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Botellas medio vacías y otras tonterías que llevamos en el coche

Asumamos que llevamos nuestro vehículo lleno de cosas. ¿Qué podemos hacer con ellas?
Fotos cortesía de Volvo

A una persona la conocerás por su coche. Y no por lo bonito, o feo, que sea por fuera, sino por las cosas que lleve dentro. Desde una figurita de Elvis Presley en movimiento hasta una toalla de playa en diciembre, unos zapatos de tacón de recambio o una botella de agua calentorra: en nuestro coche nos sentimos cómodos y tanta comodidad acaba convirtiendo a nuestros vehículos en el espejo de nuestras almas, lo queramos o no.

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En cuanto supimos que Volvo sacaba el nuevo modelo XC40 con Smart Storage, hemos decidido ponerlo a prueba e investigar si las cosas que nuestros amigos llevan en el coche habitualmente tienen cabida en él. Nos hemos topado con objetos que van de lo común a lo paranormal, de lo divertido a lo desagradable, y de lo emocionante… a lo que preferiríamos haber evitado descubrir. Spoiler: huele a pizza de hace un mes.

Empezamos por lo básico: el móvil. Todos lo llevamos encima, y sin embargo, lo de tener un área designada para el aparatito es cosa de profesionales del motor, para ser sinceros. El resto de mortales no tenemos el tiempo ni la desfachatez de comprarnos la sujeción adecuada para el mismo. Es por eso que, a la que hay un volantazo súbito, lo perdemos entre los asientos, bajo las alfombrillas o en las puertas. A Patricia le pasó una vez y no volvió a encontrarlo: el móvil desapareció por completo dentro del coche, y a pesar de llevarlo al taller dos veces para que los mecánicos lo exploraran a fondo, su teléfono no volvió a ver la luz del día nunca más. Tal fenómeno, digno de Stephen King, no hubiera pasado nunca en un Volvo XC40, y ojo porque la superficie para colocarlo no solo lo mantiene a salvo sino que carga la batería mientras tanto.

Elena, la novia de un colega, dice que ella lo que siempre lleva encima son dos tarros con sal y pimienta, para ir segura en la carretera

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El móvil es común, pero un radiador no lo es tanto. No hablamos del sistema de calefacción y aire acondicionado incorporado en el coche, no; hablamos de un radiador de pared de los que tienes en casa. Pedro, por un motivo que escapa a nuestra comprensión (y a la suya), condujo con ese inútil acompañante en el asiento trasero durante varios meses hasta que decidió deshacerse de él. La teoría de cómo empezó todo incluye una mudanza hecha deprisa y corriendo, una pelea de bar y una ex enfadada… Pero no tenemos claro qué tiene que ver una cosa con la otra. Otra cosa que Pedro siempre lleva encima es una botella de agua a medio llenar. Se desconoce cuándo fue abierta por primera vez, y lo que sabemos con cierta seguridad es que no beberíamos de ella ni atravesando los Monegros en agosto a cuarenta grados. Pero si el agua no nos resulta atractiva, tampoco lo es la idea de tirarla (algo así como un síndrome de Estocolmo). Para ello el Volvo XC40 ha designado un espacio especial, y al menos se evita que ronde por debajo del asiento del conductor, como suele ser habitual.

Y hablando de cosas que almacenamos en el coche durante meses, Carlos se lleva la palma en este asunto. La historia empieza un día en el que accedió a llevar a su hermano en coche a la estación, y este hizo un comentario de que algo “olía raro” en el coche. Carlos no se caracteriza por su sofisticación, e hizo poco caso, pero al cabo de unos días otra colega mencionó lo mismo y se empezó a mosquear. ¿Sería que había algo raro? Empezó a ojear lo que había por aquí y por allí: unas bolsas de la compra vacías, una solitaria pala de playa (se desconoce el paradero de la otra), y una caja de cartón… de pizza. Casi se le pasa por alto, pero volviendo sobre sus pasos, Carlos decide comprobar que no hay nada dentro y entonces, ¡pam! Una sólida masa grisácea y apestosa aparece ante sus ojos. Ni qué decir tiene que el pobre no pudo volver a probar la archiconocida comida italiana en unos cuantos meses.

El resto de mortales tal vez no carguemos pizzas durante meses, pero solemos cargar alimentos en otro formato bastante a menudo: cada vez que vamos al supermercado. Hacer esas compras de la semana en el súper implica cargar el carrito hasta arriba y llenar el maletero de bolsas. Lo peor que te puede pasar, aparte de no encontrar el coche en el parking y ponerte de los nervios, es que las bolsas se muevan en el camino a casa y contenidos tipo huevos, botellas de vidrio o delicados melocotones se aplasten, rompan o exploten en mil pedazos (y manchas), así que consideramos un sueño hecho realidad que el diseño del Volvo XC40 incluya un espacio para que las bolsas de la compra se puedan almacenar sin que se muevan. El diseño del coche también tiene en cuenta una zona para tarjetas, otra para basura (sabemos que de eso tienes de sobra), bolso, gafas de sol e incluso portátil, y todo al alcance del conductor. Elena, la novia de un colega, dice que ella lo que siempre lleva encima son dos tarros con sal y pimienta, para ir segura en la carretera. Una superstición que heredó de su abuela, nos cuenta. Para eso, por suerte o por desgracia, no tenemos espacio designado todavía. Nosotros somos más de cazasueños.