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Cultură

Príncipe, activista y gay

Manvendra Singh Gohil lo tenía todo para triunfar pero en lugar de eso se declaró públicamente homosexual en un país en el que eso era delito.

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Esta es la historia de alguien que lo tenía todo para triunfar, para gozar del éxito y de los lujos, para no encontrarse muchos problemas en su vida. Alguien que podía reinar. La historia de alguien que, en lugar de eso, decidió decir la verdad al mundo y arriesgar así todos los cimientos de su vida. Es la historia de un príncipe sin princesa que espera un final feliz.

Manvendra Singh Gohil tiene 48 años, la voz suave y un bigote a lo Groucho Marx. Es gay. Cuando decidió contárselo a su familia, se armó de valor sabiendo que provocaría un terremoto en casa. Pero lo hizo. En 2006 reconoció en público que le gustaban los hombres. Su historia sería la de tantos otros hombres y mujeres que han tenido que pasar por lo mismo, si no fuera porque Manvendra es el príncipe indio de una dinastía con más de 650 años de historia. Al declarar su homosexualidad, se convirtió en el primer y único miembro de la realeza india en hacerlo, algo que dejó en shock a una sociedad que repudia a las personas que aman a otras de su mismo sexo.

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"Creo que no fue del agrado de muchas familias reales en India. Sobre todo porque muchas veces los secretos reales no son revelados", contó el heredero del antiguo reino de Rajpipla, en el estado occidental de Gujarat, en la revista The Advocate. "Y este era un secreto, el que puedes ser gay dentro de una familia real, que se reveló, lo que hizo que la gente se preguntase y reconsiderase su idea errónea de lo que es ser gay", añade.

Realmente esa reconsideración ocurrió -si es que ocurrió- después. Lo primero que pasó fue que su familia le expulsó de la realeza, que la gente salió a la calle a quemar fotografías con su cara, que su pueblo pedía que le retirasen el título de príncipe. India no aceptó el paso dado por Manvendra, que quería romper el mito nacional que liga la homosexualidad con cierta clase económica y cierto estatus social. Estatus bajo, claro.

En 2006 las relaciones homosexuales en India eran ilegales porque estaba en vigor una ley del Imperio Británico que las consideraba contranatura. Manvendra estaba casado con la princesa Yuvrani Chandrika Kumari, una mujer con la que se unió en 1991 cuando aún no tenía claros sus gustos sexuales. "Fue un absoluto fracaso", reconoció el príncipe cuando se divorció al salir del armario. No quería seguir viviendo una doble vida, como hacen tantos otros homosexuales en India -los datos que manejan las organizaciones de género revelan que más del 75% de los gais en este país están casados con mujeres-. "Siempre tienen un sentimiento de culpa de que están haciendo algo malo", dijo recientemente a Frontiers L.A. "No llevan una vida honesta. Ese matrimonio no es su elección porque los padres chantajean emocionalmente a sus hijos y les obligan a casarse. Ellos saben que no son capaces de satisfacer sexualmente a una mujer".

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Hace años que el príncipe Singh Gohil decidió hacer algo más que revelar su homosexualidad. Salir del armario solo había sido un primer paso individual. Así que empezó una lucha por los derechos de la comunidad LGTB y se convirtió en un firme activista. "Cuando marcho junto a cientos de personas con ideas afines que se enfrentan a los mismos problemas, eso me da un sentido de lo que es el orgullo. Yo estoy orgulloso de mí mismo, pero también del resto de personas que caminan conmigo. Y ese es el espíritu que me motiva", reconoce el conocido como "el príncipe de los gais".

Junto a toda la comunidad LGTB, el príncipe celebró el fallo judicial del 2 de julio de 2009 que tumbaba el artículo 377 de la ley imperial y que legalizaba las relaciones homosexuales. El mayor éxito hasta la fecha para los homosexuales indios. "Vivimos nuestro renacimiento", recuerda. Manvendra, que se siente plenamente identificado con Gandhi y que trata de encontrar similitudes entre su misión y la lucha por la independencia que llevó el padre de la nación india, participó en las protestas de diciembre de 2013, cuando el Tribunal Supremo echó por tierra la victoria de 2009 y volvió a ilegalizar las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo. Él y toda la comunidad gay despertaron de un sueño que apenas duró cuatro años. Pero eso no ha hecho callar a este activista real.

"Recibimos más apoyo del mundo heterosexual cuando perdimos lo que nos dieron que cuando ganamos el caso, y eso es muy importante para nosotros porque nos da aliento y nos damos cuenta de que la gente está a nuestro favor. Es fácil apoyar a las personas cuando ganan, pero no a las que pierden", explicó Singh Gohil. "Disfrutamos de nuestra libertad cuatro años y ahora estamos de vuelta al punto de partida".

El príncipe tiene miedo de la represión que pueden sufrir ahora los gais en su entorno, en su familia, en su vida. "Cuando el Tribunal Superior de Delhi nos legalizó (2009), una gran cantidad de homosexuales en nuestro país salió del armario ante sus padres y decidió no casarse con mujeres", dice. "Pero ahora los padres están cada vez más preocupados. Sus hijos han salido en medios de comunicación y ahora temen por su seguridad y porque sean vistos como criminales".

Manvendra fundó una organización para ayudar a la comunidad. Preside Lakshya Trust, en la que trabaja con homosexuales y transexuales. Con ellos afronta problemas como el rechazo social, la prevención del SIDA, problemas mentales generados por la represión, la aceptación de uno mismo o la soledad en la tercera edad. Ya ha proporcionado educación, recursos y asistencia médica a más de 25.000 personas. La organización ha sido premiada en varias ocasiones por su labor con el VIH. Está financiada y apoyada por el Departamento de Salud del gobierno de Gujarat.

En la actualidad, Manvendra se ha reconciliado en parte con su familia. Su padre le ha perdonado, aunque con su madre tiene mucho camino que recorrer todavía. El príncipe cree que las cosas están cambiando. Publica en dos revistas, una de ellas Diversión y Fantasía (una especie de versión india de Playboy). Conoce aplicaciones como Planeta Romeo o Grindr, utilizadas en la comunidad gay para establecer relaciones. "Hay un montón de homosexuales que se están dando cuenta de la importancia de contar con una pareja", cuenta. Él mismo se declara soltero y listo para empezar una relación. "Para mí es muy difícil enamorarme de la persona adecuada. No estoy seguro de si ese hombre está realmente enamorado de mí o si está enamorado de mi estatus, de mi fama, de mi reputación o de mi riqueza. Así es muy difícil encontrar al hombre adecuado". Pero no pierde la esperanza. Con pareja o sin ella, Manvendra lleva años queriendo adoptar un niño. Si lo hiciese, se convertiría en el primer gay soltero de India en conseguirlo. Esa es parte de su lucha. La otra parte, su campaña actual: #FreeGayIndia.