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Cultură

El gobierno del Estado de México derriba cruces rosas para olvidar feminicidios

"Cuando ponen la cruz de otra persona no la quitan, pero cuando ponemos las rosas todas desaparecen".

Fotos cortesía de Irinea Buendía.

Son casi seis años de una partida sin retorno, pero sus ojos no están pincelados de fastidio o derrota. El fuego en sus pupilas está muy vivo. Por eso, desde el asesinato de su hija, Doña Irinea Buendía ha llevado la "cruz itinerante" de más de dos metros entre los caminos plagados de feminicidios del Estado de México. La entidad que contabiliza 1,431 asesinatos de mujeres durante el periodo 2012-2015, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

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"Ni una asesinada más", reza el crucifijo enorme color rosa que siempre encabeza las procesiones del dolor. Fue colocada a unos metros del Bordo de Xochiaca, en la frontera de Chimalhuacán y Nezahualcóyotl, justo en el cuerpo caudaloso, donde la mierda y demás desechos confluyen en aquel cementerio acuático de mujeres. Sin embargo, hace unos cuantos días la autoridad municipal de Chimalhuacán la derribó. "Y eso que la alcalde [Rosalba Pineda Ramírez] es mujer…", señala.

"Cuando ponen la cruz de otra persona no la quitan, pero cuando ponemos las rosas todas desaparecen", me dice Doña Irinea, mientras la lluvia arremete y se levanta un vapor caluroso en la cafetería donde nos encontramos. "Como les causa escozor y somos la piedra en el zapato, las quitan", añade en tanto las gotas golpean el techo una y otra vez. El ruido se combina con su voz, a veces llena de risillas.

En la parte de su cachete derecho tiene tres lunares distribuidos de forma vertical. Son unos centímetros entre uno y otro como una pequeña constelación pintada en su piel. Su gesticulación es casi angelical. Son pocas las arrugas que se marcan cuando habla. Lo hace con soltura, aunque esas palabras le corten la garganta por dentro. "Quieren invisibilizar", sentencia. Por ello llevará a cabo acciones el próximo 28 de mayo frente al Palacio municipal con el fin de que se vuelvan a enclavar.


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La señora de 62 años bebe su agua de jamaica. La basura del popote la aprieta entre sus dedos pulgar e índice. Para ella la cruz representa la génesis del proceso desaseado que la Procuraduría General de Justicia del Edomex llevó a cabo en el caso de Mariana Lima Buendía, asesinada en 2010 por su esposo, un judicial mexiquense. La Suprema Corte de Justicia de la Nación falló a favor de Irinea en marzo del año pasado para que la PGJEM rehiciera la investigación por presentar inconsistencias.

Un soplido fresco ingresa por la entrada del inmueble que mece su cabello rizado encanecido. Después se quita su diadema de plástico para volver a acomodar su cabello. Lo trae un poco húmedo y se desprende un olor a champú de yerbas. "Hay que ponerle unos clavos para que amacice" dice mientras aprieta su mano morena, pues la cruz fue desenterrada, lo que ocasionó que se rompiera en algunas partes.

De acuerdo con Buendía, antes de que fueran derribadas el pasado 27 de abril, elementos judiciales llegaron a la zona. A los comerciantes les preguntaron: "¿Y esas cruces quién las puso?". Ante la negativa de los marchantes, los uniformados sugirieron: "Queremos hablar con la persona que las puso". La también defensora tuerce la boca, ha pasado por otros calvarios. "Ellos quieren intimidar", comenta.

La erradicación de cruces rosas no es exclusiva en el Edomex. En Ciudad Juárez la organización Nuestras Hijas de Regreso a Casa tiene más de una década colocándolas en Chihuahua como un combate a la desmemoria, ahí fue donde nació esta parafernalia. El gobierno estatal se ha encargado de desaparecerlas, pero las activistas las vuelven a colocar; también son eliminadas las que coloca en Ecatepec el maestro en derechos Humanos, Manuel Amador, el municipio más peligroso a nivel nacional para las mujeres, el que representa el 14.1 por ciento de los asesinatos tasados por el INEGI.

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Mientras el secretario general de Gobierno del Estado de México, José Manzur, desestimó ayer una Alerta de Violencia de Género extendida en toda la entidad, los asesinatos de este año continúan creciendo: van 77. En los 11 municipios donde se constriñó no han podido detener la problemática, en especial en Ecatepec, de acuerdo con organizaciones como la Red de Feminicidios Edomex, Solidaridad por las Familias, Jurídico Delos, entre otros.


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Debido a que la lista no frena y no existen medidas concretas, las ONG han cuestionado fuertemente las administraciones del gobernador Eruviel Ávila Villegas; el procurador local, Alejandro Gómez y la subprocuradora de Género, Dilcia García Espinosa. Desde que se emitió la AVG el pasado 31 de julio no hay un informe que detalle los avances y rendición de cuentas del presupuesto asignado.

Pero los oídos del gobernador, quien ahora se perfila como un posible precandidato presidencial, siguen tapados. Al "chapeado junior" le están endulzando los oídos, le hacen creer que puede llegar a ser presidente, nos comenta una fuente del Gobierno del Estado de México que prefiere el anonimato por posibles represalias de sus superiores; mientras está hipnotizado con ese espejismo, los padrones de feminicidios aumentan como en la época del ahora presidente Enrique Peña Nieto. Ante esa sordera institucional Buendía remata: "Esto es real. No ha sido una, han sido varias muchachitas".