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Música

Presentamos el disco debut de Sonoras Mil

Un personaje perdido de la escena local hace su regreso con un disco debut que está de puta madre. Lo presentamos completico por aquí y le aseguramos que se le va a quedar pegado.

Hace unos siete años, en Bogotá había una banda llamada Moodpecker, luego La Fenachi(i), que hacía una especie de funk espacial colombiano y tenía madera pa rato. Bastante. Sus miembros tenían actitud, look y un tremendo power escénico, sobre todo su guitarrista, un flaco que la tronaba duro y llevaba un afro caído, medio rasta, por el que varias amiguitas la chorreaban. A la banda la vi en vivo un par de veces y aguantaba, escuché su tema "Kitschy Style" en la radio y justo cuando supe que iba a lanzar su disco debut, se desvaneció del panorama… como suele pasar. De sus integrantes no volví a saber nada hasta que hace unos días me llegó un mensaje por Facebook de alguien que me invitaba a escuchar un disco que había producido en Minca con Christian Catagno, un gringo prodigioso que hace unos años, en Nueva York, tenía una bonita banda llamada Plastic Caramelo junto a su esposa colombiana, cuyo nombre comenzó a sonar por aquí porque hizo el primer disco de Naty Botero y del que, luego, supe que se vino a vivir a la Sierra Nevada, donde montó estudio y hace poco colaboró en la post producción de La Revancha del Burro, el último disco de Systema Solar. Su solo nombre en los créditos me despertó curiosidad. De Felipe Gómez, quien me había escrito el mensaje, supe que había estado en aquella desaparecida banda y que luego había estado rodando por Estados Unidos, donde estuvo involucrado en distintos proyectos musicales que desembocaron, finalmente, en su actual encarnación, Sonoras Mil, y el disco homónimo que estamos a punto de presentarles.

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A nivel musical, es un álbum que presenta una voz prodigiosa y febril, por momentos cachonda y hasta alucinada, una tremenda riqueza instrumental y sobre todo, una colección de canciones poderosas para cantar, viajar y dedicar. Trae un híbrido de funk tipo Amigos Invisibles, una onda panamericana a la Manu Chao, rock noventero, salsa (hasta incluye un cover de "La murga de Panamá"), reggae, psicodelia cumbiera y hasta algo de experimentación, todo compactado en una producción pop, lo cual no deja de ser necesario en una escena alternativa que, a veces ingenua, se niega a establecer caminos de diálogo con el universo comercial.

Charlé con Felipe sobre su primogénito sonoro y a continuación les comparto sus palabras. Antes, denle play aquí y ya:

Cuéntame un poco de ti y de tu relación con la música.

Colombiano de 37 primaveras, de familia pereirana y criado entre Pereira y Bogotá. Empecé a tocar guitarra tradicional colombiana a los 13. A los 15 o 16, con mi hermano Mauricio formamos una banda de onda nirvanera haciendo los primeros toques en la escena ultra underground de Pereira a mediados de los 90. Se llamaba Owls.

Tuviste un par de bandas en Bogotá hace ya un tiempito. Moodpecker y La Fenachi. ¿Cuál fue la historia de estas bandas?

Sí, solo tuve una única banda por ocho años en Bogotá. Empezamos como Moodpeker y después le cambiamos el nombre a La Fenachi(i). Comenzamos tocando una onda bien funkera y después con el tiempo fuimos evolucionando el estilo a algo mucho más ecléctico, por esto mismo sentimos que el nombre de la banda debía cambiar. Como Moodpeker grabamos un disco con el Ingeniero Ivan Panqueva en 2004. El sencillo "Kitschy Style" sonó por ahí y nos puso en el mapa musical bogotano. Como Fenachi grabamos otro disco con el ingeniero-productor Diego Gómez de Llorona Records, masterizado por Felipe López. Ya en el momento de la grabación del disco las relaciones personales de los integrantes de la banda eran muy malas, tocamos un último ciclo de conciertos y después de esto yo decidí irme del país con mi novia.

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No volví a saber de ti en mucho tiempo. ¿Qué te hiciste?

En 2008 arranqué para San Francisco. Fue un año increíble. Tuve una banda, tocamos y grabamos un disco, aunque no lo mezclamos ni nada porque yo ya había decidido irme a vivir a Boston, ya que mi novia había sido aceptada a un doctorado allá. En Boston empecé a hacer música por mi cuenta. Me compre un bajo y un controlador MIDI. Con el Protools comencé a grabar el material de lo que es este disco que acabo de sacar. Allá también tuve proyectos musicales con estudiantes de música y del círculo de músicos locales, pude grabar y experimentar con diferentes tipos de instrumentos como el Koto, percusión árabe e india, clarinete, saxo, etcétera. Todos estos instrumentos se pueden apreciar a lo largo y ancho de mi disco. En 2012 me trasladé a Nueva York y me conecté inmediatamente con un par de músicos venezolanos y formamos la banda Zángano. El estilo de la banda era como un latin rock pop, con un sonido bien ecléctico y rumbero a la vez. También trabajé como músico para la reconocida coreógrafa japonesa Yoshiko Chuma en sus performances experimentales de danza, música y actuación. En 2014 volví a Colombia y me establecí por unos meses en Santa Marta. Ahora estoy de vuelta en Bogotá.

¿Qué es Sonoras Mil?

El nombre de Sonoras Mil era originalmente el título de una canción que había compuesto con mi chica. Ya después, cuando estaba buscando un nombre para mi proyecto, se nos vino a la mente de nuevo y pense que sería un buen nombre para describir el concepto sonoro del disco. Sonoras Mil es la conjugación de diferentes músicas y estilos. Yo lo definiría como un sonido transversal que viaja a través de diferentes fronteras musicales y sonoras. El disco es la compilación de música y experiencias de los últimos 4 años de mi vida.

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¿Cuál es la historia del disco?

Yo volví a Colombia el año pasado un poco desubicado pero siempre con la misma idea de hacer música. Ya para ese tiempo yo tenía grabado un material bien extenso y mi chica Juana me propuso que buscáramos un productor y sacáramos un disco completo con un sonido más profesional. No sabíamos muy bien a quién contactar pero en una conversación que ella tuvo con Simón Mejía de Bomba Estéreo, él le sugirió que, ya que estábamos viviendo en Santa Marta, buscáramos a Chris Castagno que estaba viviendo en Minca y nos dio su número.

¿Cómo fue trabajar con Christian?

Conocer a Chris fue increíble. Creo que hubo "feeling" desde el primer momento en que nos vimos. Él es una persona muy recorrida en el campo de la producción musical y ha trabajado con artistas que van desde el jazz hasta lo más pop. A él le gusto la propuesta musical que yo llevaba y por un periodo de unos dos meses nos dedicamos a oír música y a recomendarnos mutuamente música, películas, documentales, libros… Yo sentía que había dado con la persona ideal para desarrollar mi proyecto y así lo fue. A finales de julio de 2014 empezamos la producción del disco y esta duró unas tres semanas trabajando a diario. Yo tenía más o menos unas 30 canciones grabadas y escogimos doce. Dejamos lo que servía, añadimos cosas nuevas, pulimos el concepto y Chris me ayudó a darle una forma mucho más sólida y cohesionada.

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¿Cuál era la idea del concepto sonoro?

Yo siempre he sido un amante apasionado de la música, que para mí es solo una. Nunca he sido muy amigo de tocar un solo estilo musical, por eso siempre he intentado mezclar muchas músicas pero no tanto de una manera racional sino mucho más intuitiva. Las pocas personas que me conocen bien saben que yo escucho todo. Por esto se puede oír un poco de todo en el disco: funk, salsa, reggae, dub, rock, electrónica, tribal, tropical, todo esto enfocado de una forma más pop. Cuando empezamos la producción y grabación con Chris, él me dijo que le parecía que la música tenía un elemento muy pop que teníamos que explotar, y yo pensaba lo mismo. Es por esto que este elemento popero está bien presente, lo cual no me disgusta para nada.

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Sonoras Mil
Track por track, por Felipe Gómez

Sereno Desespero
Antes se llamaba "Juana" y se le dediqué a mi chica, pero la rehicimos prácticamente toda. Lo único que quedo de la antigua versión fueron el intro y las voces de los coros. La elegí como la primera canción del disco porque me parece que ofrece toda la diversidad de sonidos que tiene.

Palabrerías (es el amor)
Es como la canción más pop del disco, aunque para mí no es un pop tradicional sino un pop alternativo. Acá se empieza a destacar la voz femenina que grabó Juana, que fue un elemento fundamental en toda la producción del disco.

Zángano + Entrepiernao
Es quizás la canción más experimental del disco y a su vez una de las mas grooveras. Es la oda al Zángano entrepiernao: ¡dame la fuerza y déjame en paz!

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Dubbersoul –déjame decirte
Originalmente fue la primera canción que hice yo solo con el Protools. Antes tenía un sonido mucho más experimental y era como un jam dubsero (por eso el nombre), más que una canción. Chris me ayudó a convertirla en canción, que era lo que buscaba.

Cállame la boca (El mundo de los secretos)
Es una balada rumbera. El intro y el outro son unas melodías de voz suaves y harmónicas, muy inspirada en Beatles, y la parte de la mitad es un groove bien funky con un solo de guitarra con slide bien ruidoso. La grabé durante mis ratos de ocio en Santa Marta, poco antes de conocer a Chris.

Brujas
Me parece que es la canción más discotequera del álbum.

La Murga
Es un cover que había grabado yo hace unos años, pero con Chris le dimos una forma más de canción. Era uno de los hits con mi banda de Nueva York y pues me pareció acertado incluirla en el disco. A Chris le fascinó la idea del cover. La versión de Hector Lavoe y Willie Colón es una de mis preferidas y pues es como un homenaje.

Free Spirits Always Lie *Malayasea*
Es también una de las más experimentales e impredecibles del disco, aunque la voz dulce de Juana e instrumentos como las tablas, cencerros, el koto y los vientos la hacen una canción bien original y también bailable. El "malayasea" es la manera de mi papá de decir "maldita sea". Le estoy rindiendo un pequeño homenaje al hombre acá.

Falsas Promesas (The joy of crying together)
Creo que es de las canciones del disco con el coro más pop de todos. Suena un poco a música de plancha y todo, pero al mismo tiempo es una canción bien experimental y con una estructura poco ortodoxa. El nombre en espanol lo saqué después de una pelea con Juana y el nombre en ingles me lo robé de un capítulo de la novela Nieve de Orhan Pamuk.

La Narizone del Diavolo
Es de mis canciones preferidas del disco. Me gusta mucho el groove que tiene y la base rítmica lo pone a uno a mover el esqueleto. Le puse así porque cuando viajábamos de niños entre Bogotá y Pereira mi papá siempre nos despertaba para que viéramos la "narizone del diabolo", como él la llamaba.

About laughing and disgrace
Es el cierre del disco. Tiene unas atmósferas bien bacanas que hicimos con un digeridoo, los teclados y guitarras con delay. Tiene como un espíritu esperanzador y es una buena despedida. El nombre se lo puse por una época en la que me fracturé la muñeca izquierda tres veces en un año.

*** Sonoras Mil prepara su acto en vivo para presentarse, pronto, en un escenario frente a usted. Mientras, sígalo por aquí.