Un fotógrafo de guerra nos habla sobre las exigencias de documentar un conflicto

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Un fotógrafo de guerra nos habla sobre las exigencias de documentar un conflicto

En abril de 2011, un bombardeo en Libia cobró la vida de los fotoperiodistas Tim Hetherington y Chris Hondros e hirió a Michael Christopher Brown. Esta dolorosa experiencia es una parte integral de su nuevo libro. Hablamos con él sobre lo que es ser un...

Indefinido. Hospital Hikma, Misrata, abril 18, 2011. 12:03:04. Fotos: Michael Christopher Brown/Magnum Photos

El nuevo libro del fotógrafo de guerra Michael Christopher Brown, titulado Libyan Sugar, trata de la revolución de Libia. Sin embargo, de muchas maneras, trata de otras cosas. Es sobre lo que significa ser un fotógrafo y ser testigo de eventos traumáticos y transformadores en la vida. Es sobre la familia y los retos a los que se enfrenta la gente para ponerse a prueba.

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Junto con las increíbles e impactantes fotos de años de agitación y violencia que destrozaron Libia, Brown incluye mensajes de texto, correos electrónicos e incluso boletines de noticias en los que su familia preguntaba por él y le imploraba su pronto regreso a casa. La yuxtaposición de una vida personal íntima con las imágenes de extrema violencia de escala geopolítica es inquietante y provocadora

VICE: En otra entrevista para VICE usted dijo que la honestidad en la fotografía puede ser resultado de ir más allá de los límites. ¿Su trabajo en Libia y su decisión de regresar luego de varias lesiones fueron parte de un esfuerzo por retarse a usted mismo? ¿Considera que esto llevó su trabajo a un nivel fundamentalmente diferente de lo que hubiera sido si hubiera trabajado en condiciones menos exigentes?

Michael Christopher Brown: Sí y sí. Libia fue el lugar donde llegué a entender eso que usted menciona. Luego de ser herido por segunda vez, la vida dejó de ser para mí únicamente sobre fotografía y más sobre entender una voz. Hice el libro para mí mismo, así que había una necesidad de ser transparente. Para bien o para mal, fue como un diario personal. Como resultado están el diálogo interno y la inclusión de las comunicaciones con mi familia y amigos. Siento que el libro es también más útil para los demás en este sentido, en vez de sólo mostrarle a la gente un puñado de fotos.

Usted habla en el libro sobre estar atado sentimentalmente a esas personas con las que estuvo. Una especie de culpa frente a su habilidad de partir, mientras que los sujetos de su trabajo no corrían con la misma suerte ¿Fue este un factor importante que lo mantuvo trabajando allá por tanto tiempo?
Fue un factor, pero la verdad es que me quedé en Libia por muchas razones. Sí tuve compasión por la situación en Libia. Había un sentimiento de que su guerra era también nuestra, o mía, porque era —al menos en ese momento— considerada como una batalla por la dignidad y los derechos humanos. Me identifiqué con estos valores. Eventualmente, el lugar y las personas, de alguna forma, se convirtieron en una parte de mí

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¿Cuál es su visión frente a la imparcialidad en el periodismo fotográfico? He oído distintas percepciones sobre eso por parte de diferentes fotógrafos. Algunos piensan que la idea de la objetividad en estas situaciones es ridícula ¿Fue la objetividad algo que usted buscó o fue algo que simplemente no venía al caso?
Siempre intento hacer lo que funciona para mí: usar mis propios valores y experiencia. Lo objetivo, lo subjetivo, éstas son palabras que usamos para describir procesos donde tomamos cierta aproximación. Pero yo no estaba interesado en tomar el control de un proceso cuando estuve en Libia. Me pareció más como una oportunidad para crecer, un proceso más creativo, que para ser útil no podía ser controlado. Fui curioso en todo. Siempre estuve siguiendo mi olfato. Esta es en parte la razón por la que usé un celular para tomar las fotos y por la que salté en camiones que evacuaban soldados de los frentes y demás cosas que hice. Quería quitarme del proceso de la fotografía, de su control y su historia. Usé la misma herramienta que los libaneses usaron al comienzo para comenzar y sostener la revolución: un celular. En este sentido, salí de mi rol como fotógrafo y me convertí en un observador más.

La inclusión de mensajes y correos de su familia fue algo que me sorprendió. La preocupación que muestran es conmovedora en sí misma, pero al juntarlos con imágenes de violencia brutal, estos se vuelven incluso más fuertes. En este sentido, ¿involucrar a su familia en el trabajo fue una decisión difícil para usted?
No, no lo fue. Busqué el permiso de mi familia y mis amigos. Su papel fue necesario porque el libro no es sólo sobre la experiencia de ir a la guerra; es sobre el regreso a casa. La idea era abrirse sobre la experiencia para poder preservarla y a la vez crear un personaje que pudiera identificarse con otros. Un pequeño porcentaje de personas ha ido a la guerra o puede identificarse con esto, pero todos tenemos ––más o menos–– amigos y familia, y por eso todos pordemos entender lo que es el amor. Y tal vez, algunos saben lo que es amar a alguien que ha estado, o está en este momento, en contexto de guerra. En los mensajes, entonces, hay caminos hacia las fotos. En últimas lo que descubrí mientras estaba lejos de mi familia, mi novia y mis amigos cercanos, era que mi vida se trataba menos de una búsqueda o una guerra (aunque así haya parecido en ese momento) que de amor. Pero necesitaba pasar por ese proceso para poder entenderlo.

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Restos de sangre. Hospital Abu Salim, Trípoli, agosto 28, 2011. 12:56:48.

Hay imágenes muy gráficas en Libyan Sugar. Eso es algo que la gente tiende a moralizar en el periodismo. ¿Cómo puede describir su visión de retratar a los muertos o a los heridos? ¿Qué rol juegan estas imágenes para usted en el contexto de un proyecto más amplio?
Imágenes que muestran a los muertos ––imágenes muy gráficas–– son imágenes de guerra y son imágenes esenciales. La guerra es tanto surreal como a veces increíblemente hermosa. Este tipo de imágenes también están en el libro. Los verdaderos extremos de la emoción humana son emociones que sólo pueden ser experimentadas en guerra y cuando se está entre la vida y la muerte. Así que en extremos opuestos de este espectro tenemos momentos hermosos contrastados con momentos horribles. Es por eso que alineé textos de mi madre junto a imágenes de brutalidad. Incluí un número de estas imágenes. Vi tantos cuerpos, cientos de ellos a los largo de los años. Las imágenes que vemos en muchas publicaciones ––digamos de hombres patrullando o bombas explotando–– no es la guerra. Eso es algo más, publicidad, tal vez. No vemos la guerra tal como es frecuentemente en imágenes porque no inspiran guerra; inspiran a ciudadanos en masa para de detener las guerras.

Una revuelta en Benghazi en abril 8, 2011. 18:34:41.

¿Cómo la bomba que mató a Tim Hetherington y a Chris Hondros y que lo hirió a usted, cambió la forma en que se ve a usted mismo y el trabajo que realizó en Libia?
Hay muchas cosas que podría decir sobre esto y lo hablo en detalle en el libro. En resumen, me hizo dar un paso atrás y analizar lo que estaba haciendo con mi vida. Durante varios meses, la verdad, no hice nada, ni tenía energía para hacer algo.

Ese día pasamos horas entrando y saliendo de un edificio en la calle Trípoli. Había francotiradores cerca y rebeldes tratando de quemarlos con llantas en llamas. Era muy intensa la situación. Volvimos a nuestro lugar seguro para recoger más cinta y recargar las batearías. En un momento estuvimos inclinados a quedarnos ahí, pero Tim estaba listo para salir nuevamente. Al final, mis ganas de no perderme nada me llevó a querer salir con Tim a pesar de mis dudas. No me estaba oyendo a mí mismo y por eso terminé en la calle esa tarde cuando empezó el bombardeo. Después de eso, mi sentido de auto-crítica se volvió agudo. Tuve mucha culpa por un tiempo, pero ahora, en general, soy un individuo más intuitivo gracias a lo que pasó. No siempre tomo las decisiones correctas pero como resultado de esos eventos, estoy más cerca de mi instinto y entiendo mejor las razones por las cuales tengo ciertas motivaciones. Estos pensamientos están en el libro y en las instalaciones en video que espero mostrar más adelante este año.

¿Qué tan útil fue haber hecho este libro?
Un lector puede sentir que el componer esta obra de trabajo ha puesto parte de sus experiencias en contexto dándole un sentido y significado. Hacer este libro fue una experiencia catártica. Me tomó varios años y varios intentos, y el hecho de que ahora exista y que esté sobre mi escritorio es bastante surreal. Ahora que esta experiencia existe en un espacio físico, fuera de mí ser, me ha ayudado a liberarme de un peso que he cargado desde entonces.

Gracias Michael.