Los amarres de Catemaco

Fotos por Luis Cobelo.

"Aquí la gente viene a pedir de todo, desde los que quieren que la persona amada vuelva, hasta que alguien sufra y muera", me platicó Don Reyes, uno de los brujos que conocí en Catemaco, Veracruz. "Mira, por ejemplo, éste es un trabajo para matar a esta persona", me dijo mientras me mostraba la foto de un hombre bajo una figura de cera con alfileres enterrados.

Aunque Catemaco es conocido por la laguna que lleva el mismo nombre, la Virgen del Carmen que, según cuentan, se le apareció a un lanchero, su deliciosa oferta gastronómica que incluye carne de chango, tegogolos y mojarras, su principal atractivo turístico es la brujería que se practica en la región.

El padre Enrique Escoto, autor del panfleto que se regala en la iglesia del pueblo, Catemaco, Tierra de ensoñación, afirma en la publicación que "la brujería es una forma de aspirar, aunque inútil, a poderes sobrehumanos… y es uno de los pecados más graves que excluye del Reino de los Cielos". Aún así, la brujería incluso recibe apoyo gubernamental y hay guías turísticos en la entrada del pueblo que pueden llevarte con los brujos, pero ha sido tanto el crecimiento de esta práctica, que no es difícil caer con un charlatán.

Don Reyes dice que la reputación y los trabajos exitosos hablan por cada brujo y asegura que los suyos siempre se cumplen. Él trabaja con brujería blanca, que consiste en pedirle a los ángeles y figuras religiosas que ayuden a curar enfermedades y pedir prosperidad para un negocio o ahuyentar malas vibras. También se apoya en la Santa Muerte, a quien se le puede pedir lo mismo y también se relaciona con el amor. A ella se le puede pedir que una pareja se separe o incluso que realice amarres, que es cuando haces que una persona se enamore perdidamente de ti. Lo más oscuro que hace es trabajar con Satanás, a quien se le pide dinero, poder, protección o la muerte de alguien y se le ofrece algo a cambio. "Depende de lo que quieras es lo que él te pedirá. Puede ser el sacrificio de un animal o hasta un humano".

Me mostró los altares que tiene para la Santa Muerte y Satanás, y me enseñó algunos de los trabajos que se encuentra realizando. Algunos de ellos —supuestamente—terminarían con la vida de la persona.

—Cuando alguien viene conmigo porque quiere hacerle daño a alguien, le pregunto si está seguro, porque cuando ven que está funcionando luego se quieren echar para atrás y así no funciona —me contó.

—¿Y usted se siente mal por ayudar, de cierta manera, a que algunas personas mueran? —pregunté después de ver algunos de los trabajos.

—No —contestó tajantemente.

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Espera nuestro documental, parte de nuestra serie Miscelánea Mexicana, sobre los brujos de Catemaco. Pronto en VICE.com.

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