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¿Qué carajos pasó en la quinta temporada de 'Game of Thrones'?

La serie perdió gran parte de su audiencia a mitad de temporada solo para recuperarla con una de las peleas más impactantes de la saga. Analizamos qué significan los eventos más trascendentes de esta temporada de GOT.

Fotos cortesía de HBO.

NOTA: EL ARTÍCULO CONTIENE SPOILERS HASTA EL CAPÍTULO 9 DE LA TEMPORADA 5, MIENTRAS TERMINAMOS DE VER EL ÚLTIMO CAPÍTULO. ESPERA PRÓXIMAMENTE NUESTRO ANÁLISIS DEL FINAL DE TEMPORADA.

Ayer se estrenó el último capítulo de la quinta temporada de Game of Thrones. Aunque ha estado rodeada de mucha controversia, la serie sigue gozando de gran popularidad. En Estados Unidos los índices de audiencia cayeron a media temporada, quizá como respuesta a la violación de Sansa Stark, pero volvieron a dispararse con el octavo episodio, "Hardhome", que termina con la huida de Jon Snow y los salvajes, y una impactante imagen del Night's King levantando a los muertos. Esta despedida es un recordatorio, cuando menos, de lo insignificantes que son las disputas de los mortales. Si Daenerys no llega pronto a combatir contra las hordas de no muertos montada en su dragón, la serie terminará convirtiéndose en The Walking Dead, pero grabada en Croacia e Islandia. Por ahora, en vista de cómo están las cosas entre Westeros y Essos, yo apuesto por los zombis.

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Antes de adentrarnos en la hora final, dediquemos un momento a repasar las principales intrigas del año, los aciertos y las cagadas de los últimos nueve episodios para intentar hacer un pronóstico de adónde puede llevarnos la situación actual.

En los libros, cada capítulo representa el punto de vista de un personaje, aspecto que me gusta extrapolar a la serie. Así, en cada temporada tengo en cuenta a través de qué personaje se narra la historia, más que quién de ellos aparece más en pantalla. La temporada cinco está dominada por cuatro mujeres y cuatro hombres: las historias de Sansa, Arya, Daenerys y Cersei se han desarrollado de forma compleja y muy significativa. Por otro lado, tenemos el viaje transcontinental de Tyrion, a Jamie y su espectáculo en Dorne, el fundamentalismo fanático de Stannis y a Jon Snow que, como no podía ser de otra manera, sigue sin saber nada.

Sophie Turner en su papel de Sansa Stark e Iwan Rheon, como Ramsay Bolton. Foto por Helen Sloan, cortesía de HBO.

Cualquier repaso de esta temporada requiere que empecemos hablando de Sansa. Al final de la cuarta temporada, Sansa había pasado de ser una eterna víctima con actitud pasiva, utilizada por hombres poderosos para su beneficio (y, por tanto, poco interesante) a convertirse en un personaje empoderado por derecho. Se había teñido el pelo, había puesto alas de cuervo a su vestido y parecía dispuesta a dar ese esperado paso al frente. Sin embargo, por razones que no acierto a entender, Little Finger (cuya actuación en esta temporada es muy tangencial) la envía con los Bolton. Una maniobra sin sentido que solo se justifica como mecanismo argumental. Los creadores de la serie, David Benioff y D. B. Weiss, querían poner a Sansa en las garras de Ramsay Bolton, sacrificando incluso la coherencia argumental.

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Mientras tanto, si bien nos ha quedado claro que Ramsay es un sicópata con tendencias sádicas, su personaje resulta estático y carente de interés, por lo que la escena de la violación de Sansa no solo resulta decepcionante, sino un verdadero sinsentido que no contribuye al desarrollo de ningún personaje y que vuelve a dejar a Sansa en el papel de víctima. Y lo que es peor, por razones que solo los creadores conocen, se nos muestra el sufrimiento de Theon, que es obligado a presenciar la escena, como si su personaje fuera el único que importara. Puede que Sansa tenga oportunidad de vengarse, que la rescate Brienne o que se tire por la ventana; puede incluso que su destino siga sin desvelarse, pero de lo que no hay duda es que este giro argumental ha reforzado cientos, si no miles, de años de cultura de la violación en Occidente.

Kerry Ingram como Shireen Baratheon. Foto por Helen Sloan, cortesía de HBO.

La historia de Shireen no fue menos dura de presenciar, sobre todo por la torpeza con la que se resolvió. En el cuarto episodio, Stannis y su hija tuvieron una larga plática sobre su afección de psoriagrís, los esfuerzos que había hecho para tratar de curarla y lo mucho que la amaba. Fue una escena redonda que logró convencernos de que Stannis tenía unos sentimientos hasta ese momento desconocidos. Después llega el episodio nueve, en el que se nos pide que creamos que Stannis prefiere quemar viva a su hija como sacrificio al Señor de la Luz en lugar de enfrentarse a una situación complicada (la comida empezaba a escasear entre sus tropas mientras sus esperanzas de tomar Winterfell se desvanecían).

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Pero si por algo destaca Stannis Baratheon es, precisamente, por su capacidad para enfrentarse a situaciones complicadas: su terquedad es legendaria, como quedó demostrado en el asedio a Bastión de Tormentas. Durante un año, Stannis y sus hombres tuvieron que alimentarse hasta de carne de gato y rata. En esta ocasión, sin embargo, frente a una situación similar, Stannis claudica fácilmente y permite que se queme viva a su hija en una escena con muy poca credibilidad. Incluso los zombis y los dragones me parecen más realistas que esta parte de la trama. Mientras, el ejército de Stannis sigue pasando frío y hambre, por lo que será interesante ver si el Señor de la Luz finalmente funde las nieves y les abre paso hacia Winterfell o si son derrotados a manos de los hombres de los Bolton. A estas alturas, creo que la mayoría de nosotros queremos ver cómo se aniquilan mutuamente, aunque los fans de esta saga no suelen ver satisfechos sus deseos.

Alexander Siding en el Alcázar de Sevilla interpretando a Dorann Martell en los Jardines del Agua de Dorne. Foto por Macall B. Polay, cortesía de HBO.

Por lo demás, esta temporada ha sido mejor. Al principio me entusiasmé con los nuevos escenarios de Dorne y Braavos. Las andanzas de Arya en Braavos se han desarrollado prácticamente de forma aislada al resto de acontecimientos del mundo hasta la llegada a la ciudad de Ser Meryn Trant, una de las pocas personas que quedan en su "lista de muertes". Arya ha hecho lo posible por despojarse de su identidad y servir al Dios de los Muchos Rostros, incluso ayudando a una niña enferma a cometer eutanasia. Ahora ya le han asignado su primera misión para asesinar, aunque su prioridad en estos momentos es la muerte de Meryn y es muy probable que aproveche la afición del hombre por violar niñas para atraerlo. Supongo que lo matará, aunque está por ver si su atrevimiento le puede costar la expulsión de la Casa de Blanco y Negro.

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Dorne ha aportado el contrapunto cómico que tanta falta hacía a la serie. Inexplicablemente, el asesinato de su padre y su amante parecen haber agriado el carácter de Tyrion, pero Bronn sigue siendo una fuente inagotable de ocurrencias graciosas, además de un maestro de la espada. El pobre Jamie ha pasado de ser el asesino de reyes al compañero a la sombra de Bronn. Pero que nadie se preocupe: hasta ahora, y pese al ataque de una patrulla dorniense, la intervención de un veneno letal, haber sido encarcelados, un combate de lo más tonto en los Jardines del Agua y aun habiendo desafiado al mismo gobernador de Dorne, ningún personaje con nombre ha sido dañado o muerto en estas cálidas tierras.

Lena Headey como Cersei Lannister. Foto por Helen Sloan, cortesía de HBO.

Luego tenemos a dos reinas —Cersei y Daenerys— que son un claro ejemplo de cómo no se debe gobernar. Cersei perdió a su padre y a su hermano, en quien había confiado la defensa militar del reino, mientras ve cómo otros hombres de su entorno están deseosos de aprovechar un descuido para hacerse del control. Cersei responde comprando, distrayendo o apartándolos y dando poder a la Fe Militante, el grupo religioso radical de la ciudad. La interpretación de Jonathan Pryce como líder religioso, humilde y temible a partes iguales, es una de las más acertadas de la serie, hasta ahora. La escena de la conversación que mantiene con Olenna Redwyne es mi favorita de la temporada y está entre las cinco mejores de la serie. Desgraciadamente, Cersei ha descubierto que el líder de este grupo está por encima de amenazas y sobornos. Siendo uno de los personajes de Westeros de moral más corrupta, su aliado no duda en encarcelarla en cuanto tiene noticia de sus crímenes.

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Emilia Clarke como Daenerys Targaryen. Cortesía de HBO.

La historia de Daenerys parece algo más esperanzadora, pese a que empezó con el pie izquierdo. Es excesivamente indulgente y el pueblo no lo agradece, porque lo único que quiere es venganza. Posteriormente, hace caer todo el peso de la justicia sobre un esclavo liberado y el pueblo no lo agradece, porque la reina se muestra más dura con los suyos que con sus antiguos amos. Para colmo de males, la idea de encerrar a dos de sus dragones en una mazmorra y la desaparición de Drogon dejaron a Daenerys desprovista de lo que la hacía realmente única. Pese a toda esa masacre, la historia de Daenerys parece ir por buen camino.

La escena de la llegada de Tyrion y Jorah a las ruinas de Valyria, seguida por el encuentro con los hombres de piedra, probablemente sea la mejor filmada de la temporada. Tras su lento viaje por parajes ruinosos, los dos hombres se ven sorprendidos, en un espacio claustrofóbico bajo un puente, por una horda de enemigos que no dejan de caer desde arriba. Tratan de deshacerse de ellos sin tocarlos, aunque Jorah no lo logra. Finalmente Tyrion consigue encontrarse con Daenerys y la conversación que mantienen presagia su posible resurgimiento como una reina a la sí vale la pena seguir. Además, ahora monta un dragón.

Una objeción: ¿recuerdan cuando los Inmaculados eran los mejores guerreros del mundo? ¿No creen que los mejores guerreros del mundo se darían cuenta, en primer lugar, de que las lanzas no son la mejor arma para un combate cuerpo a cuerpo y que, en segundo lugar, podrían hacer frente a un puñado de soldados aficionados con máscaras que les limitan la visión? En cualquier caso, cada vez está más claro que el potencial de la khaleesi no radica en la fuerza de su ejército, sino en su capacidad de liderar dragones para que lancen fuego al enemigo.

Pasamos del fuego al hielo y llegamos, finalmente, al norte. Jon Snow mantiene intacta su imagen de héroe, resistiendo las tentaciones de sexo y poder, aferrándose a sus principios, embarcándose en peligrosas y descabelladas misiones y derrotando a un montón de cadáveres vivientes, dispuesto a lo que sea con tal de ganar aliados. Lo bueno es que su lobo, Ghost, ha regresado. Lo malo, que no parece probable que la frágil paz entre los salvajes y la Night's Watch se mantenga mucho tiempo.

Y si cae el Muro, si el ejército de Stannis es aniquilado por los Bolton, si King's Landing se convierte en una teocracia radical, si Daenerys pierde a sus simpatizantes, ¿qué impedirá al invierno y a los no muertos invadir el mundo entero?