The Strokes: 'Future Present Past', antes muertos que perder relevancia

The Strokes han crecido. Ya no quieren ser los adolescentes que escribían canciones con dedicatorias ocultas a Courtney Love. Ahora hablan de la guerra y el calentamiento global; de la crisis de la mediana edad, con todo y arreglo de cuerdas al fondo.

Future Present Past EP, producido mediante Cult Records (disquera de Julian Casablancas), deja en claro desde el nombre que los neoyorquinos buscan hacer un recorrido, probablemente de su música en contraste con la historia de… ¿El mundo? ¿La humanidad? ¿The Strokes como la banda de culto que no ha hecho nada desde el Comedown Machine (2013) y que, aunque es bueno, también es prácticamente irrelevante? Dale click abajo para escuchar el streaming.

El arreglo de cuerdas y los ritmos funk dan alegre bienvenida a este track que habla sobre el sistema y la globalización. Nos hace pensar que se trata de una conversación de listillos en medio de la fiesta sin realmente llegar a una conclusión concreta. Mucho “consumismo”, mucha “guerra”, a los cuales le sumamos los cambios en la entonación y el acento (de Julian Casablancas). Es entendible que se trate de una conversación… aunque de pronto ni el discurso ni la música se vuelven una declaración de nada, mientras son interrumpidos por solos de guitarra que en lugar de funcionar como elemento de cohesión, simplemente sacan de onda. Suena a un experimento melódico en el que quieren volver a los Strokes de "Heart in a Cage" pero del futuro, una forma de decir: “Mira, ahora hacemos lo mismo pero más difícil”. El resultado es una canción que no se termina de entender, ni en estructura ni en discurso. A ratos parece que se trata de una burla o comentario sarcástico sobre la llamada gente de opinión: “Eso es lo que obtienes cuando entras al sistema”, dice Julian. Tal vez es un acercamiento a lo jodido de la consciencia colectiva, sin un orden real. De las cuatro canciones del EP, "Drag Queen" es la obra maestra que se quedó en la fase del veremos.

Los Strokes ya crecieron y te hablan sobre crisis de la mediana edad o, más bien, de la “post-adolescencia”. Melódicamente, hay momentos que recuerda a la colaboración de JC con Daft Punk y la búsqueda de recrear un poco el sonido de nostalgia que invadía "Instant Crush". Lección del día: nunca de los nuncas intentes hacer lo mismo que ya hizo Daft Punk.

Acá escuchamos un poco más de los gritos desagarradores que salían de la garganta poco trabajada de Julian Casablancas, pero que siempre lograban transmitir ese sentimiento de desesperación y nostalgia con el que todos empatizamos. No sucedió y lo único claro es que los tiempos de "Juicebox" y "The Modern Age" quedaron atrás, lo que no es necesariamente malo. Llega el momento en el que culmina la canción, y al mismo tiempo la consagra y la condena: el solo de voz que aterriza al final es, tal vez, lo más complicado en términos de vocalización que jamás ha logrado. Una verdadera maravilla tan mala que se vuelve buena, excelente, épica, lo menos olvidable de todo el EP. La voz chillante, en conjunto con el solo de guitarra chillante durante toda la canción, te obligan a recordar que: si algo le sale bien a los Strokes, son los solos de guitarra chillantes.

Acá nos hablan del clásico discurso: “No me importa lo que pienses de mí, haré las cosas a mi manera, ¡toma eso sociedad!” mientras se recuestan sobre sus millones de dólares en alguna mansión en algún lugar del globo terráqueo. En cuanto a sonido, es lo más parecido a lo que fueron previamente (cuando eran una banda de culto), también es la más olvidable de las tres. Ésta es la parada obvia en el pasado de su recorrido. De pronto se vuelve algo plano y sin tener una propuesta definida (comparada con los tracks anteriores). Ni tan malo ni tan bueno como para ser recordado, mucho menos trascendental.

Por si no teníamos suficiente con un "Oblivius" en el EP, llega la versión corregida y aumentada cortesía de Fabrizio Moretti, baterista de la banda. Acá escuchamos la misma versión, pero en un plano un poco más..¿experimental? Es básicamente lo mismo, pero con movimientos en la mezcladora que acercan un poco más el sonido a la electrónica. .

Llega a gustar lo suficiente para seguirlos escuchando una vez que ya le diste oportunidad más de tres veces, pero no por ell deja de sonar a un intento por no desaparecer de los festivales a los que todavía son invitados con el mínimo esfuerzo posible. El peso del nombre: The Strokes inevitablemente crea expectativas que, como a todas las bandas, los obliga a ser perseguidos por el fantasma de su pasado. Pero existen dos posibilidades: o te reinventas y logras hacer cosas cada vez más memorables, o de plano te disuelves entre el mar de propuestas que nacen todos los días.

No los Strokes, ellos quieren seguir en la lupa de la gente. A cambio, hacen lo que sea necesario, aunque eso signifique ofrecernos un catálogo de “voces” que Julian Casablancas puede manejar como en ‘Drag Queen’, la múltiple gama de colores ya conocidos en las guitarras de Threat of Joy o el máximo falsete reverb impact trueno con el que JC se deja ir en "Oblivious", dos veces.