Me dijeron que era el vecino que se había suicidado tomando pastillas.

Jorge, Zaragoza

EL LADRÓN DEL RELLANO

"Mis padres tenían un vecino que se quedó sin trabajo. Creo que curraba en alguna fábrica o en algún taller porque siempre iba vestido con un mono azul. No hablaba mucho.

La cuestión es que tenía mujer y dos hijas, y la mejor solución que encontró para ganar dinero mientras estaba desempleado, fue empezar a robar. Robaba por el barrio sin mucho criterio. Si no es imposible explicarse porque un día decidió atracar a su vecina de su mismo rellano en la calle con un cuchillo de casa. Más tarde los vecinos, que se quedaron flipando al conocer la noticia, encontraron en un cuarto de luces del sótano, todo lo que el hombre había mangado desde que perdió su trabajo.

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Allí había cascos de motos, chaquetas, e incluso una pistola. Lo metieron en la prisión de Quatre Camins, pero no sé si fue gracias a la denuncia de la vecina o a más denuncias de gente a la que había robado".

Edu, Barcelona

MUEBLES QUE SE MUEVEN Y AMENAZAS

"Estaba de Erasmus en Pisa, concretamente vivía en la Via San Francisco número 38. Lo digo sin reparos porque la casera era literalmente una cabrona y me gustaría prevenir a todo el mundo que vaya a estudiar a allí de que no alquile esa casa. Reitero, era una cabrona.

La cuestión es que, al principio del año, cuando yo y mis compañeros de piso estábamos estudiando, empezamos a escuchar un ruido muy fuerte en el piso de arriba. Era como si estuvieran moviendo los muebles, pero todo el rato. Cuando ya no podíamos más, subimos a pedir a los vecinos que hicieran menos ruido.

Al principio fueron amables y nos dijeron que nos harían caso, pero cuando volvimos a nuestro piso, continuaron moviendo los muebles. Estábamos flipando y decidimos, de muy buenas maneras, subir de nuevo para pedirles que pararan. Les comentamos que, si no lo hacían, muy a nuestro pesar, tendríamos que avisar a la policía. Fue entonces que ellos nos dijeron que, si llamábamos, tendríamos que empezar a vigilar con nuestras vidas, que deberíamos ir con cuidado. ¡Nos habían amenazado! Obviamente no llamamos a nadie nunca y a partir de ese momento, cuando entrábamos en el edificio, intentábamos pasar por las zonas comunes lo más rápido posible.

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¡Estábamos cagados! Con el paso del tiempo fuimos descubriendo que a aquella casa iba y venía mucha gente, siempre estaban moviendo muebles y había mogollón de niños. Cosas muy raras que nos hicieron pensar que aquella gente no se dedicaba a nada bueno."

Dámaris, Xativa

UN SICARIO CONTRA EL VECINO LOCO

Sucedió en los años 90, cuando yo era adolescente. Mi familia vivía en un barrio de Edimburgo que actualmente es bastante pijo. Entre nuestros vecinos estaba Mr. McDonald, un hombre muy cascarrabias que tenía constantes problemas con el resto de vecinos. Nunca quería participar en los gastos de la comunidad, y cuando se arreglaba algo de la finca, pongamos por ejemplo la puerta o los timbres, él los destrozaba; así sin más.

El problema surgió cuando otro vecino, Mr. Smith, pidió a la comunidad arreglar el tejado porque tenía goteras en casa. Todo el mundo aceptó menos Mr. McDonald que pese a vivir en el mismo piso que Mr. Smith no quería poner dinero para las obras.

Sus enfrentamientos debían llevar muchos años arrastrándose, pero todo el mundo se quedó sin palabras cuando la policía detuvo a Mr. Smith por intentar asesinar a Mr. McDonald.

Mr. Smith era licenciado en antropología social y en teología comparada. Trabajaba en una planta petrolífera de esas que hay en medio del mar, así que supongo que tenía bastante dinero. Pagó 5.000 libras a un tal Mr. Johnson para que matara a su vecino, pero la jugada no le salió.

Mr. Smith y Mr. Johnson quedaron debajo del Forth Bridge para determinar cómo asesinar a Mr. McDonald. Las opciones eran: ponerle veneno en la leche, secuestrarlo y matarlo, hacer que se cayera por las escaleras como si fuera un accidente o entrar por la ventana exterior de su casa y romperle el cuello y simular que se había resbalado mientras se limpiaba los dientes. Mr. McDonald era cojo y llevaba un zapato ortopédico de esos con mucha plataforma, por lo que lo del accidente era plausible.

Si el asesinato no se pudo producir fue porque toda la conversación bajo el puente fue grabada por Mr. Johnson. Mi padre dice que el hombre era un delincuente común con cargos y podría haber pactado con la policía entregar a Mr. Smith a cambio de mejorar su condena.

Finalmente, el juez dictaminó solamente 4 años de prisión para Mr. Smith considerando que era un buen hombre que se había arrepentido sinceramente de sus actos y que, en cierto modo, la actitud de su vecino podía llevar a una persona a enloquecer."

Karen, Edimburgo

*Se modificaron algunos nombres para mantener el anonimato de los protagonistas.