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¿Por qué queríamos matar a nuestros Sims?

Muchos de nosotros pasamos varias horas encontrando nuevas y cada vez más extravagantes maneras de hacer que nuestros Sims murieran. Pero, ¿a qué se debe este comportamiento?

Lanzado en el año 2000, The Sims es conocido como uno de los juegos de PC más vendidos de todos los tiempos. Si eres una de las pocas personas que no lo jugaron, era una simulación de vida donde controlabas el destino de los personajes, llamados Sims: podías hacer que se convirtieran en vagabundos perezosos que trabajaran como actores de reparto, o magnates de negocios con una mansión de siete habitaciones.

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Sin embargo, muchos de nosotros pasamos varias horas encontrando nuevas y cada vez más extravagantes maneras de hacer que nuestros Sims murieran.

Desde la aparición de los videojuegos, padres preocupados y expertos los han utilizado como chivos expiatorios de los males que aquejan a la sociedad. Si tus hijos necesitan clases de manejo de ira a los 10 años, culpa a los videojuegos, no a los despiadados bullies de la escuela. The Sims nunca ha sido una parte importante de esta discusión, pero pensándolo bien, ¿tal vez debería serlo? Pocos juegos requieren tanta premeditación para asesinar a un personaje pixelado.

Teniendo en cuenta toda la matanza virtual que hemos cometido a lo largo de nuestras vidas, ¿Por qué queríamos acabar con nuestros Sims?

Mi primera suposición antes de estudiar esto más a fondo fue que todos pensaban que era divertido matar a sus Sims. Desde desatar un incendio en la cocina hasta causar un accidente eléctrico menor en el baño, la muerte en The Sims es cómica; quizás sea la razón de por qué disfrutamos experimentar las muchas formas en que los personajes pueden perecer, ¿cierto?

Aparentemente, este no es el caso, como pude descubrir cuando me puse en contacto con ex jugadores de The Sims.


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Publiqué un mensaje en Facebook preguntando si alguno de mis "amigos" había sido un ávido jugador de The Sims. Para mi sorpresa, las respuestas fueron abundantes. "Rosebud;!;!;!;!;!;!;!;!" respondió un amigo, refiriéndose al famoso cheat code donde obtienes mil "Simoleons" (la moneda utilizada en el juego), con los signos de puntuación indicando un atajo para multiplicar el dinero. Otro amigo escribió: "ESTOY PREPARADO PAR HABLAR SOBRE ESTO". Sentí que había abierto una Caja de Pandora para adictos en recuperación de The Sims, así que reuní mis descubrimientos y se los mostré a Adam Lobel, diseñador de juegos y especialista en psicología social, quien actualmente trabaja en la Universidad de Ginebra y es miembro del Laboratorio de Juegos para la Salud Emocional y Mental (GEMH, por sus siglas en inglés) en Países Bajos. Lobel examinó los testimonios de las personas que entrevisté.

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Le dije a Adam que, para mi sorpresa, los ex jugadores dijeron que no les gustaba matar a sus Sims y que, en cambio, querían protegerlos y verlos desarrollarse. Yo también tuve mis propios Sims exitosos a quienes cuidaba bastante, y siempre me daba tristeza si morían, pero al mismo tiempo quería experimentar y ver qué pasaba si les quitaba una escalera, o si dejaba encerrado a un Sim en una habitación durante demasiado tiempo.

Adam señaló que tenemos que observar los motivos de los jugadores, especialmente en el contexto de un "sandbox" abierto como The Sims. "Algunas personas juegan el juego porque les encanta la idea de ser cuidadores", explicó. "Otras personas podrían jugar The Sims porque les gusta experimentar y romper los límites".

Le dije a Adam que mi pasión por matar Sims entraba en conflicto con mi naturaleza altamente sensible, gracias a la cual me deprimo después de ver una película triste. Adam explicó que The Sims era probablemente una manera de experimentar con un aspecto de mí que era ajeno a mis rasgos de personalidad. En otras palabras, el objetivo era romper mis propias fronteras personales, que resonaron cuando hablé con las personas que encuesté en Facebook, como mi amigo Will de Melbourne, quien dijo que no necesariamente disfrutaba de eliminar a sus Sims, pero quería ver lo que sucedía dentro de los límites del juego.


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"Siempre me sentí demasiado apegado a mis personajes", me contó. "Sin embargo, definitivamente probé la técnica de borrar las escaleras de la alberca mientras estaban nadando para que se ahogaran. Creo que mi motivación fue averiguar cuánto tiempo podían soportar nadando antes de que finalmente sucumbieran, y ver las reacciones de sus seres queridos cuando encontraban el cuerpo del personaje fallecido. También me gustaba matar a un personaje para que apareciera la Muerte y luego intentaba seducirla con uno de mis Sims".

Luego de analizar mis conversaciones sobre The Sims para este artículo, parece que hay muchos vínculos entre seducción y asesinato en el juego. Por ejemplo, Lizzi, una estudiante de Londres, me dijo que sus juegos "siempre presentaban dos escenarios posibles".

"Tenía una familia pelirroja realmente sana y la amaba, porque todos coincidían entre sí y esa era definitivamente la tendencia idealista", contó. "Entonces el otro lado del espectro era la anarquía total y creo que es catártico joder todas las cosas".

Consulté a Adam para ver si todo esto —incluyendo mis propias experiencias— eran normales. Dijo que todo es ilustrativo de cómo el juego en general es un ámbito exploratorio para nuestra psique. "Esa es la esencia de la filosofía que tratamos de implementar para el estudio de los beneficios de los videojuegos", explicó. "Tratamos de verlos como un espacio seguro para el desarrollo emocional y el autodescubrimiento".

Así que, en última instancia, si eras uno de los muchos jugadores que mataron a sus creaciones durante el gran auge de The Sims de los años 2000, es probable que no seas un asesino de clóset. Y quién sabe en quién te hubieras convertido sin este juego.

@kristencochrane