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Música

"Final, final, no va más": René Segura despide para siempre a Odio a Botero

A manera de adiós, el comandante en jefe del absurdo envía una emotiva misiva a sus amiguitos fanáticos. El último concierto de su banda será este viernes 19 en Latino Power.

Fotomontaje por Daniel Senior.

"Todo se vuelve recuerdos y uno se muere con ellos".
Fernando Vallejo

Nada más propicio que este festivo y anestésico ambiente de fútbol de la Copa América para proferir un agradecimiento a ODIO A BOTERO por estos 14 años de existencia. Si es cierto que nada termina hasta que el árbitro pita, hoy, a manera de trompetas del apocalipsis, retumba el pito del juez en el minuto 94 anunciando el final de la banda, que como parte de algún párrafo de los pergaminos de Melquiades, también se la llevará el viento.

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No quiero en esta introspectiva misiva adentrarme en ideas recriminantes que partan de un "hubiéramos hecho" o "debimos hacer" para que la banda no parara. No hay que olvidar que todo se muere.

Sólo quiero que a partir de este punto usted tenga una lectura cargada de esos efectos que hacen que se perciba una emoción como la que tiene aquél estudiante destacado que realiza un discurso en la ceremonia de grado, que sienta el eco propio de las palabras que le graban a la emocionada reina de belleza antes de entregar la corona a su sucesora, ese tono sincero y de reflexión a manera de moraleja del final de un capítulo de Padres e hijos. Acompañado de ese tono, quiero recordar a ODIO A BOTERO, aquella libertaria banda que me brindó la oportunidad de desarrollar todas mis inquietudes musicales, artísticas, espirituales, literarias y políticas. Y agradecer a mis queridos compañeros por la poderosa energía que me compartieron en forma de un extraño híbrido entre amistad, rock and roll y muy buenos momentos…

Recuerdo cómo en el año 2003, gracias a unas gestiones con el Festival de la Luna Verde, pudimos conocer al Reverendo Reaggeman, aquella mítica estrella del reggae de quien pudimos ser la banda de apoyo en su gira por Colombia y grabar algunas canciones con él.

En 2004 logramos ganar dos premios Shock, incluyendo mejor portada (ganándole a artistas como Shakira, quien por ese entonces era la cola más linda de Colombia). Fue en ese año que nacieron los premios ODIO A BOTERO, la mejor forma de opinar acerca de la música en Colombia y de los premios que hacen las grandes cadenas para premiarse a ellas mismas y a sus artistas. Obviamente esta fue la forma más efectiva de hacer enemigos, pues cada nominado era uno nuevo. Recuerdo que en ese entonces logramos ganar más de 23 estatuillas, celebrando su edición más importante en el teatro Jorge Eliécer Gaitán de Bogotá.

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En el año 2006, el festival Altavoz de Medellín decidió, a una semana de invitarnos, cancelar nuestra presentación en el evento sin motivo alguno. Después dijeron que la banda atentaba contra el buen nombre del artista paisa y del patrimonio de la ciudad de Medellín. Recuerdo muy bien que, gracias a unos correos enviados a la Secretaria de Cultura de muchos seguidores que nos esperaban, a dos días del concierto el Secretario de Cultura y el festival se disculparon con la banda mediante una entrevista en Caracol Radio y finalmente logramos tocar en esa versión del festival, realizando nuestra única presentación en dicha ciudad.

Este es un momento para recordar cómo algunas canciones generaban ciertas reacciones, canciones como " American dreams", que los barras bravas del América de Cali odiaban y que, a manera de amenaza, nos alertaban con disturbios si la cantábamos en su ciudad. Recuerdo que "Carta al niño dios" o "Fuck the tomba" no pasaron inadvertidas por nuestros seguidores y también por nuestros enemigos.

Recuerdo cada opinión proferida en cada concierto y cómo la banda pasó de ser algo únicamente musical, a ser un compendio de muchos factores, cargada sobretodo de una presente opinión hacia su entorno y realidad.

Cómo olvidar la batalla que libramos contra esa institución corrupta llamada Sayco, y cómo después de descubrir los obvios manejos torcidos que tenía, decidí hacerlos públicos con la banda, al punto de convertirme en el primer y creo que el único colombiano que ha renunciado a Sayco. Recuerdo cómo en el Rock al Parque del 2007, cuando salimos a tocar con la bandera de "SAYCO APESTA", después de 35 minutos y ya en la última canción del concierto, los directores de Sayco le ordenaron a la organización del festival quitarla. Años después, cuando Ricardo Leiva hizo la misma denuncia y todos se dieron cuenta de que lo que les dijimos de aquella institución era cierto, tuvieron que frenar un poco esa olla podrida.

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Tantos recuerdos que llegan a mi mente, como la necesaria campaña presidencial del 2006 en donde, en un intento por "defender la democracia, maestro", intenté evitar la reelección de Álvaro Uribe lanzando mi candidatura en la Casa de Nariño durante una visita al recinto en febrero, a dos meses de las elecciones. Recuerdo cómo después de perder esas elecciones todos mis esfuerzos se dirigieron a la creación del ESTADO DE ORLAND, aquél mítico país que gracias al desencanto hacia Colombia y como consecuencia de perder las elecciones, nació como un bastión libertario para aquellos huérfanos de patria que seguían por esa época a la banda.

Es en este emotivo recuento, entiendo lo importante que ha sido la banda para enviar mi pensamiento en forma de libros y cómo esos primeros lectores, que fueron seguidores de la banda, dieron el siguiente paso al leerlos después de ver la bandera del NO IMPORTA izada en cada ciudad que visitamos. Así mismo los primeros telespectadores de THE RENE SEGURA SHOW fueron también seguidores de la banda, quienes para esos años ya entendían los conceptos periféricos que le daban su extraña estructura.

Cómo olvidar aquel 2009, año en el que todas estas semillas de desasosiego, burla y odio proferidas hacia el país y nuestro entorno, geminaron contra la banda en forma de violencia física, hackeos y amenazas, haciendo imposible el camino para continuar.

Así como no puedo olvidar ese hermoso "reencuentro" tipo repechaje que iniciamos en 2013, con el cual hicimos esa hermosa gira por el país más feliz del mundo, ese acto final de despedida que después de tres años de obligada quietud pudimos organizar.

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Me duele en este épico momento de clara despedida no haber podido culminar ese tercer disco del cual quedarán algunos vestigios de sus canciones inéditas en YouTube. Me duele que ODIO A BOTERO no esté presente para opinar de los crecientes y numerosos problemas del país, contar ridículas y amenas anécdotas en el metro de Bogotá antes de cantar "No importa", desenmascarar y fastidiar a las nuevas generaciones de delfincitos altamente corruptos que ya están brotando de su capullo político, como en el minicuento de la mitad de la canción "Kill the cuentero", así como me duele no estar para cantar un sonoro "se los dije" cuando los diálogos de paz en la Habana por fin colapsen, o simplemente celebrar una a una las nuevas, repetidas y mediocres obras del genial maestro Botero, aquel nefasto adalid del arte en Colombia.

Tantos recuerdos y hermosas anécdotas que atesoraré con mucho cariño hasta que el Alzheimer me lo permita o hasta que el supremo juez central me saque por fin la tarjeta roja del partido de la vida, esperando con todas las fuerzas de mi alma que ese partido no tenga ninguna relación con alguna institución tan corrupta como la FIFA.

René Segura.

Bogotá, Colombia
Junio 17 de 2015

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Despídete de Odio a Botero por aquí y confirma tu asistencia a su adiós definitivo, este viernes 19 de junio en Latino Power, poracá.