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Música

I Desesperadamente buscando a Susana¨*

Una abducción libre sobre los grados de separación entre Brian Eno, Snatch, Byrne, DNA, The Lounge Lizards, Nueva York...y muchos nombres poderosos.

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Para Pedro Fernando Bartolomé Delmar

1978 no es únicamente uno de los años más emocionantes en lo que a aconteceres musicales durante el siglo XX se refiere -no voy a profundizar aquí sobre eso, pero para que se den una idea si es que no la tienen, es el año en que por decisión de Richard Branson, Johnny Lydon es enviado a Jamaica como scout para Virgin Records, además en 1978 se lanzaron, entre cientos de otros discos, EPs y sencillos de coyuntura, los primeros sencillos del DNA de Arto Lindsay, de Tuxedomoon, Cabaret Voltaire, Television Personalities, Kleenex, Teenage Jesus And The Jerks y de The Cure; en LP debutaron Public Image Limited, Art Bears, Magazine, Siouxsie and The Banshees, Japan, Pere Ubu, X-Ray Spex, sin dejar de mencionar los lanzamientos de DOA de Throbbing Gristle, Wives de Red Crayola, More Songs About Buildings And Food de Talking Heads y del EP Bullet de Misfits (el primero en el que usaron guitarra, de hecho)- resulta que es también el año en que nací, y secretamente, llevo desde hace más de veinte años una bitácora en la que registro discos, sencillos, EPs y tracks grabados durante 1978. La verdad es que antes de la llegada del internet, era una labor un poco más enredada, pero a la fecha, sigue resultando entretenida. De hecho, uno de los mejores regalos de cumpleaños que me han hecho fue una recopilación doble en 2010, con pura música del 78.

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Before and after Science, el último “disco de rock” de Brian Eno en solitario antes de su Music For Airports -si decidimos ignorar olímpicamente el (No Pussyfooting) lanzado en 1973 por Eno y Robert Fripp, guitarrista y fundador de King Crimson, en el que se incluyen “The Heavenly Music Corporation” y “Swastika Girls”, ambos tracks “ambientales” de épica duración, entonces M.F.A. es el primer disco enteramente de ambient de Eno- no es de 1978, sino de 1977. Sin embargo el sencillo “Kings Lead Hat”, tomado de dicho álbum, fue prensado como disco y lanzado justamente, en 1978, cuando descubrí ese hecho, obviamente lo agregué a mi registro:

Si se fijan bien, “Kings Lead Hat” es un anagrama de “Talking Heads”, así, esta canción resulta ser un guiño coquetón de Eno hacia los de David Byrne, quienes en 1977 ya habían conquistado los oídos y el corazón del inglés, lo cual habría de resultar en More Songs About Buildings And Food (1978), Fear of Music (1979) y Remain in Light (1980) - todos álbumes de Talking Heads producidos por Brian Eno- pero también en My life in The Bush of Ghosts (1981), un disco que bien podría entrar en eso que décadas después en tiempos de Beta Band o The Avalanches la prensa musical dio en llamar como sampleadélica. Todos deberían escucharlo por lo menos una vez en su vida esta obra llena de inteligencia creada por Eno y Byrne, es una locura deliciosa tan experimental y visionaria como cálida al oído.

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Aunque entre el lanzamiento del primer LP de Talking Heads y Before and After Science hay sólo unos meses de diferencia, no es de extrañarse que desde 1977 Eno conociera tan bien a la banda. Tomemos en cuenta que en 1978, Brian recopiló y lanzó No New York, el disco que puso en la boca del mundo lo que estaba pasando en Nueva York al interior de la escena No Wave, con tracks de Contortions, Teenage Jesus And The Jerks, Mars y por supuesto DNA, de cuyo repertorio Blonde Redhead robó su nombré, por cierto. Sin duda Eno invirtió una buena cantidad de horas buceando en la entonces peligrosísima y -como diría Lydia Lunch- apestosísima ciudad de NY, y por ende, haciendo amigos.

Como no queriendo la cosa, me dio mucha curiosidad escuchar qué había en el lado b de “Kings Lead Hat”, el resultado me dejó atónito. Se trata, hasta la fecha, de uno de mis tracks favoritos de Eno por su humor y manufactura, una cosa medio krautrock llamada “R.A.F”:

En el track Eno comparte los créditos con las chicas de la banda Snatch, de quienes nunca en mi vida había escuchado hablar. Cuando compartí por Facebook “R.A.F.” con mi querido amigo, el músico y artista regiomontano Ángel Sánchez Borges (Antiguo Autómata Mexicano, Seekers Who Are Lovers), a quien le encanta el tema de chicas extremadamente sexys leyendo teoría crítica, filosofía contemporánea francesa y escuchando rock en oposición, krautrock o The Velvet Underground. A Ángel no sólo le gustó, me hizo un comentario muy curioso, uno muy acorde a su amplio bagaje musical, pero sobre todo, a su imaginación: “Hey, esas podrían ser las Two Cool Rock Girls listening to Neu!”. Por fuerza había que investigar quién demonios eran esas tal Snatch.

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Judy Nylon y Patti Palladin engrosan la lista de personajes de la música que hicieron un par de cosas tremendamente impactantes y luego se esfumaron sin más.

La historia discográfica de su banda Snatch se limita a tres oscuros sencillos: “I.R.T.” (1977), “All I Want” ‎(1978) y “Shopping For Clothes” ‎(1980). Afortunadamente Pandemonium los recopiló junto con material inédito en la retrospectiva Snatch (1983). Por supuesto, Snatch tenía que haberse gestado al interior de la escena de art rock neoyorquina de finales de los setenta. ¿Dónde si no?

Cada una de las señoritas tenía una buena dosis de peligro, buena actitud y talento, tanto que Palladin grabó en el 85 con Johnny Thunders (New York Dolls):

La primera colaboración de este par se llamó Crawfish y es parte del playlist del disco de Thunders Que Sera. Sera (1985)

Supongo que quedaron muy contentos, pues tres años después repitieron. Y no se quedaron únicamente con el sencillo, se fueron a lo grande, grabando el álbum Copy Cats, en el que reclutaron a unos veinte músicos para recrear el sonido de una serie de oldies de los cincuenta y sesenta. De ahí salen cosas como ésta, en plan latino-padrotón desgarbado:

Para mí, el huésped menos esperado en Copy Cats es el rumano Alexander Balanescu. Sí, el mismo de The Balanescu Quartet. Sin embargo, él y su violín estuvieron ahí.

Sin embargo, Balanescu y Palladin ya habían trabajado juntos antes en el legendario ensamble inglés The Lounge Lizards , comandado por David Cunningham. Ambos trabajaron en el disco Fourth Wall (1981), al lado de otros notables caballeros ingleses como Robert Fripp y Michael Nyman.

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Después de la aventura con el difunto Thunders, Palladin lanzó en 1994 su primer trabajo firmado en solitario, un EP de rock -rock, aunque lo quieran hacer pasar por art rock- flojón titulado Rituals. Curiosamente, diez años después reaparece en ¡Creation Records! (a) “El sello de Alan McGee”, covereando “Memo to Turner” de los Rolling Stones. Ahí acaba por el momento su historia.

¿Pero qué pasó con la del sobrenombre glam-punk? Nylon se fue a Londres y encontró hogar creativo nada menos que en el sello de Adrian Sherwood: On U Sound.

Claro, sin Sherwood el dub no sería lo que es hoy en día. Eso es bien sabido, como también es sabido que su remix a “Yu Gung” de Einsturzende Neubauten contribuyó a llevar un poco más lejos el nombre de los alemanes:

Pero regresemos con Judy. Nylon se hizo de una banda, Sherwood los produjo y grabaron con el LP Pal Judy (1982), una mezcla de new wave neoyorquino y disco con salpicaduras jamaiquinas que algunos llaman “seductor” pero que para mi gusto quedó más bien tibio. “Carlotta” se salva y hasta podría ser relanzada de repente por Italians do it Better:

Sin embargo hay algo que resulta aún más interesante de Nylon, algo que se supone cambió la historia de la música postmoderna. Si seguimos las palabras de Eno, toda la idea del Ambient Music le vino estando en el hospital, convaleciendo de un accidente. Eno recibió una cinta con música de arpa grabada, sin embargo el sistema sonoro que tenía en el hospital estaba averiado y sólo un canal servía, por lo que al no músico no le quedó de otra más que escuchar su regalo a bajo volumen, como música de fondo. Esta manera “inadecuada” de escuchar música fue lo que le produjo a Eno toda su epifanía. Pues bien, sin Judy esa cinta nunca hubiera existido.

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Debo confesar que cuando Ángel Sánchez mencionó que las Snatch podrían ser las “Two Cool Rock Chicks Listening to Neu!” no supe exactamente si se refería a que históricamente ellas eran las aludidas por la canción, o si lo que quiso decir era que ellas eran las que hablaban con Kim Gordon en el track, o si simplemente ellas podían ser en la imaginación de Ángel ese par de kraut-rockeras:

Así que tuve que regresar al disco de Ciccone Youth para ver los créditos y confirmar o descartar la segunda opción. No, las Snatch no aparecen en los créditos, pero sí una tal Suzanne Sasic, quien en su CV presume de haber sido la estilista en el Goo de Sonic Youth, diseñadora de iluminación para algún Unplugged de REM, y la responsable de las vocales para el lunático track “Chocolate Frenzy” de la banda Bewitched. Posteriormente, cuando le pregunté a Ángel sobre si lo dicho acerca de las chicas había sido dicho siguiendo a su imaginación o si sabía algo que las conectara realmente con el track, me aclaró que se trataba de algo imaginado. Por cierto, ese track de Bewitched lo produjo Clint Ruin aka Foetus, a quien tendremos que conectar con la historia en la siguiente entrega de El Accidente Continuo.

*Advertencia en letras arbitrariamente chiquitas: En esta primera entrega tenía la intención de explicar brevemente de qué se tratará El Accidente Continuo, pero me di cuenta de que quizás eso hubiera sido como ponerme una soga al cuello, sobre todo si hubiera comentado que la idea central es “llegar del punto a al punto f haciendo x cantidad de relaciones directas equivalentes cada una de ellas a trazar una línea recta que cruce los puntos intermedios”. Pensé también subtitularla como “El sutil arte de buscarle cinco garras al gato”, pero al final tampoco lo hice. ¿Por qué? pues simple: sería comprometerme de más y de paso, volver un poco acartonado el ejercicio. Prefiero dar cabida también a búsquedas más salvajes y descabelladas que sutiles, dejando abierta la posibilidad de que para llegar de a a f puede haber más de un camino, y que estas alternativas pueden ser sinuosas e incluso enteramente subjetivas y dependientes de mis propias vivencias -mías, de nadie más. Total, cuando uno viaja en carretera, no siempre es el camino directo es el que ofrece las mejores panorámicas, o las mejores experiencias ¿no? Así, si por lo menos levantas un poco la ceja al leer sobre alguna de las relaciones establecidas en esta columna, El Accidente habrá cumplido su cometido.