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Música

El nuevo video de Lily Allen es una enfermedad mortal

Ver esto es equivalente a darse cuenta que se te rompió el condón grabando tu propia porno casera.

Lily Allen es incómoda. Más incómodo que ver un tatuaje de Britney pelona e incluso más irritante que Lady Gaga desnuda, vomitada y con pelucas blancas. Hay un cierto veneno que Lily irradia de sus pupilas que hacen que sea imposible mirarla por más de 3 minutos.

Tampoco he conocido a nadie que haya comprado su disco y mucho menos alguien que escuche sus tracks de manera ininterrumpida. No pasa. El vómito verbal de Lily funciona cuando alguien está ardido y quiere comerse una caja entera de chocolates. Con la única excepción de la canción para Bush. A él tocó sangrar mientras Allen le cantaba que se fuera a la mierda.

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Hace unos días la inglesa sacó Sheezus, un disco igual que los anteriores pero con una versión un poco más ridícula en la que lanza bombas nucleares contra las “divas”. La campaña publicitaria del nuevo material fue jugando una estrategia parecida al buscaminas en dónde movía cables rojos y azules para aparentar que desactivaría el explosivo.

Durante su carrera (la cual ha sido larga a comparación de algunas de sus condescendientes que han muerto en la difícil carrera del espectáculo) Lily se introdujo en el medio como caballo de Troya. Al organismo de la música pop industrializada entró bajo el disfraz de la morra despechada que pone laxantes en la bebida de su ex-vato para después tirarse a llorar en la cama con un pomposo vestido rosa. Nada nuevo o alarmante dentro del medio.

Prosiguió tirando venenoso virus al sexo y a la política. Luego, al igual que un virus, la infección se propagó derrumbando defensas y así, con este nuevo material que le rinde culto a un Dios negro autoproclamado, Allen destrozó de manera inmunda a los nuevos (y no tan nuevos) pilares de la cultura pop. Aquí el desarrollo de su nueva fiebre.

Fase 1: Infección aguda

El virus empezó a esparcirse hace 5 meses por Youtube con “Its Hard Out There”. En el video Lily sale rodeada de las bailarinas de Daddy Yankee que twerkean fuerte mientras ella canta: “no necesito sacudir el trasero para ti porque tengo un cerebro”. Y no hubo problema, todos pensaron que era una más de sus canciones con melodías pegajosas, voz plana y ritmo lava cerebros en donde Lily ahora atacaba a manera de disculpa su frustrado sobrepeso.

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Fase 2: Conversión

¿Recuerdan esa fiesta en la que Lily Allen se puso hasta el huevo a principios del 2008? Ella seguro no, porque durante ese periodo la mayoría del tiempo Lily se la vivió pedisíma. Pero dentro de todas esas noches, tardes y mañanas de excesos, hubo un evento en particular que la colocó a lado de París Hilton en los tabloides: la bulteada que se puso en el Glamour Women Of The Year Awards.

Vean:

Y entonces después de 6 años Lily saca este video previo a su disco en el que aparece caracterizando a tres mujeres iguales a ella en sus tiempos de reven para recalcarnos que puede seguir siendo extremadamente odiosa. Y así, con el recuerdo vago de la morra de pelo rosa y vomito en el pecho, distrajo la atención del organismo popero logrando que éste creara anticuerpos contra la infección equivocada.

Fase 3: Deterioro del sistema inmunológico -(slash)- la peor escupida caliente en la cara.

Finalmente salió la canción “Sheezus” para dar el último empujón a la pus ponzoñosa. En el video Allen se convierte de rapera a diosa y de ahí en demonio que reclama su corona. Lily usó la letra de la canción para escupirle en la cara a Gaga, Beyoncé, Rihanna, Lorde y Katy Perry. ¡Ah!, y también a Kanye, pero eso ya no sorprende porque a ese wey valió madres desde que se casó con una Kardashian. Y entonces Lily provocó algo que nunca había logrado: sorprender.

La cantante inglesa a pesar de haber hecho lo de siempre: tomar eso que quiere derrotar y lo hacerlo muy suyo para que después apeste. Logró que el espectador (independientemente si era o no su fan) mantuviera los ojos atentos a la pantalla mientras probablemente se paralizaban como si lo que estuviera viendo fuera los resultados positivos de una enfermedad mortal. O como si se precenciara el momento en donde se ve que el condón se rompe dentro de su propia porno casera. O, para dejarlo a su imaginación, cualquier otro momento en el que todo está valiendo madres.

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