La sangrienta intimidad de Rhye
Foto de Genevieve Medow Jenkins, cortesía de Universal Music.

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Música

La sangrienta intimidad de Rhye

A unos días de la salida de ‘Blood’, su segundo álbum como Rhye, platicamos con Mike Milosh sobre las dificultades legales que evitaron que publicara más música antes, la sangre, transmitir intimidad por medio del sonido, y el futuro.

Han pasado seis años desde que Rhye entró al radar musical de cada uno de nosotros, cubierto en un velo de misterio que solo dejaba entrever la emotividad y sensualidad de su música. Atrás quedaron las especulaciones sobre el número de miembros del proyecto y el género de quien canta, además de las comparaciones odiosas con Sade. En su lugar, ha prevalecido la belleza de la obra de Mike Milosh, miembro único de Rhye, y la memorable experiencia que significan sus conciertos en vivo.

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En el tiempo transcurrido desde la salida de Woman, el álbum debut de Rhye, en 2013, Milosh ha vivido de todo: editó Jetlag, el más reciente de sus álbumes firmados con su propio apellido; se embarcó en una larga y costosa batalla legal con su ex-sello Polydor para zafarse de su contrato discográfico; se divorció de la actriz Alexa Nikolas; encontró el amor nuevamente; colaboró con Bonobo; y organizó una serie de eventos de ambient llamado Secular Sabbath. Pero, sobre todo, no paró nunca de tocar en vivo alrededor del mundo, lo que tuvo una influencia importantísima en la creación de su nuevo álbum, Blood, que saldrá a través de Loma Vista el próximo 2 de febrero.

De grabar Woman en su habitación, Milosh pasó a rodearse de diferentes músicos en un estudio para dar vida a la evolución de su sonido, que profundiza en una intimidad reconfortante lograda a través de las letras, la composición y el sonido. Todavía inmerso en su interpretación del R&B, el soul y el jazz, el canadiense confeccionó las personalísimas 11 canciones que componen Blood, con momentos que van desde hermosas piezas personalísimas hasta temas con ritmos contagiosos que se prestan para un baile de ojos cerrados con uno mismo. Ambos extremos están bien representados, respectivamente, en los singles “Please” y “Taste”.

Las canciones de Blood te transportan a una habitación íntima y escasamente iluminada, te rodea de todos los instrumentos y te presenta a Milosh cantándote directamente mientras te mira a los ojos, dejando salir de su boca poco más que un susurro que puede ser sensual como puede ser melancólico. Aun así, cada una de ellas fue creada considerando cuidadosamente cómo funcionará en un contexto en vivo, donde el artista ha encontrado su elemento. Por suerte, el próximo 1 y 2 de febrero, el público de Ciudad de México y Guadalajara, respectivamente, tendrán la oportunidad de ser testigos de cómo se viven estos temas en el formato para el que fueron ideados, ya que Rhye dará dos conciertos especiales que darán inicio a su gira en apoyo a Blood.

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Justamente como preparación a estas fechas, nos actualizamos con Milosh sobre sus pasos más recientes, además de conversar sobre la sangre, transmitir intimidad por medio del sonido, su conexión con el público mexicano y su extraño avistamiento de un ovni en Tulum.

NOISEY: Para empezar, ¿qué tal estuvo tu 2017? ¿Cómo evaluarías el año?
Mike Milosh: Fue un gran año. Toqué un montón de conciertos. De hecho giramos bastante: tocamos en el Fuji Rock en Japón, giramos por Asia, hicimos muchos shows en Europa. Lo más importante también fue terminar el disco. Cuando no estaba tocando en vivo, estaba en el estudio grabando.

Tuve una serie de noches de música ambient con mi novia que se llamó Secular Sabbath. Hicimos algunas noches muy, muy especiales; una de ellas fue con la artista Ólöf Arnalds en Islandia, y fue muy especial. Lo que ocurrió en esas noches ambient me ayudó a tener algunas ideas para canciones.

Luego de eso, mezclé el disco en Sussex, en el sur de Inglaterra. Fue increíble, porque fui solo y allá me encontré con el ingeniero de mezcla. Teníamos una granja/estudio donde estuve un par de semanas; me la pasaba solo en el campo y mezclando el disco. Fue un poco solitario, pero muy hermoso.

Básicamente [me la pasé] viajando. Mi novia me acompañó a todos lados; nos quedamos en Berlín durante el verano, porque tenía unos shows en Europa y no tenía sentido volar de vuelta a Los Ángeles; era muy costoso viajar cada vez de vuelta, así que nos quedamos en Berlín. Fue un año muy bonito. Fue muy bueno haber terminado el disco, mezclarlo y masterizarlo. Me siento bien con el disco.

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Portada de Blood, el nuevo álbum de Rhye.

Mucha gente todavía piensa que Rhye es un dúo debido a la participación de Robin Hannibal en la creación de Woman, cuando en realidad se trata de tu proyecto personal. A pesar de esto, colaboras con un gran número de músicos en tus presentaciones en vivo. ¿De qué manera se vio reflejada esta interacción en la creación de Blood ?
Yo produzco todo; de hecho también produje el primer disco. Definitivamente no dejé muy quién hizo qué [en Woman]. Robin, con quien trabajé en el disco pasado, abandonó el proyecto bastante temprano, antes de tocar ningún show. La gente cree Robin tocó en vivo, pero en realidad no estuvo en ninguno de los conciertos, y yo he hecho 476.

El proyecto tomó su propio camino, y el motivo por el que me tomó tanto tiempo sacar un álbum es que tuve que pagar para salirme de un contrato discográfico, y tuve que sortear muchos obstáculos contractuales para hacer este próximo disco de Rhye. No sé si has tenido experiencia con abogados, pero todo toma mucho tiempo. Así que seguí haciendo conciertos; la gente seguía pidiendo que tocara en vivo, y yo les decía que sí.

Tocar en vivo en estos conciertos todo este tiempo realmente informó lo que quería hacer en el siguiente disco de Rhye. Quería que fuera algo que cuando lo interpretara en tarima, tuviera la misma sensación que tiene el disco. Esa es la queja más grande que tuve con el primer disco; no puedes tocar en vivo algunas cosas porque necesitarías tener 30 personas, todas tocando instrumentos diferentes. Así que intenté mantener este como algo que fuera muy fiel a lo que sería en vivo. Trabajé con gente distinta en diferentes canciones. Por ejemplo, trabajé en un par de canciones con mi bajista, y luego hice “Ways” y “Stay Safe” con mi tecladista; y Nate [Mercereau], el guitarrista, trabajó en “Blood Knows” y “Sinful”. Simplemente creé una familia, una comunidad de músicos, a mi alrededor; cuando funciona, trabajamos juntos en una canción. En realidad fue una experiencia muy especial, porque no estuve solo, ¿sabes? Estoy conectando de verdad con personas diferentes y haciendo música. Fue muy impresionante la forma como hicimos el disco.

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Has mencionado anteriormente que no quedaste contento con la manera cómo terminó sonando Woman. En Blood diste un giro notable en este aspecto que se percibe desde el primer segundo, y se siente como una invitación al oyente a escuchar más de cerca. ¿De qué manera lograste crear ese ambiente de intimidad a través del sonido y apoyar las emociones que emanan de las canciones?
Sí, es cierto. La diferencia más evidente en este disco es que en todas las canciones toqué batería en vivo. Empecé la universidad como músico de jazz estudiando batería, y era importante para mí que este disco tuviera baterías en vivo. Tengo una batería Ludwig de 1965 que es el sonido de la percusión de este álbum. Eso es lo primero. Luego [viene] el órgano Hammond B3 que usamos en los conciertos; lo empezamos a usar porque suena increíblemente bien los conciertos. Por ejemplo, “Waste”, la primera canción, solo tiene un órgano B3 conectado a una bocina Leslie de finales de los 50.

Pero para mí, la clave para mantener el sonido íntimo es microfonear los instrumentos de una manera en la que te sientas dentro de la habitación con ellos. Escuchas algunas de las imperfecciones de un órgano de 50 años, la bocina girando constantemente –da vueltas y puedes hacer que vaya a mayor o menor velocidad– los sonidos que vienen de su interior. Así que lo microfoneamos de forma tal que puedas oír incluso el motor que rota la bocina Leslie. Para mí, así es como ubicas a alguien en una habitación, ¿sabes? Si movía una silla mientras estaba grabando voces, no parábamos y regrabábamos, sino que dejábamos el ruido. Quería que las personas se pudieran sentir como si estuvieran en la sala con nosotros, así que cuando grababa las tomas vocales, no pensaba, “Bueno, tengo que proyectar súper lejos”, sino, “Ok, voy a cantar como si fuera para solo una persona frente a mí”, casi. Canto en ese tono; el uso de mi voz es muy íntimo, muy cercano, y creo que así es como está grabada. De ahí viene la intimidad; soy yo intentando yo mismo ser íntimo, estando muy vulnerable en ese momento. Y si mi voz comenzaba a derrumbarse porque casi lloraba durante alguna toma o algo así, la dejábamos. [Decíamos,] “Esa es la toma, no la volvamos a hacer”. Eso para mí es muy importante, que ese corazón que está en las canciones viene de permitir que esa vulnerabilidad esté presente.

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La sangre es un elemento recurrente en tu obra, y aparece desde en el título del nuevo disco hasta en canciones como “Shed Some Blood” y “Blood Knows”. ¿Qué representa para ti la sangre?
Para mí, la sangre es tu familia. La sangre es tu alma; corre a través de ti, es como tu vida. La sangre es súper sexy, como sexual. La sangre es el proceso de renacer; todas las mujeres sangran. “Sangrar por alguien” es poner todo de ti para hacer algo por alguien más; para mí, ese es el tipo de expresión que viene a mí cuando pienso en la sangre. Y, no sé, simplemente se siente bien [titular el disco como Blood], porque me estaba dando cuenta de que hablo constantemente sobre sangre, y sale casi de forma subconsciente cuando estoy escribiendo. Tengo letras como “sangro por ti”. Este disco se llama Blood porque, para mí, los temas que aparecen en el disco están conectados de alguna manera con la sangre. Además vengo de una familia de vampiros conocidos.

Tu 2017 arrancó en la Ciudad de México con un concierto en el Teatro Ángela Peralta, y lo vuelves a hacer en este 2018, ahora presentando Blood en el Frontón México. ¿Por qué repites a México como lugar para empezar nuevamente una de tus giras?
Sí, casi todas las veces que he ido a México me he quedado más tiempo o llego días antes, para intentar experimentar la ciudad –Guadalajara, Ciudad de México, o Tulum, o cuando he ido al Festival Bahidorá– para ver todo el ambiente ahí. Varios reporteros mexicanos me dijeron que intentara ver alienígenas en Bahidorá, así que me fui en una excursión de hora y media, buscando aliens [risas].

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No sé, todo lo que tiene que ver con México es increíble; cada vez que voy me divierto mucho. Se siente muy, muy especial empezar la gira en Ciudad de México –o en México, en general– porque también me encanta tocar allí, me encanta el público. Hay algo que hace que te sientas conectado con la gente, como si las personas estuvieran más vivas en México o algo así. Mientras que en diferentes partes del mundo sientes una frialdad de algunos públicos, [en México] siempre siento un calor y una conexión. Si voy a comenzar a tocar música nueva –que ya requiere de coraje el subirse al escenario y tocar canciones nuevas a un público– México es el lugar indicado para hacerlo. Siento una conexión muy cálida con todos.

¿Tuviste suerte encontrando a algún alien?
Sí, de hecho sí. Pero no fue en Bahidorá, fue en Tulum, y fue raro. Vi este ovni gigante saliendo disparado del océano. Fue súper extraño, siendo honesto. Es la única experiencia que he tenido.

Fechas de Rhye en México:

01/02 Frontón México, CDMX. Boletos .
02/02 C3 Stage, Guadalajara. Boletos .

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