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Imágenes desde prisión

Las click-clicks son fotos de reos parados frente a murales hechos a mano.

Si sientes que no hay mejor lugar en el mundo que Estados Unidos, considera esto: tienen a  más de seis millones de personas bajo "supervisión correccional", y a más de 2.5 millones de personas en prisión; su población carcelaria es igual a la población de Chicago. Por lo tanto, no es de sorprender que haya toda clase de subculturas y costumbres que la gente que nunca ha estado encerrada, como tú y yo, no conocemos. Una de estas subculturas es hacer "click-clicks", fotos de reos frente a un fondo pintado a mano, las cuales envían a sus amigos y familiares en el exterior. Los fondos y las fotos están a cargo de los prisioneros, y aunque las imágenes finales son sólo para uso personal, tiene ese aspecto extraño y extravagente pero llamativo del mejor arte en mundo exterior. David Adler, artista, crítico y creador de documentales, quien a veces da clases en prisiones, se topó con algunas click-clicks hace algún tiempo y quedó fascinado con ellas; desde entonces ha coleccionado cientos de ellas de reos en todo el país. Utilizó algunas para una exhibición en la Galería Clocktower en Manhattana (irónicamente, la galería se encuentra en el último piso de una corte), y después de echarles un vistazo contacté a David para que me contara más sobre el tema.

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VICE: Hola, David. ¿Cómo te topaste con estas imágenes mientras dabas clases en prisión?
David Adler: En la sala de visitas hay todos estos murales en los que los prisioneros se pueden fotografiar, y le pregunté al director de la prisión sobre ellos, y me dijo: "Ese no es uno de nuestros programas de arte. Es sólo un servicio que le ofrecemos a los prisioneros". Creí que se trataba de algo que sólo hacían en esa prisión. Más tarde, estaba en una fiesta con varios cineastas y activistas de prisión, y en esta fiesta había un sacerdote que trabajaba en las cárceles, y me dijo: "No es sólo en tu prisión. Es en todas las prisiones del estado de Nueva York. Se llama 'programa click-click'. Pero no les gusta hablar de él". Cuando hablé con los de relaciones públicas de las prisiones del estado de Nueva York, me dijeron: "No hay ningún 'programa click-click'". ¡Pero sí lo hay! Es parte de la cultura en prisión. Cárceles federales, estatales; está en todo el país. Pensé: "Vaya. Ésta es una subcultura enorme". Me gustó el hecho de que nadie incitó a los prisioneros a hacerlo, simplemente hacen las click-clicks por iniciativa propia.

¿Es un programa oficial, o es algo que dejan que los reos hagan?
Depende del estado. Creo que está clasificado más como un servicio. Es parte de la vida en prisión. A todos en prisión les parece tan normal que no pueden creer que yo quiera hablar de ello. Pero es algo tan increíble para la gente fuera de prisión, que no puedo creer que no haya más personas comentando al respecto. Me interesó mucho saber que existe este sistema de arte alternativo. Dejando la sociología de lado, realmente creo que las imágenes son arte. En general, creo que lo que confunde a la gente es que los reos no se vean amenazadores. Cuando les enseño las fotos a las personas, esperan ver cosas realmente amenazadoras, como las fotos de Annie Lebowitz en las que hay alguien viendo a la cámara con dolor en sus ojos.

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Pero por supuesto que quieren sonreír y verse bien frente a la cámara, igual que casi todo el mundo. Aunque hay algunos que se ven un poco acabados.

Lo están. Hay una cierta tristeza en todo esto. Parte de la tristeza es que intentan verse como personas de clase media, y no como personas intimidantes. Muchas de las imágenes tienen un fondo reminiscente de una vida clasemediera, como escenas en playas a las que los reos nunca tendrán acceso. Sólo están intentando lidiar con la presión.

Es como ver retratos de familias que se descomponen. Intentan verse bien, aunque sea en fotos.

Exacto. Mientras que los de fuera quisieran ver fotos de sus peores momentos, así es como ellos quieren ser vistos.

¿Cómo consigues estas fotos?

Conseguir las fotos es muy fácil. Simplemente le escribo a los prisioneros. Hay páginas para comunicarse con prisioneros y simplemente les escribo por ahí, y hay páginas de activistas, que uso para enviar preguntas. Debo decir que hay alguien que me ha ayudado mucho con este proyecto, Emily Horrowitz, una criminóloga muy involucrada en el activismo carcelario. Ella envía correos masivos, y las cartas comienzan a llegar.

¿Hay algunos fondos que se usen una y otra vez?

Primero que nada hay algunos símbolos de regionalismo: puentes en Nueva Inglaterra, algunos de vaqueros en el suroeste, muchos de montañas en el noroeste. El siguiente paso en este proyecto es empezar un centro académico multidisciplinario para estudiar lo que sucede a nivel regional, pero es demasiado para una sola persona. Un tema común es un paisaje ambiguo, simplemente patrones abstractos y hay una razón para eso. Este no es realmente un sistema libre; los directores de las prisiones monitorean todo en busca de señales para pandillas. Creen que si se trata de un fondo abstracto, es más fácil encontrar éstas señales. También tengo un par de imágenes de fondo.

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¿Te refieres a tenerlos físicamente?
El director de una prisión me los envió, y son enormes. Tengo miles de fotos pero sólo tres fondos, pero uno de los objetivos del centro es recolectar más y más, y para eso, en lugar de trabajar con los prisioneros, tendríamos que trabajar con los directores. Pero la verdad es que no tienen problema con esto. Este ya es un servicio que ofrecen a los prisioneros, no es un lado oscuro del sistema carcelario, yo lo veo como el lado bueno.

¿Qué clase de materiales usan para crear los fondos?
Hablando específicamente de los que yo tengo, son en lienzo. También los hacen sobre ladrillos. De hecho, uno de los directores se quejó conmigo, diciendo que habían encontrado a un gran artista y el habían dado toda esta pintura, pero resultó que se la estaba robando y la estaba intentando vender. Son problemas constantes en el sistema. No es una vida de clase media. Es una prisión y es algo que tienes que aceptar. Lo que encontré es que hay ciertas pinturas en las que hay una incongruencia entre los temas realmente delicados y el hecho de que están pintados sobre tabiques. Así que eso es un poco deprimente. La imagen de fondo no te transporta a nigún lado; está claro que no vas a nigún lado.

The Age of Innocence de David Adler estará en la Galería Clocktower (108 Leonard Street, piso 13, Manhattan, Nueva York) hasta finales de agosto. También hay otras cosas geniales en el lugar. Más información aquí.